Spiderman tiene cuatro hijos. Venom, tres. El primero vive en Ventanilla, el segundo en San Martín de Porres. Ambos están peleando sobre el techo de una Covida que espera la luz verde en el cruce de las avenidas Primavera con Velasco Astete. Los ves desde la mortal vereda y en tu cabeza, instantáneamente, aparece cualquier escena de las películas del hombre arácnido. Incluso las del tráiler de “Spiderman: No Way Home”, que se estrena en el cine el 16 de diciembre. Y la música. También salta a la memoria la inolvidable cortina de los dibujos animados. Ellos se provocan, se miden, se abalanzan el uno sobre el otro, se esquivan, se cargan. Tienen 90 segundos para eso, que es lo que demora que cambie el color del semáforo, además de bajar del bus y recoger lo que buenamente quieran dar conductores y pasajeros testigos del hecho. Varios han sacado el celular para grabarlos y no pocos han entregado un justo reconocimiento monetario por las sonrisas. Excelente entremés. Breve, pero muy original y entretenido. Los artistas urbanos se llevan la ovación con una coral de claxon.
Jorge Luis Hidalgo (35) y José Azcurra (30) son dos bailarines y acróbatas que por años han tenido la calle como escenario para demostrar sus habilidades, las mismas que han adquirido y perfeccionado de forma autodidacta. Se conocían de hace mucho, pero fue hace dos meses que decidieron sumar esfuerzos para representar a estos dos personajes de la ficción. Hidalgo, de hecho, lleva cinco años interpretando a su héroe personal. Incluso a él se le conoce como ‘el Spiderman busetero’. “En las paradas de los semáforos ya a nadie le interesaba vernos bailar break dance, ese tipo de presentación se agotó. En cambio hoy, cuando nos ven treparnos a los techos de los buses y camiones y hacer coreografías que simulan peleas, la gente se alegra, se entusiasma. Les rompes las rutina y ellos lo agradecen después con monedas, saludos, aplausos y bocinazos. Qué más podemos pedir que eso: sacar para llevar pan a la casa y obtener el reconocimiento de nuestro arte. Es un trabajo digno del que estamos orgullosos”, dice Hidalgo, quien se pone el traje azul y rojo.
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Azcurra, detalla en tanto, que es por las mañanas que acuden a este cruce de avenidas en Surco. “Son 90 segundos entre el rojo y el verde y, para qué, hay buenas propinas”. Pero acota que por las tardes se van a la avenida La Marina para las funciones matinales. “Allá el semáforo demora aún más, pero además hay más buses, custers y camiones juntos por los que también cruzamos de techo en techo como parte del acto”, dice. Ellos, hay que subrayar, siempre piden permiso a los conductores de los vehículos en los que quieren trepar. La mayoría les dice que sí. Después de años de trabajar a la intemperie en muchas ciudades del Perú e incluso otras de Sudamérica, les resulta excepcional que la rutina actual esté funcionando tan bien.
El Spiderman ‘busetero’
‘Spiderman busetero’ es el nombre artístico con el que se bautizó el mismo Jorge Luis. Nacido en La Victoria y criado en Ventanilla, el joven se define a sí mismo como un profesional versátil pues baila, pero también actúa y canta. La acrobacia la comenzó a practicar en los arenales después de ver a gimnastas por la televisión.
“En mi cerro la arena era fina, entonces cada salto que daba era como caer en una cama de agua. Nunca me lesionaba. Seguí practicando los mortales y los perfeccioné. Un día un amigo me dijo para mostrar lo que sabía en un cruce de calles y yo me avergoncé. De chico trabajaba con mi papá en lo que era costura, pero nunca había ‘pasado el sombrero’ en la pista. Pronto entendí que eso no era ‘limosnear’, sino mostrar arte. Además, en hora y media saqué 50 soles. Me gustó, le vi futuro y me quedé haciéndolo ”, le explica a Somos.
Jorge Luis bailaba en la calle, pero también ha sido contratado por periodos en compañías de baile, ha participado en programas de TV y en eventos. Como no podía ser de otra manera, también anima fiestas infantiles.
“El personaje llegó a mí de forma anecdótica en el 2016, pero me salvó en tiempos de vacas flacas. Un día haciendo acrobacias hice un giro mal y la rodilla derecha se me salió. Tardé en recuperarme un año. Cuando se me acabó lo guardado empecé a desesperarme porque tenía cuatro hijos que mantener. Una amiga me preguntó si podía disfrazarme de Spiderman para una fiesta. Dije que sí y fui, pero en cada mortal que hacía sentía dolor debido al impacto de los saltos. Entonces pensé que trepándome en las paredes o escaleras no iba a forzar tanto la cosa y el público se alocó. Luego llevé el acto a la calle y ahí quedó”, relata.
Las dudas estaban. “Yo pensaba... y si los choferes me botan, el Serenazgo... bueno, sin miedo al éxito, intentémoslo”. Estuvo en Ecuador trabajando en un programa de TV, pero con la pandemia se quedó sin trabajo y volvió a Perú. La dupla con José es de lo mejor que últimamente le han ocurrido. “Ahora somos una plaga en Lima, hay muchos jóvenes que hacen de Spiderman, pero me alegra haber sido el primero, marcado la pauta. La cosa es que todos tengamos chamba”, afirma. Tiene Facebook y Youtube.
Una cuestión de respeto
José, en tanto, es de Chiclayo, pero ha vivido un poco en todos lados. A los 17 años descubrió que tenía este talento. “En el colegio yo no me había dado cuenta. Un día vi a unos chicos bailando break dance y me hizo amigos de ellos. Aprendí y en la calle comencé a ganarme la vida. Bailé 13 años. Estuve en producciones, en obras de teatro, en circos. También en concursos de TV”, narra. De hecho ha viajado a varios países de Sudamérica dedicándose a lo mismo.
Pero, llegó la pandemia y regresó a Chiclayo a atender a sus tres hijos. Él está encargado completamente de ellos con la ayuda de su madre. “Gracias al apoyo de mi familia me concentro en trabajar. Todos los días, cuando acabo de trabajar, le agradezco a Dios no haberme lesionado, que no me hayan botado de la calle. Aquí en el Perú a los artistas se nos trata como delincuentes, en otros lados no es así. Qué cuesta apoyar no sacándonos, si somos ordenados y no faltamos el respeto. Solo mostramos nuestro arte. En fin, hay que darle. No hay de otra manera”, afirma José quien también es tatuado. A mediano plazo espera recuperarse de una lesión de la mano para ahorrar y poner su estudio.
Mientras, Spiderman y Venom han decidido continuar con esta rutina hasta que sea se cumpla su ciclo. Aunque, claro, están siempre abiertos a la opción de ser contratados para eventos, avant premiers y fiestas infantiles (tienen rutina de hasta dos horas). Elis how siempre debe continuar. Después de todo, con un gran poder hay una gran responsabilidad.//
PARA CONTRATOS:
Jorge Luis Hidalgo: 994434077.
José Azcurra: 925263154.