Miguel Villegas

Afuera, la tapa de los diarios dice que es 2023, pero adentro, en los calendarios de Videna, parece el 2015. No está escrito pero se respira en el aire. Nadie lo grita pero es conclusión, tras la crisis: las características del técnico ideal de la selección peruana, más allá de si tiene influencia en la organización del campeonato, acceso al poder político o simpatía abrumadora de la gente, son más cercanas a las de un seleccionador con experiencia, manejo y perfil paternalista, que a las de un profesional joven, en proceso de aprendizaje y entregado a los software. Dicho de otra forma, Perú se siente más cómodo con un Gareca que con un Reynoso. Y dicho más claro aún, últimos en la Eliminatoria, la selección perdió dinero, tiempo y prestigio. Retrocedió.