Las fobias son miedos irracionales a situaciones, personas o lugares -entre otros factores- que hacen que reaccionemos de manera desmedida ante posibles peligros. Aunque poco se hable de ello, esta condición también puede afectar a nuestras mascotas.
¿Qué señales presentan los perros cuando sienten fobia? Podemos detectarla si la mascota muestra salivación abundante, suelta un ladrido excesivo o tiene intentos de agresiones. Otros signos que nos ayudan a identificar si nuestro engreído se siente vulnerable ante una situación determinada es ver si tiene la cola entre las piernas, si las orejas están hacia atrás o si trata de esconderse para evitar el estímulo que le produce pánico.
En los perros las fobias más comunes están asociadas a ruidos fuertes. La reacción más frecuente es el intento de huir. La buena noticia es que esta situación tiene tratamiento: con paciencia, constancia y tiempo es posible revertirlas o, al menos, disminuir sus efectos indeseables.
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¿Cómo se logra? Para ello se utiliza la habituación y debe realizarse por un especialista en conducta animal. El proceso consiste en exponer al paciente gradualmente al estímulo que desea evitar, hasta que lo tolere y le sea indiferente. En algunas ocasiones podría necesitarse que un médico veterinario le administre fármacos tranquilizantes.
Las fobias pueden ser innatas o adquiridas. La primera aparece como una conducta heredada y se presenta ante la respuesta de estímulos que aparecerán durante su vida (es propia de perros muy emotivos o miedosos). Si la fobia más bien se presenta durante la madurez, y solo frente a un determinado estímulo, deducimos que la ha adquirido.
Muchas veces nosotros mismos somos quienes generamos estas fobias en nuestros perritos, por una larga lista de motivos. No olvidemos que el instinto protector es un refuerzo al miedo, y en este caso solo agrava el problema.
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