El proceso de descentralización del Perú trajo la descentralización de las funciones del Estado y de la representatividad política, pero también la de la corrupción. Son varios los casos de gobernadores, alcaldes y funcionarios regionales de rango menor que han sido investigados y hallados culpables de delitos como cohecho o malversación de fondos en las últimas décadas. En ese contexto, el destape de la presunta red criminal de Los Dinámicos del Centro –aunque indignante– no debería sorprender. De acuerdo con la fiscalía, se trata de una organización delictiva dedicada a la emisión irregular de licencias de conducir y al direccionamiento de la contratación CAS en el Gobierno Regional (GR) de Junín.
Lo que hace fundamentalmente distinto este aparente caso de corrupción de otros en el ámbito regional es su implicancia directa con lo más alto de la política nacional. Según la tesis de la fiscal Bonnie Bautista, “la orden fue que se recauden sumas de dinero a toda costa para financiar en el año 2020 y 2021 la campaña política [de Perú Libre]”, producto de las coimas recibidas. Además, por lo menos un aspirante a colaborador eficaz contó que se sintieron “obligados” a apoyar al partido “por el temor a que nos cambien de puesto o nos arrinconen”. En sus declaraciones, el aspirante apunta que, una vez que Perú Libre pasó a segunda vuelta, Eduardo Bendezú, director de Transportes y Comunicaciones de Junín, era voceado como futuro ministro de Transportes y Comunicaciones, y que ya estaba “distribuyendo los puestos de trabajo”.
Las acusaciones fiscales imprimen un sabor agrio a la eventual victoria presidencial de Pedro Castillo. ¿Estaba al tanto el candidato de estas presuntas prácticas en el GR de Junín para favorecer a la opción política que él encabeza? Incluso si no estaba directamente enterado, no dejaría de ser preocupante que quien posiblemente sea el nuevo jefe del Estado haya permitido que esto suceda bajo su liderazgo. Es difícil imaginar las proporciones del daño que se ocasionaría si las supuestas prácticas de Perú Libre en el GR Junín se repitiesen a escala nacional –sea con la anuencia o con la desatención de Palacio de Gobierno–. No está de más recordar, por otro lado, que diversos políticos nacionales han enfrentado serios trances judiciales por acusaciones ligadas a financiamientos irregulares de campaña incluso menos sólidas que la de la fiscal Bautista.
Pedro Castillo debe aclarar la extensión de estas supuestas prácticas en las finanzas de su partido y condenarlas sin tapujos. Si la presencia de Vladimir Cerrón y de otros personajes ampliamente cuestionados en Perú Libre ponía serias dudas sobre la integridad del partido, la trama de Los Dinámicos del Centro fortalece la imagen de una organización política diseñada alrededor de la captación y aprovechamiento indebido del poder. Y el hecho de que sean precisamente estos personajes quienes con más ahínco impulsan la instalación de una asamblea constituyente –la herramienta tradicional de los autócratas latinoamericanos para aferrarse al gobierno– debiera generar inquietud.
Suma a la preocupación la inaceptable amenaza a los medios de comunicación que esta revelación ha traído consigo, precisamente del partido implicado. Como se sabe, este Diario y otros dieron a conocer la noticia y eso ha valido que, desde su cuenta de Twitter, la agrupación señale: “Hay una desesperación enorme de la derecha por involucrar a Castillo en financiamiento ilegal de su campaña y el Grupo El Comercio hace eco con su monopolio. Por ello necesitamos una ley de medios…”. Incluso luego de que el candidato asegurase que se allanaría a las investigaciones.
Castillo no ha sido proclamado presidente electo por el JNE, pero las revelaciones alrededor del partido que lo habría llevado al poder ya demandan evidencias de liderazgo de su parte. El país no puede permitirse que evidentes organizaciones mafiosas hagan metástasis en la cima del aparato público. Las consecuencias negativas serían incalculables. Si Castillo va a liderar los destinos de la nación, sería bueno que empiece por poner orden en casa antes que sea demasiado tarde.