En una entrevista con “La Nación” de Buenos Aires, Claudio Bertonatti, uno de los naturalistas más reconocidos de la Argentina, critica lo que denomina “el dogma vegano” y denuncia “el fanatismo y la violencia” con que se lo defiende.Seguir a @tecnoycienciaEC !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
Además, el ex director de la Fundación Vida Silvestre, de la Reserva Ecológica de Costanera Sur, y del Zoológico de Buenos Aires, afirma una tesis por lo menos curiosa: que la dieta vegana también mata animales.
La dieta vegana busca evitar la explotación y el sufrimiento de los animales. Y utiliza un recurso aparentemente efectivo: no se los come. Usted, sin embargo, argumenta que esta dieta sí produce muertes de animales. ¿Por qué?
Porque una dieta vegetariana o vegana exige la práctica de cultivos (en general, de enormes superficies). Y para desarrollar un cultivo hay que desplazar el ambiente natural que ocupa ese territorio. En esos ambientes o ecosistemas silvestres vive una enorme diversidad y cantidad de animales. Modificar o alterar ese ambiente se traduce en la muerte de miles de animales.
¿De qué manera?
Algunos mueren de modo directo, aplastados, quemados, intoxicados, por la intervención del ecosistema. Otros huyen a las áreas vecinas, pero con escasas posibilidades de supervivencia. Si esas áreas son silvestres hay que considerar que tienen una capacidad de carga animal limitada, porque los recursos (territorios, comida, refugios, etc.) son finitos. Y si el lugar de huida no es natural no tendrán cabida. Por otra parte, cuando los cultivos ya están instalados, hay que defenderlos. Ningún productor agrícola permite que las aves, los insectos, los mamíferos y otros seres vivos vayan a comer alegremente sus frutos, semillas u hojas. Los combaten, los persiguen, los matan. He conocido lugares en donde se han atacado colonias con nidos de cotorras con lanzallamas. Dicho esto, es erróneo creer que con una dieta vegana o vegetariana no se mata ningún animal.
Algunas organizaciones que defienden los derechos de los animales, como PETA, argumentan que una agricultura vegana necesitaría de menos hectáreas cultivadas, ya que se destinan más campos a la producción de alimentos para el engorde de animales. Si el mundo se vuelve vegano, entonces, ¿no se matarían menos animales?
Si una persona cree que siendo vegana recorre el camino para evitar la muerte de los animales no solo se equivoca: está desconociendo la realidad del mundo natural y la complejidad de su conservación. El gran desafío de la humanidad no es que todos sus miembros se hagan veganos, sino que se hagan responsables de conocer mejor el mundo que los rodea más allá del pueblo o la ciudad donde viven. Y que se comprometan con la conservación de la naturaleza o del patrimonio (natural y cultural), no solo con los alimentos que eligen consumir. Muchas personas se vuelcan al veganismo creyendo que es el camino para defender la causa ambiental y no es así. Un ciudadano comprometido con la conservación de la naturaleza y el cuidado ambiental puede serlo más allá de su dieta.
¿Cuál sería un buen modelo de producción agrícola?
Existen distintas modalidades de producción agrícola y ganadera. Distintos territorios y culturas exigen distintas prácticas. Lo más inteligente y necesario es adoptar aquella que sea la de menor impacto ambiental, teniendo como objetivo o “norte” mantener los procesos ecológicos esenciales, los bienes y servicios que brindan los ecosistemas y evitar las prácticas de maltrato y crueldad para con los animales.
¿Está en contra del veganismo?
No. Estoy en contra de la estupidez y del fanatismo. Cuando un vegano se manifiesta como si abrazara un dogma inmutable e inequívoco y lo defiende con violencia, descalificando a todo aquel que piense diferente, sencillamente quiero estar lejos. Muchos que han intentado intercambiar opiniones sobre esto sabrán de lo que hablo.
¿Considera al veganismo una forma de activismo extremista?
Al veganismo, no. A algunos veganos, sí, sin dudas. Hay muchas personas veganas y vegetarianas que saben distinguir las diferencias entre el veganismo y el ambientalismo, y no adoptan posiciones violentas ni extremistas. Tengo amigos en esa línea de pensamiento y acción. Pero hay otros cuya confusión los perjudica.
¿Cuáles son los obstáculos para que la sociedad se comprometa con la conservación de la naturaleza?
Pienso que la distancia de las personas urbanas con la naturaleza es tal que no solo la desconocen: se despreocupan por ella y erigen su mirada, atención y compasión a lo que ven, a lo que tienen cerca. Podríamos preguntar en un bar, en una oficina, en una escuela, en un club: ¿me podrían nombrar 10 animales y plantas silvestres de la región donde vivimos? Me arriesgo a opinar que la enorme mayoría de los encuestados no estaría en condiciones de cumplir con una consigna tan sencilla. Entonces, ¿desde qué lugar y con qué conocimiento ambiental pueden tomar y defender una posición?
Fuente: “La Nación” de Buenos Aires/ GDA