Este jueves 18 Washington D.C. se ha convertido en la sede de la reunión entre los líderes de Estados Unidos, México y Canadá. La cumbre marca el reinicio de las conversaciones entre los tres países norteamericanos luego de un parón de 5 años, casi coincidente con el tiempo que duró la gestión del republicano Donald Trump.
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“Es la primera vez que se reúnen bajo esta nueva modalidad, post-NAFTA y post-Trump. Lo importante es entender que el TLC entre los tres países fue actualizado, esta zona es probablemente la zona de libre comercio más grande del mundo y significa mucho para los tres países. Pero creo que significa aún más para México que para Canadá o Estados Unidos”, comenta a El Comercio Eduardo Gamarra, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Internacional de Florida.
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“Es una reunión que no se había realizado básicamente porque Trump no la quería. Y afortunadamente no la quería, porque no habría sido cómoda en su momento para el presidente Peña Nieto ni para el primer ministro Trudeau, ni luego para el presidente López Obrador. Y ahora se reanuda a insistencia de EE.UU.”, agrega el politólogo mexicano Genaro Lozano.
AGENDA COPADA
Algunos temas nuevos, como la distribución de vacunas y la cooperación sanitaria en torno a la pandemia de COVID-19, y otros ya conocidos en la región, como la crisis migratoria de Centroamérica hacia el norte o los acuerdos para combatir al narcotráfico, han colmado la agenda de la reunión.
Estas conversaciones, además, llegan en momentos bastante particulares para los tres líderes. El estadounidense Joe Biden afronta un bajón en las encuestas y el Partido Demócrata teme un fracaso en los comicios de medio término del próximo año, el mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO) acumula críticas por no haber asistido a la Asamblea General de la ONU o a la cumbre climática de Glasgow, y el canadiense Justin Trudeau busca reflotar su popularidad tras ser reelegido en unos reñidos comicios.
Por otro lado, las diferencias no faltan entre los tres países del norte, principalmente por las críticas de la Administración Biden al nuevo plan energético impulsado por AMLO, considerado perjudicial para el medio ambiente por fortalecer la dependencia sobre combustibles fósiles; pero también por el descontento canadiense y mexicano hacia los subsidios entregados por Estados Unidos a quienes compren autos eléctricos producidos en su país, señalado como juego sucio hacia la industria de sus aliados regionales.
“Está la idea de ‘comprar a América primero’ y de que los tratados antiguos no son la forma de continuar hacia adelante. Sin embargo, este (acuerdo regional) prevalece y ha sido diseñado por Trump, el artífice de esta nueva visión aislacionista americana. Vamos a ver los temas de discusión que tendrán que ver con la implementación del acuerdo de libre comercio en esta nueva fase”, agrega Gamarra.
Sin embargo, si un tema ha destacado sobre el resto en la agenda es el de la actual ola migratoria de centroamericanos que intentan llegar a Estados Unidos ante las severas crisis en países como Guatemala, Honduras, Nicaragua o El Salvador. México, al mismo tiempo, es uno de los más afectados por dichas caravanas pues ante el cierre de fronteras estadounidenses se ha convertido en el nuevo receptor de dichos grupos.
“AMLO había prometido que iba a tratar humanamente a los migrantes, cuando ganó la presidencia los recibió con mariachis para trasladarlos a la frontera con EE.UU. Eso causó un problema fuerte con la Administración Trump que obligó a México a convertirse en el tercer país seguro, básicamente se convirtió en el muro que quería Trump. Biden no ha echado abajo esa política, si bien no habla de muros, en los hechos sigue exigiéndole a México que detenga las caravanas. El tema se ha moderado porque siento que hay interés de Biden y de (la vicepresidenta) Kamala Harris de hablar sobre el desarrollo de Centroamérica. Y ahí hay coincidencias con AMLO. Habrá avances en materia de cooperación regional, pero creo que no en cuanto a visas humanitarias. En los hechos, México seguirá teniendo una política dura en materia migratoria, lo que ha causado mucho desencanto entre quienes votaron por AMLO”, explica Lozano.
Sobre el papel que jugaría Canadá en dicha crisis, el analista resalta que es un aliado importante y que “si México logra coordinar ese apoyo sería muy beneficioso” aunque eso muy probablemente implicaría no hablar sobre las múltiples denuncias de abusos laborales que enfrentan las mineras canadienses en territorio mexicano.
“El otro tema es el ambiental, para EE.UU. al menos el objetivo de tratar de tener estas reuniones es mejorar el tema ambiental en la relación con México, algo que ya está negociado en el TLC pero ahora buscará obligar a México a cumplirlo. El tema de seguridad también es extraordinariamente importante. El 90% de la heroína que llega a EE.UU. viene de México, la metanfetamina viene de México, el fentanilo -una de las peores drogas- viene de China vía México. En cuanto al tema migratorio está no solo que están llegando sino cómo y el papel del crimen organizado en esas migraciones”, complementa Gamarra.
EL MAYOR BENEFICIADO
Para el catedrático de la Universidad Internacional de Florida, AMLO y México serían los principales beneficiados por la cumbre tripartidaria, debido a que conseguiría afianzar su relación comercial con Estados Unidos, la misma de la que depende en gran porcentaje.
“AMLO juega este papel de tratar de ser el líder del antiamericanismo, de la integración con países de la izquierda latinoamericana; sin embargo, su economía es una de las más dependientes sobre todo del tratado de libre comercio (con EE.UU. y Canadá). Es el país con mayor integración con Estados Unidos y sin ella estaría en una crisis económica profunda. Esa contradicción hay que entenderla, por qué AMLO es tan atrevido con el antiamericanismo sabiendo, al mismo tiempo, que su economía depende de EE.UU. y Canadá. México es probablemente el país que más gana en esta relación”, comenta Gamarra.
Para Lozano, por otro lado, los tres países encontrarán beneficios, pero quien se llevará los mayores réditos será Biden, especialmente en materia de imagen pública.
“Diría que es muy importante para EE.UU. porque Biden está intentando enviar el mensaje al mundo de que con él están de regreso en el escenario global. Por eso, desde que llegó a la presidencia ha sostenido una serie de encuentros globales, y este es uno de ellos. Es un momento, además, de debilidad interna para Biden porque los demócratas están mal en las encuestas. El mismo presidente tiene un 49% de desaprobación y 46% de aprobación. Biden necesita narrativas positivas, una de ellas es que Estados Unidos está de regreso y que no se va a pelear con México, además de que tiene una buena relación con Canadá”, explica.
“Es un gana-gana para los tres. Los tres quieren mandar el mensaje de que no está Trump y que todo se normalizó. Pero creo que quien más gana es Biden. En los hechos, México puede sacar mucho del encuentro si consigue más dinero para Centroamérica, que es lo que viene impulsando con AMLO. Si Canadá consigue que se reduzcan los subsidios de compra americana sería una gran victoria también. Lo que podrían perder es que México endurezca aún más su política migratoria, que los demócratas endurezcan también la postura migratoria por las críticas de los republicanos”, agrega Lozano.
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