Pep Guardiola llegó al Manchester City en junio de 2016. Desde entonces ganó 15 títulos. (Foto: Agencias)
Pep Guardiola llegó al Manchester City en junio de 2016. Desde entonces ganó 15 títulos. (Foto: Agencias)
Jerónimo Pimentel

Como la gran mayoría de proezas a las que nos ha acostumbrado Pep Guardiola en su carrera como entrenador, la hazaña que viene logrando con el tiene brillo propio. Nunca un club inglés había estado a un partido de ganar la Premier League por cuarta vez de manera consecutiva. De hecho, si se consuma la victoria ante el West Ham hoy, como todo hace prever, el récord del catalán sería de siete torneos seguidos, solo que en la campaña 2019-20 el Liverpool se impuso de manera brutal sumando 99 puntos. Seis copas y un subcampeonato en siete años es prueba de una hegemonía que, antes, solo se veía en Francia (Lyon, PSG), Escocia (Celtic) o Alemania (Bayern Munich). No hay visos de que el trono inglés vaya a tener sucesión pronto.

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La pregunta es cómo lo logra. La respuesta corta es que se debe a su genio táctico y a cómo aprovecha su ascendencia con las figuras que dirige.

De lo primero cabe destacar la capacidad de evolucionar. Entre el Barcelona de Messi, Xavi e Iniesta, y el City de Haaland, Rodri y Phoden hay más diferencias que semejanzas. Con los azulgrana planteaba un 4-3-3 con falso 9 (Messi) y buscaba la creación de espacios a partir de la posesión y el pase, sí, pero no hacía presión alta de manera continua ni salía jugando religiosamente con el balón al pie desde el área (ni Márquez ni Puyol eran ese tipo de central, ya no digamos Valdez). Con los ciudadanos el dibujo es flexible y fluido al punto que el esquema más recurrente en ataque es un 3-2-4-1 con Rodri como ancla delante de los backs y detrás de los volantes creadores; en defensa, se acomodan en un 4-1-4-1 muy compacto y difícil de atravesar. Pero sufrirá mucho quien busque congelar una estrategia a un sistema que se define por su maleabilidad.

Así se define la Premier
Manchester City (88 pts.)
vs. West Ham
Hora: 10 a.m.
Arsenal (86 pts.)
vs. Everton
Hora: 10 a.m.
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La clave del éxito

El éxito, sin embargo, es imposible sin el convencimiento del plantel, y es ahí donde el liderazgo de Guardiola logra un compromiso superior. Su nivel de detalle en los entrenamientos, la dedicación al juego, el manejo de egos, la pasión convertida en disciplina, todo construye una cultura del triunfo planificado. Uno puede buscar pruebas en las declaraciones de los dirigidos (“Es increíble, nadie se acerca a él. Las cosas con las que sale te hacen decir ‘¿cómo se le ocurrió eso?’”, decía Jack Grealish), pero más concreto es comparar los rendimientos de las individualidades con y sin su influencia: quien busque el desempeño actual de Mahrez, o de Sterling, o incluso del propio Gündogan no encontrará lo que vio de manera rutinaria en el Etihad.

Esta capacidad de explotar el talento consigue convertir a jugadores bastante normales, como Akanji o Aké, en fabulosos tiempistas; y a figuras talentosas, como Doku o Kovacic, en cracks. ¿Cómo ocurre este ascenso, esta mejora? Ocurre porque además de creer en el sistema, cada jugador del plantel sabe con minuciosidad extrema qué y qué no debe hacer en la cancha. Cada compañero que se desplaza a su lado, cada correligionario de esta fe, los mejora con sus relevos, sus piques cortos, sus coberturas, su presión, su posesión. El Manchester City, sean quienes fueran sus ejecutantes, es un animal colectivo que posee vida propia. Y esa bestia magnífica solo tiene una misión: obedecer a su amo.

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