¿Elon Musk seguirá siendo la cabeza de Twitter o se despide del cargo?

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El siguiente tuit de Musk fue: “Cuidado con lo que desean, que se les puede conceder”.

¿Qué busca al hacer que el tema más debatido en Twitter sea, justamente, Twitter?

La encuesta polémica se sucedió días después de que Elon Musk suspendiera las cuentas de periodistas de “CNN”, “Washington Post” y “New York Times” que cubrían noticias sobre él. La razón: compartían información en tiempo real sobre su ubicación (‘doxing’) y otras que, para él, eran de carácter sensible. ¿Qué hizo entonces? Organizó otra consulta: el 58,7% de 3.6 millones votó a favor de suspender el castigo.

“La gente habló”, tuiteó el dueño de Tesla, y les hizo caso.

¿Cuál es su objetivo al organizar encuestas? ¿Crear la ilusión de democracia?

A pesar de que el futuro de Twitter es todavía incierto, hay quienes ya se animan a imaginarlo. Según Insider Intelligence, compañía dedicada a la investigación de mercados, la plataforma “podría perder más de 30 millones de usuarios en todo el mundo en los próximos dos años”.

“La Vanguardia” recuerda el vaticinio. El éxodo responderá “a los problemas técnicos así como el contenido que promueve el odio, que impedirán tener una buena experiencia” y a los “pocos empleados que habrá en Twitter para poder solucionarlos”.

Tal como se recuerda, a inicios de noviembre, Twitter anunció que despedirá a “cerca del 50%” de sus “7.500″ trabajadores.

El medio agrega que, a pesar de estas cifras, Twitter se mantendrá de pie.

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Un espejismo muy atractivo

“Ahora vemos cómo Elon Musk vende la idea de que en Twitter existe una comunicación directa con los usuarios y ellos pueden participar -explica la politóloga especializada en comunicación política Alexandra Morales-. Pero recordemos que la plataforma se está fundiendo: no es ni una empresa rentable ni exitosa. De hecho, habría que recordar que no todos los proyectos de Musk generan mucho dinero, sino que responden a su ego y a una apuesta por el futuro”.

En respuesta, el magnate se esfuerza por vincular la identidad de la red social con la suya. Por un lado, anota Morales, “contagia su éxito a Twitter” y, de esa forma, lo hace crecer. Mientras tanto, él se asegura tener la libertad para decir lo que quiera y hacerse escuchar, dar la impresión de que se trata de una plataforma democrática.

Es claro que ello es un espejismo.

Lo primero que advierte la especialista es que los 17.5 millones que votaron para decidir su futuro como jefe de Twitter no son representativos para el universo de la plataforma. Significa que solo el 14% de sus seguidores (122.2 millones) y el 6% de los “usuarios mensuales activos” (238 millones) votaron.

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“Pareciera que las grandes decisiones son tomadas por los usuarios, que ahora son protagonistas y pueden sentir el poder sobre Twitter. Pero es una ilusión -advierte Morales-. Finalmente, él puede renunciar como CEO de la red social y no ser quien públicamente tome las decisiones, pero seguirá siendo el jefe de quien sí las toma. Nada importante sucederá sin que, en última instancia, él lo decida”.

La estrategia respondería a que Musk sabe que los anunciantes no son suficientes para manejar la plataforma que, en sus propias palabras, pronto podría ser declarada en bancarrota. Morales señala: “Entonces mueve el avispero para ver de qué manera capitalizar un mayor ingreso de publicidad, ya sea desde la mediatización de la plataforma, o llamando la atención al decir que ‘se vienen cosas importantes’ y generando otra idea sobre cómo funciona Twitter”.

Y añade: “Así podemos entender la razón por la que, desde que compró Twitter, plantea encuestas, despide, elimina y abre cuentas, etc. Hay una necesidad de que la conversación gire alrededor de Twitter y sea constante. Desde allí podría buscar el poder para sí mismo o encontrar la forma para superar la situación económica de la empresa”.

Por el momento no hay un sucesor. Cuando le preguntaron por el asunto, él respondió: “Nadie quiere el trabajo que puede mantener vivo a Twitter”.