Perú es el cuarto país con las tasas más altas de mortalidad en cáncer de cuello uterino en Sudamérica. Aunque el panorama suena desalentador, lo cierto es que la enfermedad (que se desarrolla por el segundo grupo de VPH, clasificado como de alto riesgo) puede evitarse a través de vacunas y otros sistemas de prevención que a continuación te contamos. Para empezar, es importante conocer que el virus de papiloma humano (VPH) tiene más de 200 tipos, que son transmitidos por vía sexual. Estos, son clasificados en dos grupos: bajo y alto riesgo. Los primeros casi no causan enfermedades, mientras que los segundos pueden desencadenar varios tipos de cáncer.
“La infección es frecuente. Casi todas las personas que son sexualmente activas se infectan por el VPH a los pocos meses o años de iniciar la actividad. Por ello, las vacunas se proveen entre las edades de 9 a 13 años, de manera previa”, explica Ana Talavera, médica especialista en ginecología de SANNA Clínica San Borja.
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VACUNAR PARA PREVENIR
Aunque la mayoría de contagios por VPH no causan cáncer, sí es posible desarrollar otras dolencias, como verrugas en el área de los genitales, ano, boca o garganta. Además, el peligro al que hay que poner foco es la reinfección por virus de riesgo alto, pues esta podría derivar en un caso de cáncer.
“Para entenderlo, basta con saber que el sistema inmune suele controlar las infecciones por VPH para que no causen cáncer. Sin embargo, si esto es persistente, el sistema se debilita y empieza a producir cambios celulares, que si no son tratados pueden empeorar con el tiempo y convertirse en una neoplasia”, precisa Talavera.
En este sentido, las vacunas cumplen un rol crucial, pues previenen las infecciones derivadas por ambos grupos de VPH, desde verrugas hasta cáncer.
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La vacuna contra el VPH también debe ser aplicada en hombres. Un estudio liderado por la OMS y el Instituto Catalán de Oncología, demostró que casi 1 de cada 3 hombres mayores de 15 años están infectados con al menos 1 tipo de VPH. Enfatizar en la importancia de su inmunización hará que, en consecuencia, la incidencia de enfermedades en mujeres se reduzca. En nuestro país, este año el Minsa activó la inoculación en niños de entre 9 y13 años, con campañas de vacunación que antes solo incluían a niñas. Un paso más hacia el cambio.
NUNCA ES TARDE
Aunque el proceso de inmunización es promovido por el Ministerio de Salud en menores de 9 a 13 años, las personas adultas no están excluidas del cuidado. “Es posible vacunar a adultos de entre 27 y 45 años que no recibieron las dosis antes. Aunque se benefician menos —porque a esta edad hay más probabilidades de que ya se hayan expuesto al VPH—, las mujeres estarán protegidas contra una reinfección, en especial aquellas que hayan recibido un tratamiento previo por lesiones o contra una superinfección [que consiste en contagiarse de uno o más serotipos de alto riesgo de VPH]”, apunta la doctora.
Además de las vacunas, otras acciones de prevención que deben tener en cuenta las mujeres son la programación de exámenes como el Papanicolaou (a partir de los 25 años todos los años) y el test de Cobas (a partir de los 45, aproximadamente), que verifican si hay cambios en las células del cérvix causados por virus de alto riesgo.
En caso de mayores sospechas de infección, la experta indica que se deberá desarrollar una colposcopia, y posteriormente una biopsia de cérvix para descartar el cáncer. Implementar estas estrategias es parte importante del cuidado personal. La prevención, como en muchos escenarios, siempre será la mejor acción que tomar. //