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Tener demasiadas responsabilidades durante el día, especialmente en la época de fiestas de fin de año, te puede hacer sentir agotada y dar paso al estrés. ¿Cómo superar esos momentos en los que sientes que no puedes resistir la tensión? Consultamos con una especialista y te decimos cómo.
1. El tráfico, en hora punta. Cuando estés en medio del tráfico, cierra las ventanas para evitar el ruido intenso de la calle, pon tu lista de canciones para emociones positivas y usa el semáforo en rojo para practicar tu respiración consciente. Ahuyenta así al estrés.
2. Llegaste tarde al trabajo. No des vueltas al pensamiento negativo sobre qué dirá tu jefe o cómo te disculparás, ya que te desbordarás con el estrés. Piensa en las actividades que harás para reponer el tiempo, luego de que te disculpes con tu jefe.
3. Estás hiperconectada. Suena tu celular, el teléfono fijo, llegan los e-mails con el asunto “Urgente”, y justo tienes una reunión importante que durará dos horas. Haz una lista con los temas pendientes, anotando el tiempo que te tomará cada punto y la hora precisa para hacerlo. Al tener mayor control de tu día, tu estrés disminuirá.
(Foto: Shutterstock)
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4. Alguien te cierra el paso con su auto. Evita pensar en cómo “deberían” manejar los demás. Los pensamientos relacionados a los “debería” nos vuelven intolerantes y generan emociones negativas. Es cierto que las personas deberían manejar bien, pero como no podemos controlarlas, lo mejor es conducir con cuidado y estar alertas.
5. Rechazaron un proyecto en el cual invertiste mucho tiempo y esfuerzo. No pienses negativamente sobre ti o sobre quien rechazó tu propuesta. En lugar de ello, piensa en lo positivo que te dará esta experiencia. Si optan por otra alternativa y resulta buena, siempre podrás intervenir para aportar mejoras, y si no resulta, podrás recordarles que tenías un plan alterno muy bueno o aportar directamente a mejorar el proyecto que no resultó, quedando muy bien en ambos casos.
(Foto: Shutterstock)
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6. Tu hijo no quiere comer y hace una rabieta o llora cuando lo dejas en el nido. Para no desesperarte, empieza comprendiendo que toda acción y emoción comunica algo. Enfócate en comprender qué necesita tu hijo a nivel físico y afectivo y actúa con calma y firmeza a la vez. Recuerda que las emociones se contagian y que el carácter del niño se forma durante los primeros años.
Con información de Victoria Lugovskaya,
Fuente:
Psicóloga Rocío Portugal de la Cruz
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