Cuenta don Felipe Díaz que hay un antes y un después del terremoto (1970) en la provincia de Carhuaz. Lo sabe porque él estuvo ahí. La suya era una provincia poblada principalmente por campesinos, muchos de los cuales se trasladaban a pie a lo largo de kilómetros de camino para trabajar los campos de terratenientes huaracinos. Su situación era tan precaria que, para no volver a oscuras, debían pasar la noche en aquellos mismos campos cubiertos de costales para combatir el frío. Existía un solo colegio (Díaz, dueño y administrador del hotel El Abuelo, es uno de los pocos que consiguieron graduarse en aquella época) y la subsistencia de las familias se basaba fundamentalmente en la agricultura. La mayoría trabajaba sus parcelas para el consumo propio o para la venta en el mercado de Carhuaz: papa, camote, cebada, algunos granos andinos. No había oportunidad para más.
Tras el sismo, otros cultivos abrieron nuevos caminos. El melocotón, traído de la costa hacia la década del ochenta por migrantes que habían vuelto a casa, es uno de ellos. Han pasado casi cincuenta años y en Carhuaz continúan habiendo necesidades básicas por cubrir. La economía sigue sosteniéndose en la agricultura, pero no va de la mano de la nutrición. Lo que sí hay son melocotones. También fresas, pero esa es otra historia.
La tarde que el diseñador Naeem Khan (India, 1958) entró al colegio Virgen de Natividad, en el distrito de Amashca, para inaugurar un taller de carpintería, los niños lo esperaban con canastitas llenas de melocotones. Era su regalo de bienvenida. Khan fue el invitado de honor de una comisión integrada por las voluntarias de Misión Huascarán (Mariana Hochschild, Sol Paliouras, Karen Mitre, Ani Álvarez Calderón y Mónica Gallese), quienes viajaron a Áncash para presentarle al diseñador el trabajo un taller de tejedoras. En el medio, también hubo tiempo de volver a clases.
NUTRIR Y EDUCAR
Desde hace tres años, la asociación sin fines de lucro Misión Huascarán actúa en distintas zonas de la sierra de Áncash. Específicamente, en centros poblados de los distritos de Mancos (provincia de Yungay) y Shilla y Amashca (provincia de Carhuaz). En los seis colegios donde trabajan actualmente, el 44% de los niños sufre de anemia. Las cifras han ido bajando desde que se ejecutara un programa nutricional que los hace partícipes. No solo con el consumo de galletas a base de sangrecita, sino también con la implementación de huertos y la asesoría de nutricionistas. Es una cadena que debe involucrar a toda la familia para empezar a generar un cambio.
El taller Tejiendo Esperanza (asociación civil que forma parte de Misión Huascarán), instalado en Mancos, busca ayudar a las madres a tener un sustento que permita mejorar las condiciones de vida en sus hogares. Capacitaciones y asesorías se realizan, en ese sentido, con cierta periodicidad. Lo que nunca habían recibido la veintena de mujeres que forman parte del grupo es la visita de un diseñador internacional. Pero no eran las únicas sorprendidas: también era la primera vez que Naeem Khan veía de cerca el trabajo con fibra de alpaca peruana en las manos de artesanas. Ese encuentro podría representar un nuevo panorama para ellas, pero aún es pronto para aterrizar las posibilidades. Nuestro país, según indica Khan, necesita de una mayor cohesión en los rubros textil y de la moda para poder despegar internacionalmente.
“La industria se construye cuando hay una infraestructura”, nos cuenta en Carhuaz. “En el Perú, aún no existe la infraestructura necesaria. Tienen artesanía y talento por todos lados: algodón, pigmentos, fibras, incluidas las que aún no se usan”, explica. “Pero eso requiere de ayuda, que el Gobierno se involucre de alguna manera para que ocurran cosas. La moda es una industria que genera trabajo en el país: debemos verlo de esa manera”, insiste. ¿Qué ocurrió en su natal India, cuya cultura le resulta tan similar a la nuestra? “Los indios abrazamos el diseño indio, nos sentimos orgullosos de lucirlo”, finaliza.
Aquel planteamiento se puede aplicar a muchos temas en nuestro país: uno no quiere lo que no conoce.
Misión y compromiso
-Las iniciativas sociales de Misión Huascarán integran educación, desarrollo económico, salud y nutrición, entre otros proyectos. Todos son subvencionados a través de donaciones y voluntariado.
-El objetivo principal recae en transformar la vida de pobladores en situación de pobreza de las zonas rurales de la región, además de crear oportunidades para un mejor futuro.
-La gala Misión Huascarán, que se organiza todos los años, representa la principal fuente de recaudación para la asociación a la fecha.
CÓMO AYUDAR
Contacto: comunicaciones@misionesrurales.org.pe
Web: www.misionhuascaran.org.pe
Teléfono: 284-5775