Los científicos ecuatorianos reconocieron a Silvia por la marca que los investigadores peruanos habían puesto para poder identificarla y hacerle seguimiento. Foto: Thomas Bonnin
Los científicos ecuatorianos reconocieron a Silvia por la marca que los investigadores peruanos habían puesto para poder identificarla y hacerle seguimiento. Foto: Thomas Bonnin

Por: Juan Luis Nugent
Peligro masivo

Ya tiene sabor a déjà vu en este espacio, pero es necesario insistir con el tema. El ritmo al que la humanidad está devastando toda forma de vida sostenible en este planeta no tiene precedentes en la historia y sus consecuencias tampoco.

Un reporte elaborado por la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES), adscrita a la ONU, es enfático en señalar que, si no empezamos a considerar la protección de la diversidad de la misma forma en la que consideramos la salud o los derechos humanos en cada decisión política y económica que se tome, la catástrofe será inevitable. Hablamos de alrededor de un millón de especies animales y vegetales, de las cerca de ocho que existen, que podrían desaparecer en menos de un siglo.

El equipo interdisciplinario, de 145 expertos de 50 países, analizó alrededor de 15.000 fuentes científicas y gubernamentales sobre el estado de la biodiversidad en el planeta, reporta National Geographic. El informe cuenta con más de 1.500 páginas y será publicado en su totalidad en los próximos meses. Pero los puntos más resaltantes que han sido compartidos son lo suficientemente contundentes y preocupantes.

Hemos alcanzado un punto en el que la insostenibilidad de las actividades extractivas, agrícolas y ganaderas a gran escala, sumadas a los efectos del cambio climático ya en curso, solamente nos permiten pensar las acciones a tomar para mitigar un daño que, en muchos casos, ya es irreversible. Siendo optimistas, refiere el New York Times, podemos aspirar a desacelerar el ritmo de una extinción masiva pero no es realista pensar que podremos revertirla.

Estados, industrias y los consumidores deben ver esta situación como una oportunidad para un cambio radical en la manera en la que entendemos nuestra relación con este planeta y los recursos que ofrece. No nos queda de otra.

Un buen protector solar debe proteger la piel de los rayos UVA y rayos UVB. (Foto: Shutterstock)
Un buen protector solar debe proteger la piel de los rayos UVA y rayos UVB. (Foto: Shutterstock)

Bajo la piel
En tiempos en los que la radiación derrite casquetes polares, usar protectores solares ha dejado de ser una excentricidad. Según la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer, en el 2018 se registraron 3.500 nuevos casos de cáncer a la piel en el Perú.

Sin embargo, más allá de los incuestionables beneficios de estos productos, un estudio conducido por la FDA, el ente regulador de alimentos y medicinas en Estados Unidos, ha descubierto que los componentes químicos de la mayoría de ellos son absorbidos por la piel y llegan al torrente sanguíneo. Eso, como precisa un artículo de Wired, no es necesariamente algo que nos deba preocupar de inmediato. La mayoría de estos químicos fueron aprobados por el mencionado organismo décadas atrás. Por eso, según la FDA, será necesario hacer mayores pruebas para descartar efectos perniciosos. Hasta entonces —parafraseando a un juez— se ruega cordura.

Mira quién habla
Todo es risas con los imitadores de voces, hasta que ya no son humanos. Un estudio encargado por la Internet Society ha encontrado que nuestro oído no tiene cómo distinguir en la práctica una voz real de una voz simulada. ¿Pero qué es exactamente una voz simulada? Se trata de un software capaz de enunciar frases y palabras tomando como ‘insumo’ muestras de voz de una persona. El resultado es más cercano a Her que a La pequeña maravilla.

Este hallazgo echa luces sobre la potencial vulnerabilidad que presentan los cada vez más ubicuos aparatos digitales que se activan con comandos de voz, refiere una nota publicada en The Daily Beast. Además, la suplantación de identidad podría alcanzar nuevos niveles de peligrosidad.

Los especialistas señalan que, afortunadamente, es posible entrenar a una persona y a una máquina para detectar ciertos rasgos de las voces simuladas. Hasta entonces, si lo que tienes que decir no es más bello que el silencio, mejor no lo digas.

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