La muerte de dos ancianos por desnutrición severa pone en evidencia lo complicado que es para esta población vulnerable sobrevivir en Venezuela, un país en el que hay escasez de productos básicos, inflación, inestabilidad económica y altos índices de delincuencia y violencia.
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Silvia Margarita Sandoval Armas, de 72 años y su hermano, Rafael David Sandoval Armas, de 73, fueron hallados sin vida en el departamento donde residían en Caracas.
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Durante días no salían de su vivienda y esto preocupó a sus vecinos, quienes además percibieron un extraño olor que provenía de la casa de los ancianos. Debido a esto llamaron a los bomberos, que usaron la técnica de rapel para ingresar al inmueble, donde se encontraron con la desafortunada escena: Silvia y Rafael estaban muertos y en estado de descomposición.
“Una vecina dijo que la última vez que los vio, estaban muy débiles”, escribió la periodista Yohana Marra, en Twitter.
Marra señaló también que la data de muerte de Silvia, al momento del hallazgo, era de 36 a 48 horas, mientras que la de Rafael era entre 24 y 36 horas, es decir, ella falleció primero. Ambos perdieron la vida por causas relacionadas con la desnutrición, indicó también la periodista.
Las versiones suministradas por los periodistas de medios como El Nacional señalan que los vecinos les donaban alimentos, debido a que solo Silvia recibía una pensión de 400.000 bolívares (menos de un dólar) al mes.
Se desconoce si los dos hermanos tenían más familiares o si vivían con alguien más en el inmueble.
Por su parte, María Corina Machado, coordinadora nacional del movimiento Vente Venezuela, lamentó desde su cuenta de Twitter el fallecimiento de los hermanos Sandoval. “Dos ancianos mueren solos, por hambre, en su hogar. Imaginar lo que vivieron desgarra el alma”, escribió.
Situación deplorable
Las carencias propias de una pobreza extrema, sumadas a los efectos de la crisis en Venezuela, hacen que hoy 8 de cada 10 ciudadanos estén hundidos en la miseria, con una vida llena de graves dificultades para satisfacer las necesidades más básicas, según un reciente informe nacional.
La organización HumVenezuela, que se define como una “iniciativa independiente de la sociedad civil”, ha publicado este mes un informe de seguimiento a la crisis nacional que muestra, con datos recabados por decenas de ONG, la foto más actualizada y cruda sobre la pobreza y sus embates en el país petrolero.
El 82% de los venezolanos no reciben agua de manera continua y la que se recibe, a veces, no es potable. Hoy, poco mas del 10% de la población utiliza pozos sépticos.
HumVenezuela advierte que las redes de distribución no tienen mantenimiento y actualmente se registran pérdidas de 5.400 litros por segundo de agua ya tratada.
La falta de suministro de agua afecta al 75 % de los centros de salud pública, que no la reciben o sólo esporádicamente, mientras que los planteles educativos, desde primaria hasta universidades, “sufren de severas deficiencias” por esta situación como “problemas sanitarios o inundaciones”.
Al menos el 90% de la población no cuenta con ingresos suficientes para pagar los precios de una canasta de alimentos y de servicios básicos. Esto quiere decir que 26,1 millones de personas, según estimaciones de HumVenezuela, tienen dificultades para comer y para atender otras de sus necesidades más elementales.
Además, 8 de cada 10 familias vive en inseguridad alimentaria, un indicador que casi triplica la última actualización de la agencia de Naciones Unidas para la alimentación (FAO) según la cual en Venezuela el 31,9% de sus habitantes están subalimentados.
La investigación recuerda que el 64 % de los venezolanos perdió en promedio 11 kilogramos entre 2016 y 2017, cuando empezó a arreciar una crisis cuya intensidad solo crece desde entonces.
“La desnutrición aguda global alcanzó niveles de emergencia en niños y embarazadas. El 33 % de los niños de entre 0-2 años de edad de sectores pobres tiene retardo de crecimiento”, sostienen.
Al menos el 60% de la asistencia médica pública que estuvo disponible en el año 2011 se perdió entre 2012 y 2017, mientras que el 57% de los médicos renunció al sistema hospitalario que hoy tiene el 46,7% de sus camas inoperativas, reducciones que han afectado directamente al 82% de la población usuaria.
“En 66% subió la escala de muertes maternas y el 30% las infantiles de 2015 a 2016”, asegura HumVenezuela, sobre cifras que el Gobierno mantiene ocultas, que reporta 406.000 casos de malaria solo en 2017, junto a 10.952 de tuberculosis, mientras que 9.362 casos de difteria y sarampión en 2018 dejaron 230 muertes.
Según el informe, 18,7 millones de personas “con las condiciones de salud de mayor prevalencia, incidencia y mortalidad no tienen garantías de acceso a diagnósticos ni a tratamientos”, entre ellos 140.000 personas con cáncer y más de 300.000 con condiciones cardíacas severas que hoy “tienen menos posibilidades de sobrevivir”.
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