En nuestra lengua familiar –especialmente en la oral– es frecuente el empleo de la frase ya no ya como máxima expresión de superlativo. Véase este uso: “Llega a Lima el ya no ya de la cosmética dental” (Somos, suplemento de El Comercio, 1/4/2006). También se escribe sin separación, como aguda: “El sábado por la noche, a carcajadas, sentí que estábamos próximos al paroxismo del humor político o al ‘yanoyá’ de la política” (Fernando Vivas, El Comercio, 31/1/2005, p. C4).