Un estudio hecho hace algunos años concluyó que decir improperios aumenta la resistencia al dolor de las personas. Ahora un segundo trabajo, liderado por el mismo científico, concluyó que decir estas 'palabrotas' también hace que las personas se vuelvan más fuertes ante la realización de una actividad física.Seguir a @tecnoycienciaEC !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
El trabajo, liderado por Richard Stephens -de la Keele University (Reino Unido)-, fue presentado recientemente en la conferencia anual de la British Psychological Society.
La investigación consistió en la realización de dos experimentos. En el primero, 29 participantes con una edad promedio de 21 años pasaron por una sesión corta (30 segundos), pero intensa, de ejercicios en una bicicleta después de haber dicho improperios. En otra prueba hicieron lo mismo pero enunciando palabras neutrales. Los resultados indicaron que el poder máximo aumentó en 24 watts en promedio cuando se usaban insultos.
El segundo examen consistió en una medición de fuerza de agarre de la mano. Aquí, 52 participantes de edades cercanas entregaron como resultado que decir improperios aumenta la fuerza en 2.1 kilogramos en promedio.
“Sabemos de nuestra investigación previa que el uso de improperios hace que la gente más capaz de tolerar el dolor. Una posible razón es que estimula el sistema nervioso simpático. Ese es el sistema que hace que tu corazón lata más rápido cuando estás en peligro”, comentó Stephens al sitio de la universidad. “Si esas es la razón, esperaríamos que también haga que la gente se vuelva más fuerte, y eso es justamente lo que encontramos en estos experimentos”.
Pese a los resultados, todavía no hay claridad sobre por qué se produce este fenómeno. “Cuando medimos el ritmo cardíaco y otras cosas que esperarías sean afectadas si el sistema nervioso simpático es el responsable de este aumento de fuerza, no encontramos cambios significativos”, aseguró.
“Así que todavía queda descubrir por qué tiene estos efectos en la fuerza y la tolerancia al dolor. Todavía no entendemos por completo el poder de los improperios”, concluyó.
Chile, El Mercurio/GDA