Son 332 años en los que ininterrumpidamente el anda del Señor de los Milagros ha recorrido las calles de Lima en procesión. Sin embargo, debido a la pandemia del coronavirus (COVID-19), el director espiritual de la Hermandad del Señor de Los Milagros, Humberto Giusti, junto con el arzobispo de Lima, monseñor Carlos Castillo, anunciaron que esta tradicional actividad religiosa no se realizará este 2020.
La procesión del Cristo Morado no ha sido la única festividad que ha sido suspendida desde que inició el estado de emergencia, la cuarentena y posteriormente la nueva normalidad. Siendo un país rico en costumbres y tradiciones, la mayoría de ellas religiosas, difícilmente haya un rincón del Perú que no se haya visto afectado con la no realización de estas actividades.
Algunas de ellas son:
Procesión de la Bandera
Tacna celebra cada 28 de agosto un aniversario de su reincorporación a la Patria, luego de haber estado casi 50 años bajo la administración de Chile, como consecuencia de la Guerra del Pacífico de 1879. En esta fecha el acto central de conmemoración y expresión de patriotismo es la Procesión de la Bandera, donde la población tacneña y especialmente las mujeres de esa región expresan los más profundos sentimientos patrióticos que fueron fundamentales para el retorno de Tacna al suelo peruano.
Debido a que la realización de esta actividad va en contra del cuidado que hay que tener para evitar el contagio del virus, este año solo se permitió una pequeña ceremonia frente al Monumento a la Mujer Tacneña, en la Plaza 28 de Agosto, donde solo asistieron autoridades y un grupo pequeño de ciudadanos.
Mientras tanto, una docena de damas caminó sin la tradicional bandera nacional, asemejando el recorrido que se hace por la Procesión de la Bandera, siendo alentadas con frases alusivas al Perú, a la mujer tacneña y canciones tacneñas durante el desplazamiento.
Inti Raymi
La Ciudad Imperial celebra cada 24 de junio la tradicional fiesta del Inti Raymi. Esta actividad, que tradicionalmente acapara el interés de turistas nacionales y extranjeros, que llegan de forma masiva durante esta fecha al Cusco, se desarrolló este año sin público. Con igual emotividad y solemnidad de rituales de años anteriores, los actos se transmitieron de manera virtual, vía las redes sociales y otras plataformas.
La primera actividad fue grabada con anterioridad y se desarrolló en el templo de Coricancha, la plaza Mayor de Cusco y el templo de Sacsayhuamán. La segunda gran actividad fue la difusión del video “Experiencia Inti Raymi 360°”, una emulación virtual de la escenificación inca, la cual contó con elementos tecnológicos para que las personas puedan ver de cerca cómo se celebra la Fiesta del Sol.
Esta ceremonia se ha desarrollado de manera ininterrumpida, excepto en dos ocasiones a consecuencia de fenómenos naturales.
Señor Cautivo de Ayabaca
La peregrinación hacia el Señor Cautivo de Ayabaca es una costumbre religiosa realizada desde hace más de 200 años en la región Piura, que reúne cientos de turistas entre los meses de setiembre y octubre, y donde se respira un ambiente lleno de fervor y devoción. Durante el recorrido, los peregrinos deben llevar una gigantesca cruz, y para atenuar el trajín, la cofradía a cargo hace pequeñas paradas para bailar y adorar al compás de cánticos religiosos.
Mediante comunicado, la Diócesis de Chulucanas dio a conocer la suspensión de la tradicional peregrinación y las procesiones a causa de la pandemia del coronavirus. Asimismo, se suspendieron también las procesiones de la Virgen del Pilar por las calles de Ayabaca. Para esto, las autoridades municipales con el apoyo de la Policía Nacional del Perú y las rondas campesinas se mantienen alertas y vigilantes.
Qoyllor Ritti
La peregrinación al santuario del Señor de Qoyllur Ritti es una de las celebraciones religiosas más grandes del mundo. Como de costumbre, para este año se esperaban peregrinos del sur del país, Lima, Bolivia y Chile, sin embargo, esta actividad, que involucra al distrito de Ocongate, en la provincia cusqueña de Quispicanchi, fue suspendida este año debido a la declaratoria de emergencia.
Esta medida involucró el peregrinaje, programado del 5 al 12 de junio (el 9 de junio fue el día principal), la peregrinación del distrito de Huaro-Quispicanchi, en julio; y de Ocongante-Quispicanchi, en setiembre. Además, durante el año quedó prohibida la concurrencia e ingreso al Santuario, ubicado al pie del nevado Colquepunku (5.500 msnm), el cual está cerrado.
Vendimia de Ica
La tradicional Fiesta de la Vendimia, que rinde tributo a la cosecha de uvas y que todos los años atrae turistas nacionales y extranjeros, fue suspendida por las autoridades de la región Ica luego de conocerse el primer caso de coronavirus en el Perú. Esta decisión buscó salvaguardar la salud de la población y visitantes que acuden masivamente año tras año.
La Fiesta de la Vendimia se lleva a cabo en las ciudades de Ica y Pisco durante las primeras semanas de marzo desde 1958, en honor a los vinos y piscos de alta calidad que produce la región.
¿Cuál es la trascendencia de estas festividades?
Para Javier Díaz-Albertini, sociólogo y docente de la Universidad de Lima, desde las fiestas patronales más pequeñas hasta los eventos más grandes como el del Señor de los Milagros o el Inti Raymi, tienen un efecto enorme en la población, ya sea espiritual, social o económico.
“La festividad es un momento para crear un espíritu de cuerpo, en que las sociedades que tiene grandes diferencias socioeconómicas, de raza, de clase, de etnia, se encuentran un momento y comparten una identidad común. Este es el caso, por ejemplo, de la Semana Santa, que es en algunas ciudades del país su festividad central, donde se reúne en determinados espacios casi la totalidad de la población”, explicó a El Comercio.
El especialista sostuvo que el impacto social debido a la suspensión de las festividades es grande, ya que las personas necesitan de ese calor humano para afianzar su identidad religiosa o sentido de pertenencia. “Si la gente no puede estar presente se le quita una parte importante y esencial de lo que significa la festividad. La unión entre personas genera una identidad propia de los asistentes y los más devotos”, señaló.
Además de la identidad religiosa, las celebraciones otorgan la posibilidad de salir del marco rutinario. “Las fiestas también es un momento de poder hacer cosas que no haces todo el año. Además, unifican, unen al rico con el pobre, hasta cierto punto, porque celebras en la calle y genera ese espíritu de hermandad, el cual acaba cuando concluye la festividad”, agregó Díaz-Albertini.
El verse impedido de participar de estas festividades podría tener efectos psicológicos, en algunas casos. “La gente espera la fiesta, está en su calendario, por lo que pueden desarrollar algún tipo de depresión por su suspensión”, señaló el sociólogo.
Por otro lado, la suspensión de las festividades han ocasionado importantes pérdidas económicas, ya que afecta principalmente el turismo. Un caso significativo puede ser el del Inti Raymi, fiesta que recibe normalmente gran cantidad de turistas extranjeros.
Por su parte, Sonaly Tuesta, periodista y creadora de “Costumbres”, programa de viajes que rescata la cultura y tradiciones de los pueblos del Perú, resaltó el vínculo comunal y festivo que emana de estas festividades. De igual modo, explicó que el impacto en materia económica ha sido muy fuerte, teniendo en cuenta, además, que son muchos muchas las personas y los pequeños negocios que están asociados a las celebraciones.
“Quienes se fueron regresan al pueblo y se refugian en su origen para recargar energías y volver a su cotidianidad. Pero más allá del tema de renovación que se da en cada fiesta, existe el tema económico. Por ejemplo, las bandas de músicos se han visto afectadas pues ya tenían varios contratos y han tenido que cancelarlos. Incluso, a algunos ya se les había adelantado algún dinero y han tenido que devolverlo”, destacó.
Otras negocios afectados son los de ventas de velas, flores, de confección de trajes de danzantes o de los santos, etc. Además de los negocios alternos que se activan para estas fiestas como la artesanía, los hospedajes y los restaurantes. Sin embargo, la periodista señaló que diversas organizaciones han encontrado en la tecnología una manera de recordar sus momentos festivos con transmisiones en vivo de bailes desde casa, misas virtuales, entre otras actividades.
“El impacto ha sido fuerte, quizá no se sepa exactamente las dimensiones, ya que no hay esquemas económicos de cada festividad. Sin embargo, para el tema cultural y de evocación, muchas organizaciones han encontrado en la virtualidad una manera de recordar sus momentos festivos. Se han juntado a través de zoom para hablar de su costumbre y han pasado algunos videos. Incluso algunos episodios de mi programa han servido para ese recuerdo”, detalló Sonaly.
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