La Corte Suprema, la oposición y la prensa. Aunque los ojos estaban puestos en su reencuentro con su vicepresidenta Cristina Kirchner, el presidente de Argentina, Alberto Fernández, utilizó su último discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso para dejar en claro a quienes ha elegido como sus antagonistas -al menos públicamente- para el tiempo que le queda en el poder.
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Con un tono agresivo y confrontacional que no había sido el habitual, Fernández lanzó durísimas acusaciones contra la Justicia, que, aseguró, “hace tiempo que no cuenta con la confianza pública” y no es independiente.
Sobre la prensa, afirmó que su Gobierno ha soportado “una sistemática acción de desinformación” y que muchos de los medios que lo critican expresan “intereses económicos y políticos opositores al Gobierno”.
El presidente llegó a denunciar que se conformó una estructura que “opera de manera coordinada en la que se involucran miembros del Poder Judicial, medios de comunicación y políticos de la oposición”.
Ninguna palabra fue elegida al azar. Este discurso no solo es el último de la gestión en curso de Fernández, sino que tiene gran significado al ocurrir a pocos meses de las elecciones presidenciales de octubre. Por ello, el mandatario dedicó las primeras tres cuartas partes de su alocución de dos horas a hablar de los logros de su gestión.
"Fernández inauguró el año electoral señalando quiénes van a ser los enemigos durante los próximos meses, quiénes son ‘los otros’. Los otros son la Justicia y también son los grandes medios"
El analista político argentino Santiago Rodríguez Rey considera que Fernández estableció dos rostros durante su discurso. En un principio quiso enfatizar que él es un presidente moderado y luego develó el verdadero fin de su discurso que era remover esa moderación.
“Fernández inauguró el año electoral señalando quiénes van a ser los enemigos durante los próximos meses, quiénes son ‘los otros’. Los otros son la Justicia, puntualmente la Corte Suprema, que ahora está enfrentando un juicio político en el Congreso. Los otros también son los grandes medios, que varias veces afirmó que están en manos de opositores y que, según él, ocultan los logros de este gobierno. Los otros también son los miembros de la oposición, pero a la oposición la pone como subyugada ante los poderes fácticos”, dice el experto.
Si bien en distintas manifestaciones a lo largo de los últimos años, particularmente del kirchnerismo más duro, se había venido mencionando a los medios de comunicación como adversarios, era un lenguaje que el presidente venía evitando, pero ahora ha retomado esa agenda.
En el Congreso, varios diputados opositores se marcharon. En el momento de mayor fricción no faltaron las acusaciones cruzadas, entre gritos de algunos parlamentarios y aplausos del oficialismo.
Sin acercamiento con Cristina
El discurso se realiza cada año el 1 de marzo, pero esta vez la expectativa estaba al máximo pues la cita en el Congreso implicaba el reencuentro público entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner, tras 9 meses sin aparecer juntos.
El contexto dentro del oficialismo no es nada sencillo. El presidente y su segunda han protagonizado fuertes tensiones internas a lo largo de este gobierno, en el que el liderazgo del mandatario ha solido verse resquebrajado bajo la sombra de Kirchner.
El seno del peronismo, además, está dividido entre quienes apoyan a Fernández y los que se sienten más cercanos al kirchnerismo que lidera la vicepresidenta. Eso se ha traducido en una lucha interna y fisuras dentro del gobierno.
Si bien Fernández criticó que Kirchner fuera condenada en diciembre pasado a seis años de prisión e inhabilitación política por corrupción y calificó el proceso de “absurdo jurídico”, la relación entre el presidente y la vicepresidenta en el Congreso se sintió más bien distante.
“No parece que la relación entre el presidente y la vicepresidenta haya evolucionado de forma muy distinta a cómo venía dándose. Aunque sí hay un empoderamiento de la agenda que más le interesa a la vicepresidenta en este discurso”, dice Rodríguez Rey.
Impacto del discurso
El discurso marca, especialmente una nueva escalada del enfrentamiento con la Justicia, en momentos en que el mandatario impulsa un juicio político a los magistrados de la Corte Suprema pro presunto mal desempeño de sus funciones.
La confrontación escaló en diciembre cuando la Corte falló a favor del gobierno de la ciudad de Buenos Aires, gobernada por la oposición, en una disputa por el reparto de los impuestos estatales.
Para Rodríguez Rey es claro que el tono del presidente en el discurso se enmarca en este juicio político. “Su intención ha sido justificar esa acción. El presidente lo que está haciendo es defender esa posición”, señala.
Fernández tampoco dijo si se va a presentar a las presidenciales de este año. Incluso en la última parte de su discurso, la más vehemente, tampoco se pronunció sobre ir más allá de esta gestión, algo que se aleja del discurso que dio en cadena nacional desde la Antártida la semana pasada, cuando habló de nuevos rumbos y continuidades.
“Aunque el presidente no dejó en claro si va a participar de esta elección o no, el tono del mensaje daba la sensación de alguien que hace un balance para un cierre, no un relanzamiento”, dice Rodríguez Rey.
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