Hay 628.000 peruanos más en precariedad monetaria que el año pasado: ¿Qué conclusiones arroja el informe de la pobreza del INEI?

El 27,5% de peruanos estuvo en situación de pobreza monetaria durante el 2022, de acuerdo con el informe ‘Evolución de la pobreza monetaria 2011-2022′ del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Dicho porcentaje representa a 9′184.000 personas.

Frente al 2021, hay 628.000 personas más en situación de pobreza extrema. Esto significa un aumento de 1,6 puntos porcentuales, según la entidad. Asimismo, comparado con el 2019, año prepandemia, el incremento alcanza a 2′694.000 personas más, lo que significa unos 7,3 puntos porcentuales.

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Desagregado

A detalle, la pobreza no extrema -que tiene un gasto per cápita superior al costo de la canasta básica de alimentos, pero inferior al de la canasta básica de consumo- alcanza al 22,5% de la población nacional.

De acuerdo con el INEI, el aumento frente al 2021, de 0,8 punto porcentual, no es significativo, aunque sí es “altamente significativo” comparado con el 2019, ya que representa un incremento de 5,2 puntos porcentuales.

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Asimismo, la pobreza extrema -con un nivel de gasto per cápita menor por debajo al de la canasta de alimentos- alcanza a un 5% de la población (1′673.000 personas). Esto significa que son 319.000 peruanos más los que entraron en esta situación frente al 2021, lo que representa un aumento de 0,9 punto porcentual.

Comparada con el 2019, la pobreza extrema creció 2,9 puntos porcentuales, lo que representa a 741.000 personas.

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Situación

El principal responsable en el incremento de la pobreza durante el 2022 fue la inflación (de 8,46% a nivels de Lima Metropolitana y 8,56% a nivel nacional), indicó Álvaro Monge, gerente general de Macroconsult.

Otro factor a considerar en este aumento de la pobreza es el bajo crecimiento económico que tuvo el país en el 2022, de pobreza%, complementó Víctor Fuentes, gerente de políticas públicas del Instituto Peruano de Economía (IPE).

Justamente, mencionó que, bajo estimación del IPE, el país podía volver a niveles prepandemia en 20 años o más, partiendo de una pobreza superior al 25%. Sin embargo, con una pobreza de 27,5%, la reducción de la misma demoraría cerca de 30 años a tasas de crecimiento económico bajo, estimó.

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Por su parte, el exministro de Economía David Tuesta, apuntó a que se debe hacer una retrospectiva estructural y de largo plazo. “Si uno ve diferentes indicadores de crecimiento económico, de la economía peruana y de su productividad, se puede notar que ha habido una pendiente bastante elevada de crecimiento económico y de productividad hasta el 2012- 2013. Lamentablemente, a partir del 2012-2013, uno observa que el crecimiento del producto bruto interno (PBI) per cápita se estanca y que mejora un poco. Entonces, ves dos pendientes diferentes, y uno observar una relación entre la pérdida de productividad y generación de crecimiento económico con [el ritmo de] reducción de la pobreza”, expresó Tuesta.

Como detonante a esta situación, añadió, está el gobierno de Pedro Castillo y mensajes contra la inversión privada y la productividad.

Monge agregó que Lima Metropolitana retornó a niveles de pobreza pandémica (27,3% en 2022 y 27,5% en 2020). Asimismo, resaltó que la pobreza extrema a nivel nacional también retornó a niveles del 2020, cuando este indicador alcanzó al 5,1% de la población.

Inversión privada, empleo y enfoque

Para revertir esta situación, los especialistas consultados coincidieron en que se necesitará de un mayor crecimiento económico, de inversión privada y generación de empleo. Esto último en línea con una reducción de la informalidad.

“El reto fundamental de este gobierno para darle la vuelta a este indicador de pobreza es empezar a incentivar más inversión privada, que mejore la productividad del país”, indicó Tuesta.

A partir de un crecimiento económico relativamente alto, sostuvo, se puede empezar a pensar en “políticas públicas antipobreza” que atiendan a poblaciones excluidas o que tienen dificultades para aprovechar el crecimiento económico de manera autónoma.

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Fuentes apuntó a que se necesita, junto con un destrabe de proyectos, “hacer flexible la contratación laboral”, y precisó que la estrategia para reducir la pobreza también debe ser atacar a la pobreza urbana. Justamente, señaló que en la capital se pasó de tener de uno de cada cuatro personas en situación de pobreza a uno de cada tres personas.

Según Dante Carhuavilca, jefe del INEI, la mayor cantidad de personas en situación de pobreza se ubican en el área urbana, dado que más del 75% de la población nacional vive en estas zonas.

Dado que la pobreza es mayor en el área urbana, Fuentes consideró que el destrabe de proyectos, tanto públicos como privados, pueden resolver de manera cercana este indicador en la zona.

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Monge coincidió en que es vital tener una mejor y mayor capacidad de generar empleo formal, para reducir la informalidad y hacer sostenible la disminución de la pobreza urbana.

“Es difícil pensar en una reducción sostenible de la pobreza urbana con niveles de informalidad cercanos al 70%. El mercado informal hace que haya una gran cantidad de personas vulnerables, que quizá no son pobres hoy día, pero son vulnerables a distintos choques. Eso significa que tienen una probabilidad muy alta de caer en la pobreza”, sostuvo.

Cabe mencionar que el año pasado se registraban 10′795.000 personas en situación de vulnerabilidad monetaria. Esto representa a un 32,3% de la población, siendo menor en 2,3 puntos porcentuales que el año pasado y en 1,7 puntos porcentuales que el 2019.