Quiero regresar al Perú
Simpre he pensado que hay dos clases de peruanos: los que quieren quedarse en el extranjero y no volver al Perú y los que añoran algún día poder regresar a nuestra querida tierra. Yo pertenezco al segundo grupo
Cuando vivía en Trujillo siempre anhelaba salir del país. Era una soñadora. Igual que mi papá, me gusta viajar y deseaba ver qué había más allá de las fronteras de nuestra nación. Me encantaba ver las revistas de geografía y viaje que mi papá compraba y decía: “algún día estaré allí”. Mi deseo de salir era más grande que yo.
Ahora vivo en Toronto junto a mi esposo y en mí han ido creciendo unas ganas enormes por regresar. Sí, quiero volver. Muchos me han preguntado: “¿Cómo piensas en eso después del asalto que tuviste en tu Trujillo? Otros me recuerdan que el seguro médico allí no es tan bueno como el de Canadá. Incluso, una amiga me dijo: “Allí no hay agua caliente”. Ante ese argumento dije que me parecía ridículo quedarse en UN lugar solo por la temperatura del agua.
Pienso en mi familia. En la gente de la hermosa tierra en la que nací, en las ganas que tengo de enseñar lo que he aprendido aquí. Me dicen loca. Me llaman idealista. Pero, ¿acaso vivir en el extranjero es mejor? Allí siempre serás UN inmigrante por más nacionalidad o ciudadanía que tengas. Además, la comunidad peruana no es tan unida como en nuestra patria. Aquí cada quien baila con su propio pañuelo y ve por solo por sí mismo. Cada uno está metido en sus propios asuntos, dicen.
Mientras tanto, cuando escucho una marinera mis ojos se llenan de lágrimas. Cuando piso tierra peruana el corazón se me acelera. Los antojos por comerme UN pan con chicharrón o UN pollo a la brasa. Siempre digo: “UN día voy a volver para quedarme. Luego le hago prometer a mi esposo que si muero aquí, me lleva al Perú para enterrarme.
He conocido muchos países. He tenido la suerte de viajar gracias a mi esposo. H econocido toda clase de gente. He probado toda clase de sabores. He aprendido de las más variadas culturas. Pero saben qué, NO HAY NADA COMO MI QUERIDO PERÚ. No hay nada como las sonrisas de las vendedoras de pan cerca de mi casa, como las humitas por la tarde, como el benevolente clima que nos abraza. Detalles tan simples que aveces no vemos. Detalles que cuando nos vamos no dejamos de recordar. Por eso y mucho más,
TE AMO PERÚ
Patricia Rodríguez Velásquez, Canadá
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