11-s, un día que marcó un antes y un después
Hace 10 años, yo tenia 15 años de edad, y con mi mamá tuvimos la oportunidad de ir a Estados Unidos, a casa de una de sus hermanas en Queens, Nueva York. Llegamos el 06 de Setiembre sin imaginar lo que se venía.
(AP)
Todo iba muy bien, hicimos los trámites para que yo inicie mis estudios en una escuela secundaria pública, y como aún no iniciaban las clases aprovechamos en averiguar los trámites para solicitar una aplicación a la visa de estudiante.
Llegó el 11 de Setiembre y tuve que iniciar las clases. Recuerdo que ese día fue muy soleado, parecía que nada podía salir mal. Sin embargo asistir a clases en un idioma que a penas comenzaba a dominar no era nada sencillo, pero algo más me tuvo
inquieto esa mañana, no era un día común.
Por lo general uno no hace amigos rápidamente, pero a la hora del refrigerio tuve la suerte de toparme con una mesa de chicos y chicas de Colombia, mientras conversábamos y me preguntaban sobre Perú, empece a notar que mucha gente se levantaba de sus mesas y se aglomeraban en torno a los que en ese momento tenían la suerte de poseer un celular. La noticia empezaba a regarse, poco a poco caían estupefactos en sus asientos.
Una de las chicas sufrió un desmayo y los miembros de seguridad de la escuela (Oficiales de Policia mejor dicho, ya que en EEUU las escuelas públicas tienen protección policial de por lo menos 10 efectivos) tuvieron que intervenir.
En la siguiente clase nos tocaba ir al gimnasio. Fue ahí cuando el profesor ingresó súper pálido. ¿Alguien tiene familiares en el World Trade Center?, preguntó. Eran casi las 12am. No se sabía qué estaba pasando. Los rostros de todos palidecieron con la angustia, y aquellos que tenían familiares salieron entre lágrimas a los pasillos. Luego el profesor anunció la suspensión inmediata de las clases, mientras en los alto parlantes se anunciaba la evacuación total de la escuela. Aquellos que no pudieran volver a casa podrían esperar la hora de salida en la cafetería del sótano del colegio.
Todos salían llorando desesperados, no había buses, se escuchaban muchas sirenas, y a lo lejos se podía divisar el humo de la destrucción. ¿Qué estaba pasando?
Un chico hablaba en español por teléfono con su mamá. Entonces me acerque a preguntarle si sabía que pasaba. ¿No lo sabes? y me dijo. Han destruido el World Trade Center. No existe más. Se cayeron las torres gemelas y mucha gente estaba dentro”, me contó.
Tras enterarme de lo que ocurría lo único que hice fue caminar lo más rápido que pude a casa. Y lo que encontré fue terrible.
Mi mamá y mi tía estaban abrazadas llorando desesperadas, el televisor estaba encendido, las imágenes ya las conocemos todos: el avión chocando contra la gigantesca torre fue la imagen que marcó ese momento. Me quedé sin habla por muchos minutos, pero el miedo y el nerviosismo no eran nada comparado a la sensación que producía el saber que uno de mis primos trabajaba a unos 3 bloques del WTC. Nadie había podido comunicarse con él desde las 9:45am y eran ya la 1:30pm.
Ver como cayó cada torre fue una sensación terrible, saber que solo unos años antes, en mi primer viaje, había podido estar ahí, en lo más alto de NYC. Gracias a Dios mi primo apareció unas horas después. Tuvo que caminar cerca de 4 horas hasta llegar a su auto y poder volver a casa.
Durante la noche nadie pudo dormir, y la situación se puso peor cuando empezaron a llegar ciertos rezagos de la gran nube de polvo que invadió la ciudad. Durante muchos días el viento no dejó de recordarnos lo que había sucedido. Todo Queens y Long Island permanecieron en silencio. Las calles estaban desiertas y el olor a muerte y la sensación de que todo había cambiado marcaban lo que muchos describirían como UN clima post guerra.
Soy uno de los pocos peruanos que estuvieron tan cerca del desastre y experimentaron esas sensaciones. A mí me toco a los 15 y ahora, a mis 25, puedo decir que es una etapa de mi vida que en muchos sentidos marcó un antes y un después.