La ciudad de Cusco se ha convertido en uno de los destinos favoritos del diseñador Sergio Dávila. No es sorpresa: en la pintoresca localidad su marca homónima triunfa entre los compradores locales y foráneos, y él es embajador de la nueva montaña de colores en el distrito de Layo. Es aquí donde gran parte de sus colecciones encuentran inspiración.
Su última visita ha sido a lo grande, presentando su última creación con invitados internacionales en una pasarela que ocupó las principales calles de la Ciudad Imperial.
“El desfile lo abrió una modelo luciendo una pieza inspirada en la tradicional pollera peruana, fabricada en algodón pima. La prenda se hizo respetando la historia con la que carga la pollera, al considerar su origen en la cultura peruana”, indica a Somos el diseñador, que acumula ya dos décadas en el rubro.
TE PUEDE INTERESAR: ¿Lugares ‘instagrameables’ para comer? Estos son los restaurantes en Lima con los espacios más bonitos
Girar la mirada del mundo hacia el Perú es uno de sus principales objetivos. Con años de experiencia en el mercado internacional —durante 2013 y 2014 destacó haciendo moda en el mercado neoyorquino— Sergio Dávila considera que su país tiene mucho para dar. “Ahora hay mucho más soporte y plataformas para difundir el talento que antes. No en vano, en el Perú tenemos las mejores fibras del mundo”, rescata Dávila.
Sergio Dávila lanzó su marca en 2002. Diez años después de su debut, alcanzó un pico notable en calles neoyorquinas, con sus diseños elegantes y vanguardistas. Siempre se encontró cautivado por el uso de fibras de alta calidad como la alpaca, vicuña y el algodón, con técnicas artesanales de tejido que sumaban más personalidad y detalle a sus piezas. Actualmente, está centrado en impulsar el crecimiento de su marca en el mercado local, contando con tres puntos de venta en Cusco y uno en Lima, ubicado en la primera cuadra de la calle Tudela y Varela (sobre el restaurante Cosme).
Emocionado por el lanzamiento de su reciente creación —que se inspiró también en la Pachamama, Huiracocha y la montaña de siete colores— el modisto está preparado para conquistar este 2024. Y, por qué no, para lograr otro objetivo fundamental: terminar de descentralizar la moda peruana, en todos los eslabones de la cadena. //