La suegra fujimorista, por Patricia del Río
La suegra fujimorista, por Patricia del Río
Patricia del Río

No creo que exista ninguna posibilidad de que el ministro Jaime Saavedra se salve hoy de una censura injusta. De ser así, por primera vez en nuestra historia, se censurará un ministro querido por la población, con más de 40% de aprobación, por el que salieron a marchar miles de peruanos a las calles. 

El martes todos escuchamos al presidente Kuczynski, dejando en claro que si la censura procede, el fujimorismo tendrá que cargar con el costo de su decisión; y que su gobierno no se dejará poner contra las cuerdas. Según la bancada naranja, ellos no son obstruccionistas, han otorgado facultades al Ejecutivo, han apoyado las iniciativas legislativas del ppkausismo y no tienen ningún interés de petardear este gobierno. Señalan que los cuestionamientos a Saavedra forman parte de un genuino interés por la lucha contra la corrupción y que no se trata del primer ministro en caer de una larga lista que tienen preparada. 

¿Les debería creer el presidente? Si vemos el comportamiento de la mayoría fujimorista, efectivamente, han colaborado. Sin embargo, detrás de ese apoyo, que por cierto no les cuesta mucho porque son medidas que coinciden con sus propias propuestas, hay un discurso de base que resulta muy peligroso: el fujimorismo se está comportando (y aquí vamos a usar un estereotipo con el que no comulgamos, pero nos resulta útil) como la típica suegra que quiere “ayudar” a su nuera. Le da consejos, le enseña, con mucho amor y dedicación cómo debe tratar a su hijo, le pasa la receta de su plato favorito (pero no le cuenta el secreto) y luego, cuando va de visita a la casa, todo lo critica, todo le parece mal, todo lo boicotea. Ojo, la suegra inteligente que no quiere perder el cariño de su hijo, jamás atacará a la joven esposa de manera evidente o agresiva. Le dirá cosas como: “pobre, te has esforzado pero todavía no te sale bien” o “el problema es que no te organizas, tu casa es un caos”, o “mmm el estofado no te sale como debería, mejor lo hago yo”, y así. 

¿Alguien se atrevería a decir que la suegra es una obstruccionista? Por supuesto que no. La suegra, como el fujimorismo, hará todo por hacer quedar a la nuera como una tonta frente al marido. Descalificará sus acciones, siempre con una sonrisa y de vez en cuando alentará a los niños para que desordenen y que todo parezca un caos. Ella será siempre la perfecta experimentada y la nuera lucirá como la bobalicona a la que le sale todo mal. Así que a cuidarse, la estrategia está echada y si PPK no reacciona, el manejo de la casa se le puede salir de las manos.