Es una pena que Ucrania haya estado ausente durante las conversaciones entre diplomáticos estadounidenses, europeos y rusos. Sobre todo porque es nuestro futuro el que está en juego y las peticiones de Kiev podrían sorprendernos.
Nuestro país no está rebosante de esperanza sobre un salvador occidental o un rescate de la OTAN frente a una invasión rusa. Lo que queremos de nuestros socios occidentales es ayuda en la preparación para la guerra para que podamos tener una oportunidad si Moscú invade.
Si bien los ucranianos apreciamos que los líderes estadounidenses se esfuercen en decir: “Nada sobre Ucrania sin Ucrania”, eso no está sucediendo exactamente. Nuestra voz a menudo se ahoga en medio de las andanadas retóricas que intercambian Estados Unidos, sus aliados de la OTAN y Rusia.
Para ser claros: las conversaciones no son simplemente “conversaciones” cuando tienes un arma en la cabeza. Y eso es lo que nos está pasando ahora en Ucrania.
Mientras se llevaban a cabo las conversaciones en Ginebra y Bruselas, Rusia comenzó a transferir helicópteros militares a las fronteras de Ucrania y participó en nuevos ejercicios militares en las regiones rusas vecinas a Ucrania. Esto se produjo después de que Moscú reuniera alrededor de 100.000 soldados en la frontera. Según los informes, también está trasladando equipo y personal militar hacia la frontera desde otras partes de Rusia.
Ya sea que invada o no, sabemos que lo más probable es que el presidente ruso, Vladimir Putin, esté utilizando esta acumulación de tropas para finalmente obligar a Europa y Estados Unidos a renegociar el equilibrio de poder en el continente.
Pero eso no está bien. Los líderes occidentales deben recordar que la verdadera víctima de esta historia es Ucrania. Es preocupante que estas conversaciones aparentemente aborden las preocupaciones de seguridad de Rusia, el agresor, a pesar de que las nuestras deberían ser lo primero. Los líderes occidentales deben evitar una situación en la que las vías para el diálogo superen en número a las vías para disuadir a Rusia, y esa es la situación en este momento.
Es ingenuo suponer que Rusia negociará de buena fe. Estados Unidos, por ejemplo, acusó a Moscú de enviar saboteadores al este de Ucrania para organizar un incidente que podría proporcionar a Putin un pretexto para la invasión.
Por lo tanto, las conversaciones deberían haber estado acompañadas de acciones claras para mejorar la resiliencia de Ucrania, como proporcionar asistencia militar y de seguridad adicional.
Si bien entendemos la discusión sobre los riesgos de admitir a Ucrania en la OTAN, también debería haber una discusión entre los Estados miembros de la alianza sobre los riesgos de no hacerlo. Bloquear la adhesión de Ucrania podría dar a Rusia la percepción de que tiene derecho de veto en la OTAN o que se beneficiaría de instigar conflictos en otros países que buscan ingresar en la alianza.
Estas son nuestras peticiones. Y mientras tanto, nos estamos preparando para lo peor.
Los ucranianos están cada vez más preocupados por la perspectiva de una nueva invasión. No creen que las conversaciones con Putin sean productivas, lo que significa que Rusia verá la acción militar como la única forma de devolver a Ucrania a la esfera de influencia de Moscú.
Incluso Kiev, que se ha considerado casi un refugio seguro, distante de la guerra en el este y la Crimea ocupada, está nerviosa por los temores de que Putin pueda atacar a Ucrania.
Las actualizaciones sobre las conversaciones diplomáticas dominan las noticias y animan las conversaciones de Facebook. Como ha demostrado una de nuestras encuestas, la mayoría de los ucranianos están convencidos de que Putin continuaría acosando a Ucrania incluso si renunciara a sus esperanzas de unirse a la OTAN o a la Unión Europea en el futuro.
Los líderes occidentales en la mesa de negociaciones deben recordar que los ucranianos merecen poder planificar sus vidas de acuerdo con sus sueños, no de acuerdo con las obsesiones imperialistas de Putin. Y que el fracaso de Ucrania no sería solo una victoria para el régimen de Putin, sino también un golpe para la democracia mundial.
–Glosado, editado y traducido–
© The New York Times