Las cifras no mienten. En el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMa), solo 24 de las 1.221 obras de Pablo Picasso que pertenecen a su colección permanente pueden ser vistas por el público.
Del artista conceptual californiano Ed Ruscha, solo una de 145, y del surrealista Joan Miró, nueve de 156.
Y es que la gran mayoría de las obras que pertenecen a los mejores museos del mundo (y en muchos países, a sus contribuyentes) se encuentran almacenadas en depósitos oscuros a temperaturas controladas y meticulosamente organizadas.
La Tate de Londres, por ejemplo, muestra el 20% de su colección permanente; el Louvre, el 8%; el Guggenheim, 3%, y la Berlinische Galerie, apenas el 2%.
Una razón para no exhibirlas es la falta de espacio. Otra, que los trabajos almacenados ya no encajan en los proyectos de curaduría de sus instituciones.
Es así que trabajos menos conocidos de artistas reconocidos no ven la luz al púbico.Además, hay muchas obras que “pueden permanecer en cajones, a la espera de ser clasificadas”, explica Thomas Köhler, director de la Berlinische Galerie.
Otras piezas se conservan envueltas porque son delicadas o están en peligro de dañarse.
Pero muchas instituciones artísticas están ideando formas de mostrar lo que tienen. “Hay una gran iniciativa de abrir las colecciones”, apunta el curador británico Jasper Sharp.
Además de digitalizar las imágenes de la colección permanente, una forma de mostrarla la tiene en Suiza el Schaulager (muestra del almacén), en la que los visitantes pueden ver obras en estantes deslizables, detrás de vidrieras o en proceso de restauración.
Pero hasta que los almacenes estén a la vista en todos lados o hasta que los museos crezcan tanto que todo se pueda ver, aquí presentamos ejemplos de obras estupendas a las que el público no siempre tiene acceso.
1. Alberto Durero, Liebre Joven (1502).
Museo Albertina, Viena
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El famoso dibujo de acuarela y témpera “Liebre Joven” es una obra maestra de la observación. Su impecable representación sirvió como referente durante muchos siglos.
La “mascota no oficial de Viena” es la preciada posesión del Albertina, pero no se exhibe frecuentemente.
Después de un máximo de tres meses, necesita pasar cinco años almacenada en un sitio oscuro con un nivel de humedad menor del 50% para que se conserve el papel.
Estuvo brevemente a la vista en 2014 después de diez años y reaparecerá brevemente en 2018.El museo tienes millones de obras hechas sobre papel y, por lo tanto, muestra “menos del 1%, quizás 0,1% de nuestra colección”, dice su director adjunto, Christian Benedik.
Sin embargo, cada obra gráfica tiene una copia que puede ser vista más fácilmente, incluyendo una de “Liebre joven”.
El Instituto Cultural Google tiene una imagen gigapixel, que es la mejor forma de ver el reflejo de los ojos de la Liebre.
2. Henri Mattise, La piscina (1952)
Museo de Arte Moderno de Nueva York
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“La Piscina”, de Matisse, en instalación del MoMa.
Las onduladas olas ultramarinas y los nadadores de la obra de Henri Matisse “La Piscina”, una instalación grande de papel hecha para el comedor del artista en Niza, se pueden ver actualmente en una exposición del MoMa dedicada al pintor.
Sin embargo, la obra adquirida en 1975 por el museo no estuvo en exhibición durante 20 años debido a que se estaba deteriorando.
Luego de la presente exposición, “La Piscina” volverá a ser archivada.
Su retiro temporal no es raro. Muchas veces las obras que requieren restauración pasan meses e incluso años esperando retoques.
3. Jackson Pollock, Mural sobre Terreno Rojo Indio (1950)
Museo de Arte Contemporáneo de Teherán
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Una iraní admira “Mural sobre Terreno Rojo Indio” durante una exposiciòn en 2005.
En los últimos años del reinado del Shah de Irán, durante un período de especial bonanza petrolera, su esposa, La reina Farah Pahlavi, acumuló una formidable colección de arte moderno, ahora valorada en varios miles de millones de dólares.
Los picassos, pollocks y warhols (entre otros nombres famosos) en el Museo de Arte Contemporáneo en Teherán estaban en exhibición desde la inauguración del museo en 1977 hasta que ocurrió la Revolución Iraní en 1979, cuando se les consideró como “Occidentales” y, por lo tanto, decadentes y no apropiados para exhibirse.
Unos curadores llevaron las piezas a un sótano de clima controlado y las obras son frecuentemente prestadas a otras instituciones, pero su exhibición en Teherán depende de quién esté liderando al país.
Algunas formaron parte de una exhibición de Pop Art y Op Art en 2005, pero cualquier obra que muestre desnudez o alusiones homosexuales como “Dos figuras tendidas en una cama con testigos”, de Francis Bacon, permanecen escondidas.
4. Franz Marc, The Large Blue Horses (1911)
The Walker Art Center, Minneapolis
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Grandes Caballos Azules, 1911.
La pintura, considerada por Adolf Hitler como “degenerada” y cuya venta al Walker se cerró en 1941, representó la primera incursión del museo en el arte moderno, lo que fue en su momento una iniciativa audaz.
Pero con el paso del tiempo, la institución pasó a ser conocida por su colección posterior a la década de los años 60 y su programación de artes escénicas.
Por lo tanto, el cuadro de Marc se muestra poco, aunque en este momento puede verse en el museo hasta 2016, gracias a una exhibición aniversaria especial.
“Ha sido una de esas obras míticas en la colección que raramente se exhibe”, dice el curador Eric Crosby.
“A medida que el arte contemporáneo ha ido cambiando, tenemos menos contexto para exhibirla”.
5. La Alfombra de la Coronación (1520-30) y la Alfombra Ardabil (1539-40)
Museo de Arte del Condado de Los Ángeles
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“Alfombra de la Coronación”, 1520-30.
Es una historia de dos alfombras, multiplicadas por dos. La “Alfombra Ardabil” es bien conocida por los visitantes del Victoria & Albert Museum de Londres.
El exquisitamente detallado textil persa está cubierto para conservar sus fibras de siglos y se le ilumina solo 10 minutos cada hora.
Sin embargo, hay una versión un poco más pequeña en el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles (LACMA) conjuntamente con una alfombra similar que lleva el nombre de “Alfombra de la Coronación”, pues fue colocada delante del trono en la Abadía de Westminster para la coronación de Eduardo VII en 1902.
El LACMA raramente la muestra debido a su enorme tamaño y extrema sensibilidad a la luz.
Ser prudente da resultados. Solo un trozo es lo que queda de la compañera de la “Alfombra de la Coronación”, que está en exhibición en el Museo de Arte Islámico de Berlín.
6. Tino Sehgal, Esto es Propaganda (2002)
Tate Modern, London
Nacido en Reino Unido y radicado en Berlín, Tino Sehgal colocó el almacenamiento de obras patas arriba.
Y es que su trabajo escénico, ejecutado no por el artista mismo sino por sus “intérpretes” entrenados, es completamente inmaterial.
A diferencia de otros artistas en su campo, Sehgal también especifica que ningún registro debe quedar de la obra. Solo la experiencia.
La regla incluso se extiende a los acuerdos de la venta, como en el caso del trato verbal por una obra como “Esto es Propaganda”, que la Tate compró en 2005.
El artista, el comprador, un abogado y un notario están presentes. Todas las reglas y regulaciones alrededor de la pieza están dirigidas a la memoria de una persona designada.
“Esto es propaganda, sabes, sabes, esto es propaganda, Tino Sehgal, Esto es propaganda, 2002”, le canta un guardia de un galería a cada visitante que entra en el espacio. Así que la obra existe solo en la mente. Imaginen eso.