Editorial El Comercio

“Nosotros nos basamos en el marxismo, leninismo, maoísmo, y somos revolucionarios por convicción y no por obligación. Porque es el único camino. Porque debemos recordar que en los años 80 –de repente para muchos es algo aterrador porque tenemos vendados los ojos– se inició la lucha armada en nuestro país, en donde muchos compañeros dieron su vida para cambiar esta sociedad y lo hicieron por convicción”. El anterior es un extracto de un discurso del 8 de marzo del 2020, pronunciado durante un evento en el distrito de La Esperanza, en La Libertad. Su autor es Juan Santos Romero, quien según la policía estuvo preso por terrorismo en dos ocasiones, y el nombre de la organización por la que decía hablar, .

Esta semana, personal de la Dirección contra el Terrorismo de la PNP y del Ministerio Público detuvieron a Santos Romero y de la organización que operaba en La Libertad y que tenía en la diana a menores de edad a los que buscaba adoctrinar a través de eventos que funcionaban como fachada. Aquel celebrado el 8 de marzo del 2020, por ejemplo, tenía como motivo el Día de la Mujer, pero no era el primero que llevaban a cabo. El grupo –que tendría conexiones con – saltó a la palestra en diciembre del 2019, cuando organizó una chocolatada para los niños del distrito de La Esperanza presentándose como una ONG.

Se han conocido, además, videos de menores de edad repitiendo proclamas y cánticos de estirpe senderista, y durante el operativo realizado dos días atrás en varios inmuebles conectados con los investigados se rescató a seis menores quienes “habrían sido víctimas de adoctrinamiento”, según las autoridades. El calificativo, en realidad, queda corto, pues estos niños sufrieron una nada soterrada forma de abuso infantil, un mal que, como mencionamos esta semana a propósito de la campaña que presentamos para denunciar a este monstruo, presenta múltiples caras.

En las redes sociales de otro de los detenidos, Ismael Orbegoso Romero, quien sería el segundo en la organización, se pueden ver además publicaciones a favor de terroristas como , la viuda de que fue detenida junto con la cúpula senderista el . Ella aparece en las redes de Orbegoso con un post que dice: “El Estado Peruano castiga y se ensaña con las mujeres comunistas, marxistas, leninistas, maoístas”.

Las palabras de Santos y Orbegoso no solo son falsas, sino que resultan insultantes para la memoria de un país que vivió los momentos más difíciles de su vida republicana durante los 80, cuando la ofensiva de una gavilla de criminales buscó destruir la república a balazos y carros-bomba para cumplir con los delirios de un genocida. Contrario a lo que dice Santos, además, muchos de quienes se plegaron a las filas de Sendero Luminoso principalmente en la sierra no lo hicieron por “convicción”, sino por el miedo a ser acribillados por los criminales si no los obedecían.

Lo ocurrido esta semana en La Libertad es, en primer lugar, importante porque las autoridades hicieron un buen trabajo al desmantelar a estos apologistas de la violencia y el terror, pero también debe ser una alerta por la posibilidad de que otros grupúsculos afines estén permeando distintos lugares del país para esparcir sus mentiras. Nunca está de más recordar que, en el Perú, los enemigos del país fueron derrotados militar y políticamente, y sus cabecillas detenidos, juzgados y condenados por el mismo Estado que intentaron destruir.

Esta verdad, sin embargo, no ha sido lo suficientemente difundida por el Estado en los últimos 20 años. Quizás porque se ha pensado cándidamente que no hacía falta. Lo de esta semana, sin embargo, ha demostrado que ni las autoridades ni la sociedad pueden tener los ojos vendados ante la realidad de que remanentes del ‘pensamiento Gonzalo’ busquen contarles a las nuevas generaciones una versión deformada de la historia de los mayores asesinos que ha visto este país.

Editorial de El Comercio