A lo largo de la carrera de Medicina, me ha llamado mucho la atención que varias patologías que estudiamos tengan un factor de riesgo en común: la obesidad. Según la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (Endes) 2015, en personas de 15 años a más en el Perú, el 35,5% presenta sobrepeso y el 17,8% obesidad. Esto significa que más de la mitad de nuestra población –es decir, alrededor de 15 millones de personas– estaría en riesgo de desarrollar un problema de salud crónico.
Algunos ejemplos de enfermedades relacionadas con la obesidad son las cardiovasculares, la diabetes, el cáncer, la osteoartritis, las enfermedades hepáticas y renales, la apnea del sueño y la depresión. En general, la obesidad contribuye significativamente al aumento de la morbilidad y mortalidad por todas las causas.
A nivel fisiológico, la obesidad es un estado de inflamación crónica de bajo grado donde el exceso de tejido graso se asocia a un desequilibrio de mediadores inflamatorios, hormonas y metabolismo. Además, genera un efecto de masa en el cuerpo que conlleva un desgaste y discapacidad física a largo plazo.
Por otro lado, el sobrepeso y la obesidad no solo afectan a uno, sino también a toda una familia, pues se relacionan con una menor fertilidad, complicaciones durante el embarazo y problemas en el recién nacido como malformaciones y predisposición a futuras enfermedades.
La obesidad es una enfermedad más compleja de lo que parece y no solo requiere apoyo integral de médicos, psicólogos y nutricionistas, sino también de políticas públicas adecuadas. Individualmente, es necesario tomar conciencia, buscar ayuda y mejorar nuestro estilo de vida. Nunca es tarde para generar buenos hábitos alimenticios, aumentar nuestra actividad física y cuidar de nuestra salud. Ahora es momento de prevenir para no lamentarnos en el futuro.