¿Qué harías si tu padre te pidiera que vistas con ropas del sexo opuesto para visitar a la abuela el fin de semana? Ser quien no eres. Ese es el mecanismo de supervivencia que usan las personas transgénero cuando están en familia, salen a trabajar, van de compras, etc. “Mi vida entera he tratado de conquistar la femineidad y de alguna manera siento que la femineidad me conquistó a mí”, dice Jules, el personaje de Hunter Schafer en “Euphoria”. Con esa línea, la actriz trans de la serie más exitosa de HBO y HBO Max cuenta lo difícil que es vivir teniendo que ser bella todo el tiempo. Aproximando el tema a Perú, ocurre lo mismo. Lo femenino es un estereotipo aquí y en la China. La primera comediante trans de la televisión peruana, Dayanita, viste de rosado y usa maquillaje, mientras que una de las primeras adolescentes trans de la TV estadounidense, como Schafer, es blanca, rubia, de ojos claros y facciones delicadas.
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Minuto 13. Capítulo especial, “Euphoria: F*ck Anyone Who’s Not A Sea Blob”. “Creo que quiero dejar de tomar hormonas. Bueno, no todo. Solo los bloqueadores. Tengo un implante raro en mi brazo que parece de ciencia ficción. (¿Supprelin?). Sí. Evita que se me ponga más grave la voz y que me crezcan los testículos. Las cosas que no me hacen ser deseable ante los hombres. No sé… Siempre pensé en la pubertad como una ampliación, o una profundización, o un engrosamiento. Creo que es por eso que siempre le tuve miedo. Porque, en mi mente, las mujeres siempre eran pequeñas y delgadas, y delicadas… Así que la idea de la pubertad, una metamorfosis irreversible que es para siempre, me aterrorizaba. Pensé que, cuando ocurriera, terminaría del otro lado. Atrapada. O aún peor, siendo hombre. ¡Hecho y derecho! Y entonces la femineidad siempre sería algo esquivo y distante. Pero después pienso en algo bonito, como el océano. Quiero ser tan hermosa como el océano. Porque el océano es de lo más fuerte y de lo más femenino”, le dice Jules, el personaje de la actriz transgénero Hunter Schafer, a su terapeuta.
¿”Euphoria” o disforia?
Sandra Caldwell tuvo que ocultar su identidad muchos años. La actriz de “La ley y el orden”, “The Cheetah Girls” y “Rivals”, entre otras importantes producciones de los años 90 e inicios de los 2000, tardó muchos años en decir públicamente que era una mujer transgénero. En el documental “Disclosure: ser trans más allá de la pantalla”, ella cuenta que cada vez que hacía un papel nuevo, le invadía el miedo por que alguna persona en el set descubriera su “secreto”. El público estadounidense no estaba acostumbrado a tener una mujer trans como actriz en Hollywood, cuando sus referencias son películas como “La hora de Alfred Hitchcock” (1965), “Más allá del valle de las muñecas” (1970), “El silencio de los inocentes” (1991), y otras más en las que un hombre que usa vestido es un psicópata o un asesino (usando adjetivos masculinos). Cintas en las cuales los personajes sienten repulsión al conocer la verdadera identidad del personaje trans.
Un golpe, ganas de vomitar o una mirada despectiva. El cine y la televisión hablan de las personas transgénero y un “secreto” que guardan, que es básicamente descubrir su biología, sus genitales. Si el enfoque de las historias no es terrorífico o repulsivo, entonces es trágico o cómico, con series como “White Famous” (2017), “Nip/Tuck” (2003-2010), “Cold Case” (2003-2010), donde una mujer trans es una víctima o una burla. Lo mismo ocurre en el Perú, según comenta a Saltar Intro la actriz trans peruana Javiera Alejandra, hay una huella que Hollywood ha dejado en el mundo, un estándar de belleza, y el resto de industrias televisivas responden a lo mismo.
“En nuestra comunidad de mujeres trans, hay esta expectativa del ‘sex passing’, de pasar como mujeres cisgénero, de lograr una indetectabilidad ante la sociedad y que la gente no perciba que has pasado por una transición, sino que asuma que eres una mujer como cualquier otra de nacimiento. Entonces, hay esa presión en nosotras y en la mayoría de mujeres de vernos de esa manera. Y eso es lo que nos genera la disforia de género (sentimiento de no pertenencia). Definitivamente, sí hay estas expectativas de cómo deberíamos vernos, cuál debería ser nuestra estética. Y es la misma presión de todas las mujeres en general”, comenta Javiera Alejandra.
A pesar de la disforia que existe, en la televisión peruana, los productores de cásting contratan actrices cisgénero, como Fiorella Flores, para que vistan femeninas, hablen con voz gruesa sus diálogos y parodien el empleo de trabajadora sexual de una persona transgénero, como ocurrió con el personaje que ella interpretó en la serie “De vuelta al barrio” el año pasado. En un video publicado en las redes sociales, la artista peruana aclaró que no quiso “burlarse” de la comunidad trans cuando aceptó el rol. Tiempo después, ella comenta a Saltar Intro lo siguiente: “Yo no me disculpé. Dije que, si herí susceptibilidades, en verdad lo siento, pero no fue culpa mía ni de nadie. Al final, se iba a develar que mi personaje no era mujer, simplemente que hablaba así y que podían pensar que lo era, porque ni siquiera dejaron que pase eso. Porque todo el mundo saltó porque vio unas características que para ellos era eso, entonces ellos son los que juzgaron que era así. Yo en realidad puedo interpretar el personaje que me den: un violador, una prostituta, un transgénero, cualquier personaje. Y eso lo expliqué”, dice.
Flores atribuye la crítica del público a su interpretación del personaje a que “ahorita, la gente está demasiado sensible con cualquier cosa, entonces, obviamente hay que tratarlo con pinzas”. Lo cierto es que las alarmas se lanzan por un problema en la comunidad trans. Según cifras de 2019 publicadas por Amnistía Internacional (AI), hay un 80% de mujeres trans en Lima con la única opción de trabajo en la prostitución, el 63% de participante de la Primera Encuesta Virtual para Personas LGBTI (2017) dijo que sufrió de discriminación o un acto de violencia en su contra.
De acuerdo con Leyla Huerta, la activista trans y coordinadora del proyecto Féminas en Perú, “una de las cosas más fuertes es la indiferencia de la gente y de las autoridades frente a los problemas que enfrentamos por exigir ejercer ciudadanía, y lo peor, que minimizan lo que nos toca vivir, sin darse cuenta que juzgan desde su zona de confort”, según comentó a AI.
Dayanita
Uno de esos problemas de las personas transgénero es conseguir trabajo en el medio televisivo. ¿Cuánta oferta artística trans existe en el país? No hay data, pero a nivel Latinoamérica, ya se escuchan los ecos de las primerizas en la pantalla chica: Isabella Santiago es la primera actriz trans venezolana en protagonizar una telenovela en Colombia (”Lala’s spa”), Diana Zurco es la primera mujer trans en conducir un noticiero en la Televisión Pública Argentina. En el Perú, Dayanita es la primera cómica transgénero en señal abierta. Y Emma Cadenas, la primera reportera trans en un programa de noticias.
Salvando las distancias, son ejemplos de que la televisión está visibilizando a la mujer trans, no siempre de manera despectiva, sino dándole el lugar adecuado. Marina Kapoor, la cantante y actriz peruana transgénero, habla de dos ejemplos. “El caso de Dayanita es un precedente, para bien o para mal, pero lo es. Porque es una producción que tuvo a una mujer trans dentro de su elenco. Sin embargo, las actitudes y las cosas que se ve que ella hace, pues vulneran de cierto modo a la comunidad LGBTQ+. Otro caso es Dayana Valenzuela, en el Miss Perú, tratando de ingresar. La forma en que la organización manejó el tema no fue la adecuada. Exigirle que tenga un nombre en el DNI y una operación para participar es reducir el hecho de ser una mujer trans a que una mujer es una persona con vagina”, comenta.
Kapoor también sostiene que esa belleza “europea” y “divina” sigue presente en la comunidad activista y en la pantalla masiva, aun sabiendo que “una mujer trans puede ser gorda, delgada, afro, indígena”, etc. “Ella quisiera que los realizadores de cásting y productores no cerraran los roles en ciertas características. Pero, para Wesley Verástegui, director de la comedia “Sin vagina me marginan” (2017) y “Un romance singular” (2022), simplemente no hay catálogo. “Si quieres trabajar con actrices trans, no vas a encontrar una oferta. Porque no hay actrices trans en el Perú. Las que hay son contadas con los dedos de la mano, como Javiera Alessandra, Marina Kapoor y posiblemente otra más que no ha saltado mucho a la palestra”, apunta Verástegui a Saltar Intro.
Además, el cineasta peruano considera que el diálogo entre la actriz y el director es lo más sensible al crear un personaje transgénero, por lo que siempre consulta a las actrices trans hasta dónde puede llegar con el humor sin dañar susceptibilidades. Muchos de los chistes que ha usado en sus películas son parte del humor propio de la comunidad a la que pertenecen. “Las personas trans viven tantas cosas malas que la comicidad de sus experiencias hace que lo lleven mejor. También hay una inteligencia bastante curiosa de su parte, una ironía y una chispa inteligente. Yo creo que las bromas de una mujer trans en la televisión, por ejemplo, sobre eso de no ser hombre, algo que les parece horrendo a ellas, en algún momento van a desaparecer. Pero es un proceso. En todos los países. Vencer prejuicios. Y por la broma… que después ya deja de dar risa. Y finalmente desaparece”, señala Verástegui.
En Estados Unidos, además de Sandra Caldwell, hay figuras trans como la activista Laverne Cox (“Orange Is The New Black”), la estadounidense nominada al Emmy, Rain Valdez (“The Great Artist”), entre muchas otras estrellas, como Trace Lysette, Jaime Clayton, Candis Cayne, Jen Richards, la última es la primera mujer transgénero en aparecer en un programa de CMT en 2017. Es un mercado diferente. En contraste, la gerente de producción peruana de Rayo en la Botella (“Yo Soy”, “La Voz Perú”), Ana Roca Rey, asegura que en el Perú hay un largo camino por recorrer en la televisión.
“Va a ser dificilísimo sacar de la televisión estereotipos de la belleza de una mujer. En el caso de nosotros, cuando hemos trabajado con mujeres trans en los programas, no es porque sean trans. ¡Es porque son talentosísimas! Porque cantan y tienen una gran historia que contar. Su historia es igual de interesante a la de un viejito que ha perdido a su mujer. Para nosotros, el tratamiento de cualquier historia es el mismo. Es poder ser una ventana en la cual las personas quieran comunicar y expresar lo que son. Ahí hay una veracidad. No vamos a jugar. Porque cuando juegas a algo que no es real en la televisión, se nota. Y eso al público no le llegaría al alma”, asegura Ana Roca Rey, gerente de la productora fundada por Ricardo Morán, activista de la comunidad LGBTQ+.
Esa idea de ser real es la identidad. Tan real como lo que dice Jules (Hunter Schafer) en el capítulo especial de “Euphoria”: “Por lo menos para mí, ser trans es espiritual. No es una religión… en una congregación. Es para mí, es mío, me pertenece. No quiero estar quieta nunca. Quiero estar viva. Siempre se ha tratado de eso. De seguir con vida”.