En próximo año, el país deberá afrontar uno de sus más grandes retos en salud pública de su historia: lograr que las vacunas contra el COVID-19 lleguen a cada rincón del Perú y a las personas que más lo necesitan.
Este es tal vez el más importante programa de inmunización de nuestra historia, pues alcanza a la totalidad de la población y se dará en un contexto de pandemia, según los especialistas consultados por El Comercio. Su implementación requerirá una planificación sin precedentes que garantice salvar miles de vidas.
Hasta el momento, el Perú cuenta con unas 11 millones de dosis aseguradas de una posible vacuna contra el COVID-19. Y el objetivo es vacunar a más de 22,5 millones de peruanos durante el 2021, según informó el Ejecutivo.
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De los ensayos al “mundo real”
En el país, se están realizando los ensayos clínicos de dos vacunas candidatas de la farmacéutica china Sinopharm, que consta de dos dosis cada una. Además, sus pares AstraZeneca/Oxford, Curevac y Johnson & Johnson están en el proceso para iniciar sus ensayos.
El epidemiólogo Edward Mezones, quien ha trabajado en estrategias de inmunización, advierte que la eficacia de las futuras vacunas es un factor clave que deberá tomarse en cuenta cuando se diseñe la estrategia de vacunación nacional, ya que la mayoría de ellas aseguran entre el 50 y 60% de eficacia, y esto podría variar cuando se lleven al “mundo real”. Esto quiere decir que las vacunas no protegerán en un 100% a quienes las reciban.
“Esta eficacia va a convertirse en efectividad una vez que la llevemos al campo. Y finalmente esta efectividad, tras el programa [de inmunización], va a convertirse en impacto real en el país. En los ensayos clínicos lo que se determina es la eficacia y seguridad para el grupo de personas que participan en él, pero es diferente cuando se evalúa el efecto que va a tener en el mundo real, en el marco de una política de salud pública. El mundo real es distinto al ‘mundo ideal’ del ensayo clínico”, explica a El Comercio el exjefe de Estudios Económicos y Sociales en Salud de la Superintendencia Nacional de Salud (Susalud).
En ese sentido, al igual que Mezones, la doctora peruana Ángela Uyen, asesora en políticas de salud de Médicos sin Fronteras, en Bélgica, afirma que será fundamental que el Ejecutivo informe de manera clara que las vacunas no serán 100% efectivas, para así no crear falsas expectativas en la población.
Disminuir mortalidad y transmisión
Estos expertos explican que los planes de inmunización tienen dos grandes objetivos: disminuir la mortalidad y la transmisión del virus. Estas metas ayudan a determinar las poblaciones que se atenderán prioritariamente. Si la estrategia se basa en reducir la mortalidad por COVID-19, entonces las personas en mayor riesgo de desarrollar un cuadro grave y morir deberán acceder a una dosis primero. Si se busca reducir la transmisión, el foco serán aquellas personas que son los que más pueden transmitir el virus.
Como detallamos en un informe previo, la prioridad del Gobierno serán los trabajadores de salud, fuerzas del orden y de servicios esenciales. Luego se espera alcanzar a personas vulnerables con enfermedades crónicas (hipertensión, diabetes, obesidad) y adultos mayores hasta llegar a un 20% de los peruanos (aproximadamente seis millones), y posteriormente a la población en general. Una estrategia similar a la planteada por la Organización Mundial de la Salud.
“Yo creo que a lo que apuntan [con esta estrategia] es definitivamente a reducir la mortalidad. Si vamos a medir el éxito de nuestra estrategia por cuántas muertes evitamos, creo que enfocarnos en estas poblaciones tiene coherencia”, afirma Uyen, quien ha trabajado en Haití y la República Democrática del Congo, entre otros temas, en estrategias de inmunización.
El Comercio solicitó al viceministerio de Salud Pública una entrevista para conocer si la estrategia de vacunación frente al COVID-19 estará enfocada en reducir la mortalidad o la transmisión, o si será mixta, pero no recibió respuesta hasta el cierre de este informe.
Información, la clave para distribuir las vacunas
Una vez que el objetivo sea establecido por las autoridades de salud, el próximo reto será conocer dónde se encuentra la población que se quiere atender primero y cuántos son. Para ello, los estudios de prevalencia sobre COVID-19, que muestran el número de casos de un evento de salud en un determinado momento y lugar, será fundamental. Esta información permitirá contar con una “foto” del momento.
El obstáculo es que por ahora no se cuenta con muchos estudios que muestren en qué lugares se encuentran las personas más susceptibles al COVID-19 y que aún no se han contagiado.
“Es importante hacer estudios de prevalencia, saber dónde enfocarnos. Es fundamental [al momento de elaborar las estrategias] preguntarnos dónde se necesita más la vacunación”, explica Uyen.
Al respecto, Rodrigo Carrillo Larco, epidemiólogo peruano y científico de datos del Departamento de Epidemiología y Bioestadística de la Escuela de Salud Pública del Imperial College London, en Reino Unido, le dice a este Diario:
“Sabemos que hay tres [estudios de prevalencia de COVID-19] a la fecha: en Lambayeque (30%), Iquitos (75%) y Lima (25%). Si bien sería ideal tener uno nacional, como en el caso de España, o más estudios de similares características en otras provincias o departamentos, los disponibles ya nos dan información importante: indican heterogeneidad en la prevalencia, yendo de 25% al 75%, es decir, muestran que el impacto de la pandemia no ha sido igual en todas las regiones; que aún queda una proporción importante de la población que no se ha infectado, particularmente en Lima y Lambayeque, en donde el 75% y 70% aún está susceptible”.
El último domingo, el presidente Martín Vizcarra aseguró que un estudio de prevalencia a nivel nacional que está elaborando el Ministerio de Salud mostraría que el 40% de los peruanos ya tuvo la infección. La investigación aún no ha sido publicada.
En ese sentido, los epidemiólogos explican que incluso si un gran porcentaje de personas en el país se ha infectado, eso no quiere decir que tendrían inmunidad permanente, pues aún se desconoce cuánto tiempo dura.
Información sobre otras enfermedades
Además de la información sobre cuántas personas ya se infectaron, será necesario contar con data respecto a las poblaciones vulnerables por la edad y con enfermedades que los ponen en riesgo: adultos mayores, diabéticos, personas con obesidad, hipertensos, personas con otras enfermedades crónicas y con el sistema inmune deprimido.
La dificultad, afirman los tres especialistas, es que la información no se encuentra sistematizada, lo cual revela el problema que tiene el país desde hace décadas: faltan de estudios sobre prevalencia e incidencia (número de casos nuevos de una enfermedad en lapso de tiempo determinado) de enfermedades que más afectan a los peruanos.
Para paliar este problema, consideran que recurrir a las bases de datos de los hospitales del Ministerio de Salud, EsSalud y fuerzas del orden será de gran ayuda, además de la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES) y el Censo del 2017.
Pero hay un factor que es valioso y debería tomarse en cuenta para llegar de una manera más focalizada a las poblaciones vulnerables: la información de centros de salud comunitaria, como postas, y las bases de datos de asociaciones de pacientes, afirman estos especialistas.
Trabajar a nivel local
Contar con la información de cada región, pueblo y barrio permitirá llegar a las personas que necesitan las vacunas de una manera efectiva. También será clave tomar en consideración los errores y aciertos de las estrategias de inmunización que ya se han implementado en el país.
Para el investigador Edward Mezones, es importante conocer si la estrategia de la entrega de la vacuna, “estará basada en hogares [ir a vacunar casa por casa], establecimientos de salud [convocar a las personas a centros de salud] o en colegios. Esta última estrategia está descartada. Ya hay experiencia en los tres tipos de enfoque. Probablemente sea basada en hogares, esto implica un mejor conocimiento de la jurisdicción y un conocimiento de las personas candidatas a recibir vacunas en cada lugar. Eso pasa por trabajar con las regiones y por lo primeros niveles de atención. Además, las estrategias de comunicación deben estar focalizadas por regiones y en distintos idiomas, más allá de la estrategia de comunicación nacional que se implemente para la campaña de vacunación”.
La doctora Uyen añade que los trabajadores de salud y fuerzas armadas pueden ser más fáciles de mapear, pero el reto estará en las poblaciones sin ningún registro de salud. “¿Qué pasa con el resto de la población?, ¿van a llamar a la gente puerta a puerta? ¿van a realizar campañas en lugares públicos?”, se pregunta.
Otro reto importante será el transporte de los lotes a cada región, ya que las vacunas, principalmente las genéticas, necesitan cadena de frío especiales para conversarse en buen estado. Un reciente informe de El Comercio explica en profundad los retos logísticos que afrontará el Gobierno durante la vacunación.
El Ejecutivo informó que su objetivo es que antes de las elecciones presidenciales de abril de 2021, un primer grupo de peruanos, incluyendo miembros de mesa, ya haya recibido vacunas contra el COVID-19.
Citas y referencias
Who gets a COVID vaccine first? Access plans are taking shape, publicado en Nature el 17 de setiembre.
Fair allocation mechanism for COVID-19 vaccines through the COVAX Facility, publicado por la OMS el 9 de setiembre de 2020.
Resultados Definitivos de los Censos Nacionales 2017, publicado por el INEI en octubre de 2018.
Small group of rich nations have bought up more than half the future supply of leading COVID-19 vaccine contenders, publicado por OXFAM el 17 de setiembre de 2020.
The Andean Latin-American burden of diabetes attributable to high body mass index: A comparative risk assessment, publicado en Diabetes Research and Clinical Practice en febrero de 2020.
Prevalence of diabetes and impaired fasting glucose in Peru: report from PERUDIAB, a national urban population- based longitudinal study, publicado en BMJ en setiembre de 2015.
Cobertura de inmunización en América Latina, publicado por la OPS en 2019.
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