Una temperatura ambiente entre 25º a 30º C permite que mayor cantidad de microbios encuentren la manera de multiplicarse al reposar en los alimentos, si los dejamos por 3 a 4 horas en la intemperie.
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Al respecto Bettit Salvá, decana de la Facultad de Ciencias de los Alimentos de la Universidad Le Cordon Bleu, menciona: “Los microorganismos en condiciones idóneas pueden crecer el doble en verano, es por eso que muchas personas en esta temporada presentan enfermedades como diarrea, síntomas de náuseas o la comidas les cae mal”.
Otro aspecto a tener en cuenta es la descomposición que, nuevamente por las condiciones climáticas, tienden a acelerarse si no se dan los cuidados necesarios. Por ello, además de considerar las adecuadas prácticas de higiene, la especialista comparte algunos cuidados especiales para evitar la descomposición y enfermedades por alimentos:
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Refrigera a menos de 5ºC y calienta a más de 65º los alimentos. La ‘regla de oro’ indica que los microorganismos pueden empezar a multiplicarse en los alimentos cuando estos se encuentran en temperaturas entre 5º y 65º C, por ello es que se deben mantener alejados de ese intervalo. Es decir, no se debe descongelar ni dejar alimentos preparados al medio ambiente y cuando algún alimento se calienta, no hay que optar por solo dejarlo tibio, sino a más de 65º.
No todos los alimentos deben refrigerarse. Las frutas como el plátano, papaya, manzana, pera, palta, melocotón, granadilla, chirimoya, sandía, mango, higos o melón, pertenecen a los alimentos llamados ‘climatéricos’, aquellos que provienen de climas cálidos y están acostumbrados a permanecer en temperaturas altas. Lo que sucede al bajarle la temperatura es que pueden cambiar de color y textura o hacer que su conservación sea por menor tiempo, por ello es que no se recomienda su refrigeración.
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Evite la exposición de alimentos preparados. Ciertos microorganismos crecen mejor en alimentos ya preparados que se encuentran por más de 3 horas a la intemperie. Lo ideal es no preparar cantidades grandes, cocinar solo lo que se va a consumir. Recordemos que no es recomendable recalentar, si sobra refrigerar e incluso congelar, como es el caso de las menestras.
Refrigere después de comprar los alimentos. Cuando se realicen las compras, procure que sea el último destino antes de llegar a casa. Ello para que los alimentos que se encuentran en bajas temperaturas no pasen mucho tiempo fuera de esta condición y la cadena de frío no se rompa. Los alimentos como embutidos, carnes, leche, huevo; y, en general los alimentos de origen animal son llamados ‘peligrosos’ y deben ser rápidamente refrigerados.
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Métodos de deshidratación y conservación por azúcar. Son alternativas de consumo para evitar la rápida descomposición de los alimentos y ambos evitan el crecimiento de bacterias. Para elevar nuestro consumo de fibra, se puede optar por manzanas o mango deshidratado; o elaboración de mermelada de fresa, por ejemplo, en el caso de buscar su conservación por mayor tiempo.
Optar por alimentos envasados al salir. Si uno va a asistir a lugares por más de tres horas, es mejor llevar alimentos envasados, pues los que son preparados se pueden avinagrar o malograr por el calor. En cuanto a las bebidas, una opción son las infusiones frías sin azúcares, para evitar la fermentación.
Recordemos que no hay alimentos estériles y en esta época es más frecuente las enfermedades que se transmiten mediante ellos, siendo los niños y ancianos las personas más vulnerables.