Vamos a tener 23 o 24 candidatos. En la elección pasada al Congreso, tuvimos 22 listas y nueve pasaron la valla. Con las mismas reglas y a falta de liderazgos fuertes que concentren el voto, puede muy bien ocurrir que tengamos la misma o mayor fragmentación.
Debido al ausentismo, los sufragios en blanco y los viciados, los votos válidos pueden llegar a ser un 50% más que los emitidos. Además, si consideramos que, según las encuestas, alrededor del 40% aún no sabe por quién votar, podemos llegar a tener entre 7 y 12 grupos pasando por poquito la valla electoral.
A nivel presidencial, un escenario así podría ocasionar que candidaturas con, digamos, el 13% y el 12% de los votos emitidos ocupen los dos primeros lugares y, por lo tanto, la voluntad del 75% restante esté ausente en la segunda vuelta. En el Congreso, la sobre-representación sería mayor, porque los votos de los 12 partidos políticos que no pasaron la valla se suman proporcionalmente a los que sí lo hicieron.
¿Quiénes pueden ser esos 12?
George Forsyth: Encabeza las preferencias desde hace varios meses. Sin embargo, enfrenta una clara tendencia a la baja. Sus posibilidades pasan por ser joven, nuevo y bastante conocido. Sus debilidades, por la casi total falta de experiencia de gobierno y sus dificultades para articular una narrativa consistente en sus intervenciones públicas.
Julio Guzmán: Lidera por muy poco el pelotón que lo sigue. Casi desahuciado por su bochornosa huida de aquel incendio, se ha beneficiado por la conducta de su bancada. Eso sí, enfrenta sindicaciones por el Caso ‘Los Gángsteres de la Política’ que, de ser ciertas, lo colocarían al nivel de Podemos Perú, que habría logrado su inscripción de manera fraudulenta.
Keiko Fujimori: Cuenta con el apoyo incondicional de un núcleo duro. Tiene, sin embargo, el rechazo más alto en todas las encuestas, lo que dificulta su crecimiento. Además, sus problemas penales son bastante serios y, si hemos de creerles a los fiscales, podría haber investigación preparatoria y juicio en no mucho tiempo.
Verónika Mendoza: Tiene a su favor haberse convertido en la única con posibilidades de la izquierda radical. Su apoyo a las marchas la puede beneficiar, aun cuando en el Cusco, su tierra natal, fue expulsada de una de ellas. Su obsesión con una nueva Constitución como el remedio casi mágico a los problemas del país puede alejarla de quienes quieren soluciones concretas y no papeles. En su momento, la complicará su estrecha relación con Nadine Heredia y las anotaciones de su puño y letra en las archifamosas agendas.
Daniel Urresti: Quien fue el candidato más votado en las elecciones al Congreso ha venido bajando en las encuestas por su asociación con Podemos Perú, el partido de los Luna (investigados en Lava Jato y ‘Los Cuellos Blancos del Puerto’), que ha participado en las peores decisiones de este Congreso. Aparte de los problemas legales de los antedichos, están los suyos, ya que empieza su juicio por homicidio. Quizás los Luna Gálvez opten por reemplazarlo, en su objetivo de pasar la valla para entrar al Congreso en busca de protección política, por la indenoscriptible Cecilia García, que empieza a aparecer en las encuestas.
Daniel Salaverry: Ha entrado súbitamente a este grupo. No por la puerta de la aceptación ciudadana, sino por la ventana de la incorporación de Martín Vizcarra a su lista parlamentaria. No se sabe cuánto, pero Vizcarra será un empujón para su candidatura presidencial. Puede ser menor del que esperan, si muchos consideran como oportunista que se haya unido con Salaverry, que fue uno de los que más groseramente lo denigró en la crisis que terminó con su renuncia al Ministerio de Transportes y Comunicaciones. Peor aun, si se hace evidente que busca protección política por la gravedad de los hechos que se le imputan.
Hay un tercer pelotón liderado por Hernando de Soto, que despierta expectativas por su propuesta para incorporar a los informales al mundo de la economía formal. No obstante, genera dudas por su ingenuidad de creer que el camino para la estabilidad del país es el de un pacto social que incluya a mineros ilegales y exsenderistas, sin entender la naturaleza y las motivaciones de ambos sectores.
Agreguen a César Acuña, muy desprestigiado por su conducta en la vacancia de Vizcarra, pero que cuenta con dinero y aparato partidario, y a Yonhy Lescano, que expresa bien a ese sector populista que prima en el Congreso.
Por ahí logra pasar la valla Ollanta Humala, cuyas motivaciones para poner alguna gente en el Congreso coinciden con las de varios de sus rivales. Sumen que el Frepap puede pasarla sin candidato presidencial, que los votos de Antauro Humala pueden ayudar a UPP y que Pedro Castillo, del Sutep-Conare (el vinculado a Sendero Luminoso), puede crecer. Y ya son 12.
Perdón, para mala suerte serían 13.