Son múltiples los motivos que pueden llevar a alguien a emigrar, pero hay tres que suelen repetirse entre aquellos que decidieron coger maletas y asentarse fuera del país en que nacieron: unos dicen por trabajo o estudios; algunos, por negocios; y otros, porque no les quedaba más opción.
A Marcelo Oxenford (Buenos Aires, 1947) le pasó lo primero. Llegó al Perú con 35 años para ser gerente de Marketing de una marca de gaseosas, antes de convertirse en actor y grabar una veintena de series y telenovelas. Lleva más de media vida en el país, pero no se pierde un solo partido de Racing de Avellaneda, club del es que es hincha. “El Perú es mi novia; y Argentina, mi madre. Son dos amores que, para mí, no pueden competir entre sí”, comenta Marcelo.
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Marisa Minetti (Buenos Aires, 1973), hija de padre peruano y madre argentina, se estableció en el Perú hace 25 años con el objetivo de construir una carrera en el mundo del espectáculo. Por aquel entonces, eso resultaba imposible de hacer realidad en su país, que aún padecía los rezagos de los años de dictadura militar. “El Perú me salvó a mí y a mi familia. Aquí encontramos la paz que necesitábamos, luego de vivir épocas muy duras”, recuerda la actriz.
Horacio Benincasa (Buenos Aires, 1994), futbolista de Cusco FC, es hijo de madre peruana y de un ex combatiente de la guerra de Las Malvinas. El ‘Ché’, como lo suelen llamar desde que jugaba en las divisiones menores de Alianza Lima, creció en el barrio de Avellaneda, pero tuvo que emigrar a Lima en el 2001, tras el shock económico originado en el gobierno de Fernando de la Rúa. “Tuvimos que comenzar de cero. Felizmente, se me dieron las cosas en el fútbol y la situación familiar mejoró”, cuenta.
Fecha 1:
Argentina vs. Arabia Saudita, el Martes 22 de noviembre, en el Estadio Lusail.
Fecha 2:
Argentina vs. México, el Sábado 26 de noviembre, en el Estadio Lusail.
Fecha 3:
Argentina vs. Polonia, EL Miércoles 30 de noviembre, en el Estadio 974.
Valentín Dupuy (Santa Fe, 1980), chef y embajador de la Federación Argentina de Asadores, vino al Perú en el 2010 como gerente de una cadena de restaurantes argentina. “A pesar de la distancia, uno siempre mantiene comunicación con la familia. Hoy en día, la tecnología ayuda a acortar distancias”, sostiene. En el 2018 abrió el restaurante Zoyla, especializado en parrillas, asados y barbacoas, donde todos los participantes de esta nota se reunieron hace unos días para compartir un almuerzo y hablar de los temas que más (des)une a los argentinos: fútbol, política y fútbol.
COMO EN CASA
Sentados alrededor de la mesa, e intercalando bocados de empanadas y chorizos, cada quien tiene su propia respuesta para la siguiente pregunta: ¿Es la selección argentina la favorita para ganar el Mundial? “Ya nos quieres mufar [transmitir mala suerte]”, dice el ‘Che’ Benincasa, rompiendo el hielo. “Yo lo que creo es que la selección está en un gran nivel y lo viene demostrando. Además, tienen a Messi, que es el mejor del mundo”, añade.
“Messi no solo es el mejor del mundo, es un extraterrestre”, comenta Marcelo Oxenford. “Dicen que el argentino es agrandado y soberbio, lo cual puede ser cierto, pero al momento de jugar fútbol somos duros y aguerridos. Este Mundial lo vamos a ganar si jugamos con el corazón, el hígado y los riñones”, complementa el actor, quien celebró el título de México 86 en plena avenida Larco, junto con otros de sus compatriotas.
Para Marisa Minetti, que por estos días presenta la obra El hijo, en el Teatro de Lucía, la efervescencia que gira en torno a la selección argentina es un antídoto ante la crisis que atraviesa el país. “Todos los argentinos están a la espera de que se le pueda dar esa alegría. Cuando ganamos en el 86, la gente salió en caravanas a las calles de Buenos Aires. Yo era chica, no entendía muy bien lo que pasaba, pero recuerdo que todo el mundo desbordaba en felicidad”, dice Marisa. “En el país se vivió una fiesta total, como si fueran carnavales. Todos los argentinos queremos que eso se pueda repetir con este Mundial”, comenta Valentín Dupuy.
Sobre la situación política y económica de Argentina, todos coinciden en que, a pesar de la distancia, no son indiferentes ante lo que viene ocurriendo. “La cosa está muy jodida”, dice Marcelo. “Gracias a Dios, somos un país bendecido, pero no sé hasta cuándo nos vaya a durar”, añade. “Yo vengo escuchado que estamos en crisis desde los ochenta, pero si tú vas a los bares, restaurantes y teatros de Buenos Aires, todos están reventando de gente. Hoy, la capital es como una burbuja”, dice Marisa.
“Lo complicado está en provincia. Mucha gente está yendo a Buenos Aires porque no consiguen trabajo en sus ciudades”, comenta Valentín, quien suele viajar constantemente a su país. “Yo estuve hace poquito en Buenos Aires y, por la misma situación, se respira cierto pesimismo entre la gente. Lo único que nos puede salvar es el Mundial”, concluye Benincasa.
Exagerado o no, todo indica que el futuro de un país está en manos de lo que vaya a pasar a partir del 20 de noviembre en Qatar. //
El argentino lleva la pasión en el ADN. Es pasional por todo y a todo le encuentra rivalidad. Lo del fútbol trasciende porque es el deporte más popular. Pero si vas a un partido de básquet o a una carrera de automovilismo, notarás que también se vive con intensidad.
En Argentina, la gran mayoría respira, come y duerme pensando en fútbol. Es algo en lo que no tienes elección: tú naces con eso. Desde que estás en la panza te asignan el equipo por el que vas a hinchar, probablemente antes que tu nombre.
Además, uno está constantemente bombardeado con el tema. Si una marca quiere apelar a la emotividad, habla de fútbol. Lo mismo sucede con los políticos.