Hubo un tiempo en el que muchos peruanos ocultaban su dinero bajo el colchón; ahora, en cambio, lo que parece estar de moda es esconderlo en el baño. ¿Qué sentido podría tener acumular billetes en tan insólito lugar? Quién sabe. A lo mejor algún ceporro cree que así le resultará más fácil lavarlos.
Para el Ministerio Público, en cualquier caso, encontrar un monto que excedía largamente el vuelto de una eventual visita a la bodega en los servicios higiénicos del despacho del exsecretario general de la Presidencia, Bruno Pacheco, ha sido motivo de alarma. Como se sabe, el personaje en cuestión había ejercido la importante función hasta horas antes de la intervención fiscal y había sido señalado en diversos testimonios como el responsable de presiones indebidas sobre los ahora excomandantes generales del Ejército y la FAP, José Vizcarra y Jorge Luis Chaparro, así como sobre el jefe de la Sunat, Luis Vera. En los dos primeros casos, para conseguir ascensos militares; y en el segundo, para favorecer a cierta empresa que arrastra una deuda tributaria con el Estado. Los 20 mil dólares hallados en el tocador anexo a la oficina de Pacheco, en consecuencia, invitaban –e invitan todavía– a imaginar conexiones de variada naturaleza con las “atenciones” presuntamente solicitadas o concedidas por él, y anuncian un incendio que podría extenderse a otros ambientes de Palacio.
–Bonita familia–
Al tiempo de admitir que es suyo, el exsecretario de la Presidencia ha alegado que el dinero es producto de sus ahorros y de los sueldos recibidos mientras se desempeñaba en el cargo. Y ha ofrecido, además, acreditar la legitimidad de su origen: un empeño en el que le deseamos suerte, porque los malpensados andan sugiriendo que la discreta fortuna podría constituir más bien una manifestación de aquello que en Palermo y sus alrededores se conoce como un ‘malloppo’ –esto es, el botín de algún negocio oscuro–, y ya sabemos lo que pasa con la gente que piensa mal…
Habida cuenta de la cercanía de Pacheco al actual jefe de Estado –por función y por amistad–, el incidente, como se sabe, ha servido para alimentar los argumentos de quienes promueven en estos días una iniciativa de vacancia presidencial por incapacidad moral permanente. Y la verdad es que la defensa que el profesor Castillo ha ensayado al respecto llama poderosamente la atención por las asociaciones que suscita.
“A mí me ha elegido el pueblo, no la mafia ni los corruptos”, ha sentenciado el mandatario en una obvia insinuación de que quienes buscan destituirlo no podrían decir lo mismo. Pero, aunque pretenda ser ingeniosa, la frase, bien leída, se revela como un insulto a los electores y no a los elegidos. Lo que el presidente tendría que haber dicho, en efecto, es “a mí no me ha postulado la mafia”. Pero, claro, con Los Dinámicos del Centro de por medio, la fórmula resultaría un tanto temeraria.
Ha sido elocuente, en ese mismo sentido, un tuit divulgado esta semana por otro representante del oficialismo: el expremier y todavía congresista Guido Bellido. Para advertir al jefe de Estado sobre la supuesta traición que escondería la disposición de la vicepresidenta Dina Boluarte a reunirse con Keiko Fujimori “para dialogar y generar unidad”, ‘Puka’ escribió: “Parafraseando a Michael Corleone: El que te busque para esa cita con Barzini…”. Un comentario que pone en evidencia que no ha leído “El Padrino” (pues la observación que le atribuye a Michael es en realidad de Vito Corleone) y que, sobre todo, presenta a las partes entre las que se establecería el hipotético diálogo político –Perú Libre y Fuerza Popular– como dos bonitas familias mafiosas. Sus razones tendrá…
Mientras tanto, la moción de vacancia sigue acumulando fuerzas, no como para sumar los 87 votos que requeriría para ser aprobada, pero sí para acercarse al peligroso número de 52, que bastaría para llevar al mandatario al pleno a responder sobre todos esos espinosos asuntos que hasta ahora ha conseguido evadir al no conceder entrevistas. Esa concurrencia, desde luego, representaría una victoria para la oposición más radical y, al poner en evidencia que el presidente puede sangrar, envalentonaría quizás a los sectores más tímidos para una próxima oportunidad. Particularmente, si él tuviera la mala idea de hacerles el desplante de mandarles solo a su abogado a la sesión de marras.
–¡Badabing!–
Lo que veremos de aquí al 7 de diciembre (fecha en la que presumiblemente se votará la admisión de la moción inicial) será, por lo tanto, un sostenido esfuerzo de los vacadores por cosechar los siete votos que les faltarían para arrastrar al jefe de Estado al hemiciclo y una denodada lucha de parte del Gobierno por impedirlo: un pulseo en el que el aparente ‘malloppo’ al que aludíamos antes tendrá sin duda un peso determinante.
Lo curioso de la estrategia desplegada por los voceros del oficialismo en este trance, sin embargo, es que, a pesar de no ser precisamente ajedrecistas, insisten en, ¡badabing!, practicar la defensa siciliana.