Irán ahorcó en público el sábado a dos hombres por un ataque el año pasado contra un santuario en la ciudad meridional de Shiraz que causó 13 muertos, indicó Mizan Online, el sitio web del poder judicial.
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Los dos hombres fueron ahorcados al amanecer en una calle de Shiraz, según esta fuente.
El ataque del 26 de octubre de 2022 en el santuario chiita musulmán de Shah Cheragh mató a 13 personas e hirió a 30, y fue reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico (EI).
“La sentencia de muerte de los perpetradores del ataque terrorista de Shah Cheragh se llevó a cabo en público esta mañana”, dijo Mizan Online.
Según la agencia oficial de noticias Irna, las ejecuciones tuvieron lugar cerca del santuario, un lugar de peregrinación chiita muy importante en Irán.
Mizan Online identificó a los dos hombres ejecutados como Mohammad Ramez Rashidi y Naeem Hashem Qatali.
Irán había dicho anteriormente que en el atentado participaron extranjeros, entre ellos afganos, pero no se revelaron de inmediato las nacionalidades de los hombres ejecutados.
Según Mizan, uno de los hombres ejecutados, Rashidi, había confesado haber colaborado con el EI para perpetrar el atentado.
En marzo, un tribunal iraní sentenció a ambos hombres a la pena de muerte por “corrupción terrenal, rebelión armada y accionar contra la seguridad nacional”.
También se los halló culpables de pertenecer al EI y de “conspiración contra la seguridad del país”.
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Directamente involucrados en el ataque
Kazem Mousavi, jefe de la autoridad judicial de la provincia de Fars, donde se encuentra Shiraz, dijo entonces que estaban directamente involucrados en el armamento, el suministro y la logística junto al autor principal del ataque, identificado como Hamed Badakhshan, de unos 30 años, que murió por las heridas sufridas durante su arresto.
Otros tres acusados fueron condenados a penas de 5, 15 y 25 años de prisión por ser miembros del EI, añadió.
En noviembre, las autoridades dijeron que 26 “terroristas takfiris” de Afganistán, Azerbaiyán y Tayikistán fueron detenidos en relación con el ataque.
En Irán, un país de mayoría chiita, el término takfiri generalmente se refiere a yihadistas o partidarios del islam sunita radical.
El atentado contra el santuario se produjo más de un mes después de que estallaran protestas en todo Irán por la muerte de Mahsa Amini, una kurda iraní de 22 años, tras su detención en Teherán por violar supuestamente el código de vestimenta impuesto a las mujeres en el país.
En octubre, el presidente iraní, Ebrahim Raisi, culpó a los “disturbios” -término utilizado por las autoridades para referirse a las protestas- de allanar el terreno para atentados “terroristas”.
El grupo Estado Islámico se atribuyó la responsabilidad de su primer ataque en Irán en 2017, cuando hombres armados y kamikazes atacaron el edificio del parlamento en Teherán y el mausoleo del ayatolá Ruhollah Jomeini, el fundador de la República Islámica, matando a 17 personas e hiriendo a docenas.
Las ejecuciones públicas son relativamente inusuales en Irán, ya que casi todos los ahorcamientos se llevan a cabo en las cárceles.
Irán ejecuta anualmente a más personas que ningún otro país, salvo China, según grupos de derechos humanos como Amnistía Internacional.
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