Amiga, amigo, tú que cuando ves a Croacia en semifinales te acuerdas de Cuevita y toda su descendencia, no te malogres más el hígado. No fue ese maldito penal ante Dinamarca la causa de nuestro regreso prematuro de Rusia.
Lo que le faltó a Perú fue jerarquía, esa que derrochan Francia, Bélgica, Inglaterra y Croacia. Y que no se consigue por generación espontánea.
Recordar las virtudes de Francia y la generación dorada que dirige Deschamps resulta ocioso, como mencionar la relevancia del fútbol croata representada en jugadores de élite como Modric, Rakitic y Mandzukic.
¿Y Bélgica? Reformuló sus fuerzas básicas tras la Eurocopa del 2000 y se convirtió en exportador de jugadores jóvenes, algunos de los cuales concluyeron su formación en clubes importantes de Europa.
Inglaterra ha hecho lo mismo desde hace un tiempo relativamente corto y, si bien el cambio aún no se traduce en toda su dimensión, le suma que la Premier sea uno de los torneos más competitivos del mundo. Y tener a Gareth Southgate, un seleccionador lo suficientemente inteligente para beber del fútbol de Guardiola y Pochettino e incorporar movimientos del fútbol americano y de la NBA (¿Han visto el ‘trencito’ que hacen sus jugadores en los córners a favor?).
Quienes piensan que tenemos la clasificación a Qatar en el bolsillo o el podio de la Copa América 2019 se equivocan.
Perú necesita hacer muchísimo más si quiere volver a un Mundial.
Requiere, por lo pronto, tener clubes serios y un torneo decente. Solo así podrá ser más competitivo y adquirir jerarquía, esa que se necesita para ganar.