Hay matrimonios que se separan sin saber nunca en qué momento cambió todo. Lo que le pasó a Los Beatles fue lo opuesto. La crónica de su separación quedó detallada al milímetro, con marca de time code, durante la filmación de Get Back. Este fue un fallido documental y disco en directo que buscaba ser una vuelta a las raíces rock del grupo, pero que debió archivarse en su momento porque hacerlo se convirtió en una pesadilla para los involucrados. Parte del material aparecería tras la disolución del grupo, en 1970, con el melancólico nombre de Let It Be.
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Cincuenta años después, el director Peter Jackson (El Señor de los Anillos) fue autorizado a revisar las más de 60 horas de metraje inédito que registró el cineasta Michael Lindsay-Hogg de esta difícil etapa en la vida de los de Liverpool. Lo que encontró en su versión fue, además de la amargura ya conocida, un puñado de momentos de camaradería y momentos distendidos, aspectos que el director original de Let It Be habría obviado para centrarse en las riñas y la descomposición de su relación.
El documental de Jackson, que se puede ver en Disney+, es un must para el fan de los Beatles, aunque se le pueda criticar su entusiasmo con momentos anodinos que quizá no debieron salir de la mesa de montaje. Igual, siendo los Beatles la banda más auscultada del planeta, en donde todo material gráfico sobre ellos ya se conoce, así dure unos segundos, que aparezcan de pronto más de seis horas de escenas nunca vistas, es un regalo que solo se puede agradecer.
[ESTA RESEÑA CONTIENE SPOILERS]
Los mejores momentos de Get Back
1. Cuando Paul McCartney compone un hit en 5 minutos
El momento que revela el genio de McCartney es fruto de un enfado. El bajista ha llegado puntual al rodaje y nota que Lennon no se ha aparecido. Murmura que quizá debería despedirlo, coge su bajo Hofner y se pone a tocar como poseso la nota La de su instrumento. Algo lo inquieta en ese zumbido y quiere averiguar qué es. Está tratando de atrapar una melodía. George y Ringo lo contemplan entre bostezos matutinos. Cuando cambia a Re, la progresión de blues, la melodía aparece entera. Paul acaba de componer el hit del disco en solo unos minutos.
2. George Harrison renuncia en pleno rodaje
Tanto Let It Be como Get Back detallan las fricciones del grupo por el proceso de composición. Antes que un asunto participativo lo que se vivía era una tiranía en la que unos trataban a los otros como simples músicos de sesión. El más perjudicado era George Harrison, que debía soportar los desplantes de McCartney para con sus canciones y arreglos. En el clímax del primer capítulo, George no aguanta más: “Me voy de la banda”, dice mientras deja su guitarra. “¿Cuándo?”, le pregunta Lennon y el menor de los beatles responde: “¡Ahora!”.
3. Cuando debaten sobre dar un concierto en Tripoli
El proyecto Get Back / Let It Be buscaba regresar a los Beatles a sus “raíces rock”, cuando grababan sus discos sin trucos de estudio. El otro objetivo era devolverlos a los escenarios después de años de no pisar una tarima. Vemos las discusiones sobre en qué lugar debería darse este show. El director Michael Lindsay-Hogg es insistente en querer llevarlos a Libia, al dar un concierto en las ruinas fenicias de Sabratah. El resto no sabe qué pensar de esta idea. A Lennon le parece muy poco rock. Paul piensa que viajar no es una opción. A Harrison le preocupa el costo. A Ringo solo le interesa estar con el grupo.
4. Cada vez que sale Mal Evans, el mejor asistente del mundo
Para resolver sus inquietudes diarias los beatles contaban con la asistencia de Mal Evans, quien fue primero su fan desde las épocas de La Caverna, luego su conductor y roadie y al final un amigo leal. El documental muestra cómo el gigante Evans (1.97m) siempre estaba dispuesto a apoyar a sus camaradas. Los ayudaba a transcribir sus letras en papel (y a veces hasta aportaba ideas, como se ve en la escena de The Long and Winding Road). Para Maxwell Silver´s Hammer, McCartney se va a almorzar pero antes le pide a Mal que le consiga un martillo y un yunque a su vuelta. El asistente queda confundido con el pedido, pero en la siguiente escena ya lo tiene consigo y lo toca feliz, a manera de percusión.
5. Cuando Lennon rompe las tensiones con bromas
Aunque se lo vea bromista, Lennon no la pasó bien en las grabaciones de Get Back. No estaba vinculado emocionalmente con la tarea de hacer un disco en directo (una idea básicamente de Paul), no le agradaba ensayar en cámaras ni ser mandoneado por su socio. “Fue un infierno, las sesiones más abyectas que puedan imaginarse”, dijo después. La forma de Lennon de responder a esos conflictos era con humor. Se lo ve siempre rompiendo el hielo con salidas humorísticas, incluso después de la salida de George. “No sé para qué hemos vuelto a aquí”, dice Paul y Lennon añade: “A fingir que no ha pasado nada”. Luego, antes de tocar I´ve Got a Feeling, le da una pase imaginario al micro vacío de Harrison.
6. El momento en que Paul McCartney se rompe
Tras la partida de Harrison, el resto asimila el golpe. Para Paul la situación ha ido demasiado lejos. Está harto de que los demás lo vean como el jefe o el malo, por tratar de imponer orden. Sabe también que la salida de George ha sido su culpa. En un momento sugiere hacer un show de TV que intercale noticias del mundo con música de los Beatles, y que la última noticia que se lea sea la disolución del grupo. Ha lanzado una bomba en medio de la sala y Ringo no sabe qué pensar. Hay silencio. La cámara capta durante algunos segundos cómo los ojos de McCartney se empiezan a humedecer y a poner rojos.
7. La reveladora charla del florero
El proyecto está paralizado sin George y las caras son largas. El mas triste parece ser el documentalista que no tiene nada que registrar. Cuando Lennon por fin aparece en el estudio, le toca afrontar una charla decisiva con McCartney sobre el futuro del grupo. Ambos se retiran a un lugar privado, lejos de las cámaras, para tener privacidad, sin saber que hay un micrófono oculto en un florero que registra su conversación. Escuchamos entonces a la dupla discutir “a calzón quitado” sobre todos los problemas de los últimos días, los celos, las dinámicas de poder al interior del grupo y el espinoso problema del liderazgo.
8. Cuando llega Billy Preston a salvar el día
La llegada de Billy Preston marca un antes y un después en las grabaciones. El organista, al que conocieron en su época en Hamburgo, llega de casualidad al estudio de los Beatles, justo cuando estos discutían la posibilidad de convocar a un músico más que los apoye con las canciones. El risueño Preston pasaba para saludar y su sola presencia mejora el ánimo de todos los presentes, que por unos días dejan de atacarse. Cuando se pone detrás de su Fender Rhoades, Billy le aporta el ingrediente que les faltaba. Los cuatro no pueden estar más felices. Hasta discuten si deberían hacerlo un quinto miembro oficial.
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9. Cuando resuelven dar un concierto en el techo
El proyecto Get Back implicaba la realización final de un especial de TV que sería la primera presentación en directo de los Beatles después de cuatro años alejados de los escenarios. Este especial al final no se llegó a dar porque nunca se pusieron de acuerdo en qué lugar lo harían. Paul está fastidiado porque siente que no hay un clímax para todo lo trabajado. Es entonces que le sugieren la idea de hacer un concierto sin permiso en el techo del estudio. Su cara se le ilumina y de inmediato van a la azotea a ver qué tan factible puede ser. En ese punto termina el segundo capítulo. Lo que pasará después es historia: el del techo será la última vez que los cuatro toquen en vivo. Un año después se separarían.
10. El momento en que abordan el problema “Yoko”
Yoko Ono ha sido sindicada desde hace medio siglo cómo la causante de separar a los Beatles. Su presencia permanente en los ensayos, siempre al lado de John, causaba como mínimo una incomodidad. Al inicio del segundo capítulo, se escucha a Paul divagando sobre el punto. Por momentos, parece defenderla: “Ella es estupenda. Me cae muy bien. Los tórtolos quieren estar juntos”. Luego parece confirmar que su presencia sí es un lastre: “No puedo ir diciéndole [a John]: “sé sensato, no la traigas a las reuniones”. No es mi decisión”. Reconoce además lo difícil que es para ambos componer juntos cuando están separados físicamente por sus respectivas vidas. Al final lanza una frase casi profética. “Este asunto resultará increíblemente cómico dentro de 50 años. “Se separaron porque Yoko se sentaba en un ampli”. Algo por el estilo dirán”.