Las noticias relacionadas con el COVID-19 que vienen de Europa son muy preocupantes. La semana pasada, Hans Kluge, director de los 53 países de la región europea de la OMS –que incluye algunos países de Asia Central–, le dijo a los periodistas que, tal como sucedió en marzo del 2020, Europa se ha convertido nuevamente, gracias a la variante delta, en el epicentro de la pandemia.
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Eso debido a que con 1,8 millones de casos nuevos y alrededor de 24.000 muertes ocurridas durante la última semana de octubre, el 59% de los casos de coronavirus, y la mitad de las muertes por COVID-19 del mundo los tiene Europa. Los hospitales de la región se están llenando de pacientes con COVID-19, y se calcula que, en 43 de los 53 países, es posible estos nosocomios puedan colapsar en los próximos tres meses.
El asunto que causa mayor preocupación es que la tasa de casos nuevos en la región casi se ha duplicado desde mediados de setiembre, documentándose que 18 de los 20 países del mundo con mayor número de contagios se encuentran en Europa o en Asia Central.
El doctor Kluge dijo que el virus se estaba diseminando rápidamente en la región porque las precauciones básicas, como el uso de mascarillas, se relajaron, y porque muy pocas personas han sido vacunadas, agregando que las tasas de ingreso hospitalario eran más altas en los países donde las tasas de vacunación eran bajas.
En Alemania, por ejemplo, según datos del Instituto Robert Koch, el miércoles 4 de noviembre se registraron 33.949 nuevas infecciones en 24 horas, el número más alto casos desde el inicio de la pandemia. En ese país, solo el 67% de la población total está completamente vacunada, y a pesar de los ruegos de los funcionarios de salud para que la población se vacune, el público no escucha.
“[En Alemania] las dosis de refuerzo disponibles para mayores de 60 años [...] no han sido usadas al ritmo anticipado”.
Las dosis de refuerzo, disponibles desde agosto para mayores de 60 años y residentes de asilos de ancianos (incluido el personal), no han sido utilizadas al ritmo anticipado. A diferencia de otros países europeos, en Alemania las vacunas contra el coronavirus no son obligatorias para ningún grupo profesional, incluidos los profesionales de la salud. Al respecto, una prepublicación de abril del 2021 encontró que 91,2% de los profesionales de la salud estaban de acuerdo con la vacunación.
Por su parte, durante las primeras semanas de octubre, y en comparación con el resto de Europa, el Reino Unido tuvo más casos nuevos, hospitalizaciones y muertes, registrándose casi medio millón de infecciones en ese tiempo. El lunes 18 de octubre, por ejemplo, se registraron casi 50.000 casos de infecciones, un número mayor que el de Francia, Alemania, Italia y España combinados. A pesar del éxito inicial del programa de vacunación, la vacunación de adolescentes y de dosis de refuerzo no ha sido aceptada con el mismo entusiasmo por la población. Al respecto, menos de la mitad de los mayores de 80 años vacunados con dos dosis ha recibido su refuerzo.
Muchos, incluido el premier italiano Mario Draghi, culpan al primer ministro Boris Johnson de haberse apresurado en levantar las medidas de control de la infección el 19 de julio pasado, y a pesar de que el secretario de Salud del Reino Unido, Sajid Javid dijo que antes de Navidad, los casos podrían aumentar a 100.000 por día, no se han anunciado aún nuevas medidas restrictivas, las cuales podrían volver a instituir mascarillas obligatorias, certificados de vacunación y trabajo desde casa.
En Rusia, los casos nuevos y las muertes siguen batiendo récords. Ayer, 6 de noviembre, se informaron 1.188 muertes y 41.335 casos nuevos, número que superó a los 40.993 registrados el 31 de octubre. Los funcionarios citan la baja tasa de vacunación de Rusia como un factor importante en el fuerte aumento de casos que comenzó a mediados de setiembre. En Rusia, menos del 40% de la población total está vacunada completamente.
“El cerrar brechas y corregir la reticencia a la vacunación de la población general deben ser prioridades”.
—LA VACUNACIÓN EN EL PERÚ—
A pesar de la falsa impresión, de que por haberse incluido ya a los adolescentes en el programa nacional, se está ganando la batalla de la vacunación, lo cierto es que solo el 58,5% de la población total ha recibido por lo menos una dosis, y solo el 47,2% está completamente vacunada. Sin duda, coberturas aún deficientes que nos ubican en los últimos lugares en Sudamérica.
Esas preocupantes estadísticas deben ser interpretadas en el contexto de lo reportado en Sullana, en donde las 23 camas UCI del hospital Campeones del 36 están ocupadas por pacientes afectados con la variante delta, 80% de los cuales no están vacunados, o datos del Minsa, reportados por Juan Carbajal, en el que 92,6% de hospitalizados, 88,8% en UCI y 93,7% fallecidos son personas no vacunadas.
Por otro lado, hasta el 11 de octubre, datos del Minsa indicaban que el 26,3% de mayores de 80 años, 20,2% de entre 70 y 80 años, 21,1% de entre 60 y 70 años, 25,4% de entre 50 y 60 y años, 33,3% de entre 40 y 50 años, 52,4% de entre 30 y 40 años y 76,8% de entre 20 y 30 años no había recibido ninguna dosis de la vacuna.
Ante las relativamente bajas coberturas de vacunación de la población total, las importantes brechas de vacunación por grupo de edad (especialmente entre los más jóvenes), y la dominancia de la variante delta, ¿estará el Perú por seguir el mismo camino de EE.UU., Alemania, Rusia y otros países, que han presentado una ola de COVID-19 en sus poblaciones no vacunadas?
Sin duda que el cerrar brechas y corregir la reticencia a la vacunación de la población general deben ser prioridades fundamentales del programa nacional de vacunaciones en el Perú.
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