Es altamente probable que al ver el bombardeo de información policial en medios de comunicación latinoamericanos olvidemos que en otras regiones del mundo el crimen es también una preocupación para ciudadanos, políticos y autoridades. Y muchas veces este problema deriva de una misma razón: las drogas, cuya comercialización sigue siendo ilegal en casi todo el mundo, por lo que redes oscuras manejadas por gente con mucho poder se disputan cualquier tipo de mercado sin importarles lo que tengan que llevarse por delante.
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Un caso inmejorable al hablar de esto es Marsella, ciudad portuaria francesa que mensualmente refiere altísimos índices de criminalidad vinculados al expendio de narcóticos. Frente a esto, las autoridades intentan hacer su mejor esfuerzo, aunque las cosas no salen siempre según lo esperado. Como en 2012, cuando inspectoría arrestó a 18 agentes de la BAC, una brigada anticriminal especializada, acusándolos de extorsión y venta de drogas que previamente habían incautado en redadas por la ciudad. El caso conmocionó a la sociedad francesa y ahora, nueve años después, llega a la pantalla grande –y al resto del mundo— a través de una ambiciosa película con la dirección de Cédric Jiménez y bajo la plataforma de streaming Netflix.
Bajo el título “BAC Nord: Brigada anticriminal”, esta cinta de 105 minutos de duración cuenta la historia de tres policías: Greg (Gilles Lellouche), Yass (Karim Leklou) y su hermano Antoine (François Civil). Aunque cada uno tiene un perfil claramente definido (el primero es el líder del tridente, el segundo es un cariñoso hombre y flamante padre, y el tercero un joven impetuoso), los tres comparten características comunes: aunque su labor no es la mejor pagada en la escala de la sociedad francesa, esto no los amilana en su objetivo de cumplir su deber.
El problema se genera cuando al intentar dar “algo más” que solo el mínimo de capturas que les impone la “cuota” policial, los tres amigos se trazan el objetivo de acabar con una mafia sumamente peligrosa y numerosa que castiga la referida ciudad sureña. Para hacerlo recurren a una fuente que les exige a cambio del ‘dato de oro’ cinco kilogramos de droga.
Si nos trazamos un antes y un después de lo ya descrito, “BAC Nord: Brigada anticriminal” bien podría verse, en primer lugar, como una radiografía de las carencias de un sistema que intenta enfrentar el delito en notoria desigualdad. Agentes con bajos sueldos, muchas veces en inferioridad de condiciones y justificadamente desmotivados: “¿Sabes cuántas veces insultan a mi madre en las redadas?”, se queja en algún momento Greg.
En otro momento de la cinta, este personaje cuestiona a su jefe Jérôme (Cyril Lecomte) porque “desde arriba” no hay el apoyo debido para luchar contra el delito. Aunque el superior intenta apaciguar sus ímpetus, finalmente cede y le autoriza que acabe con esa mafia cueste lo que cueste. Es a partir de este momento que la película se torna mucho más oscura. Los resultados del operativo, aunque lucen exitosos, terminan siendo cuestionados por Inspectoría. De un momento a otro Greg, Yass y Antoine pasan de perseguidores a perseguidos. Como la vida misma.
Sería imposible juzgar el resto de la película como un simple policial. A partir de este momento estamos frente al reflejo de una serie de dramas humanos. ¿Hasta qué punto mantener obediencia ante una institución que te dio la espalda? ¿Cuánto vale proteger a una fuente si en el lado opuesto está tu libertad y la de tus amigos? ¿Están los reglamentos y procedimientos por encima de cualquier matiz o interpretación? Cada una de estas preguntas se superponen rápidamente mientras nos planteamos como televidentes múltiples posibilidades de final.
“BAC Nord: Brigada anticriminal” es un filme trepidante, que intercala notablemente escenas de acción (enfrentamientos verbales y choques cuerpo a cuerpo) con instantes de ternura (Yass echándole aire a su hijo recién nacido sobre la azotea de su casa o Antoine despertando son su mascota al lado). En lo visual se ha cuidado mucho cada uno de los planos, dejando claramente a la vista que Marsella, aunque sometida al peligro de las bandas criminales, nunca dejó de ser una hermosa ciudad portuaria. También hay un responsable trabajo de dobles y maniobras, que convierten esta aventura en mucho más que una oscura persecución de buenos contra malos.
Como retrato de una sociedad encerrada en un callejón sin salida, esta película basada en hechos reales confirma, contra la opinión de muchos, que en plataformas como Netflix también podemos encontrar verdaderas obras maestras que no necesariamente apelen a narraciones históricas, de ciencia ficción, o que congreguen a variopintas estrellas de Hollywood, sino también a dramas contemporáneos que sean capaces de interpelarnos con crudeza. Como si eso fuera tan simple.
LA FICHA:
Título original: “The Stronghold”.
Sinopsis: Hartos de la rutina, tres policías de Marsella intentan desarmar una importante red de narcótrafico. Pero los límites se desdibujan cuando su informante pide demasiado.
Plataforma: Netflix
Duración: 105 minutos
Directores: Cédric Jimenez
Clasificación: +16.