Jovita Vásquez pertenece a la etnia Shipibo Conibo del distrito de Tahuaria, en la provincia de Atalaya, Ucayali. En esta zona del país se asientan aproximadamente 150 pequeñas comunidades cuyas principales actividades son la pesca, la agricultura, la artesanía y la caza.
Jovita cuenta que nació y creció en un lugar donde siempre hubo dificultades, pero nunca perdió el optimismo. De niña, una de las cosas que más recuerda es la falta de profesores que hablaran su lengua natal, algo que hacía sentirla excluida. Dice que ello se debía a la imposición de nuestro idioma oficial, el castellano, como parte de las políticas del Estado.
“Felizmente, en la actualidad, eso está cambiando”, comenta Jovita, quien es licenciada en Educación Básica Bilingüe Intercultural. “Estamos recuperando nuestra cultura y tradiciones. Ahora muchos de nuestros niños de los pueblos originarios reciben educación en su lengua natal”, añade.
Gracias al programa Nopoki de la Universidad Católica Sedes Sapientiae, una decena de comunidades han podido recibir educación superior y así, sus miembros pueden dedicarse a la enseñanza de sus lenguas. Una de las beneficiadas ha sido Jovita, quien durante el último año preparó una tesis para obtener el grado de Maestra en Doctrina Social de la Iglesia, sustentada en lengua shipibo.
“Los estudiantes de los pueblos originarios van a recibir una mejor educación si los profesionales que imparten clases tienen una preparación adecuada. Es importante conocer la metodología para ir insertando en los más pequeños, poco a poco, una segunda lengua”, sostiene.
La tesis de Jovita lleva por título “Formación profesional y desarrollo de la mujer indígena en la UCSS, sede Atalaya”. Con su investigación llegó a la conclusión de que la mujer puede lograr un crecimiento profesional y elevar sus perspectivas laborales, habiendo un trabajo en conjunto entre instituciones públicas y privadas.
Sin embargo, aún falta mucho por hacer. “La iglesia siempre ha venido apoyando a los pueblos originarios, pero el Estado muy poco”, sostiene Jovita. “Nosotros no pensamos de forma individual, sino en comunidad. Y lo que queremos es demostrar que nuestro pueblo desea contribuir al desarrollo del país, desde el ámbito profesional, como cualquier otro ciudadano. Pero para eso aún se deben eliminar muchas barreras”.
Por lo pronto, Jovita tiene planeado seguir estudiado. En un futuro quisiera cursar un doctorado con la finalidad de seguir ayudando a su pueblo. “Soy una convencida de que una buena educación es la mejor alternativa para tener mejores oportunidades. Yo de chica viví una serie de carencias, pero ahora puedo contribuir a cambiarle la vida a los más jóvenes”, sentencia. //
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