Que diez líneas de metro --de un total de 12, a lo largo de 300 estaciones-- estén fuera de circulación puede significar una inesperada oportunidad para cambiarse a zapatos mas cómodos y poner en modo caminata el Google Maps.
Que diez líneas de metro --de un total de 12, a lo largo de 300 estaciones-- estén fuera de circulación puede significar una inesperada oportunidad para cambiarse a zapatos mas cómodos y poner en modo caminata el Google Maps.
Rafaella León

En la capital francesa, hasta una huelga de transporte público puede ser parte de su propio atractivo turístico. Los casi 3 millones de extranjeros que aterrizan en ella cada mes --35 millones la visitaron durante todo el 2018-- han tenido que andarla este gélido diciembre, a falta del servicio de metro.

Para usar un término universalmente francés: el ‘cliché’ de que las ciudades se conocen mejor caminándolas es más que eso durante estos días de reclamo sindical (el gobierno de Macron anunció esta mañana que se mantiene la reforma de pensiones, con algunas concesiones). Sí: al internarse en las fauces subterráneas de las metrópolis, uno se pierde de ver sus encantos al aire libre y con luz natural . Pero se llega rápidamente a todos lados y, por lo tanto, se puede conocer más en menos tiempo. Para algunos turistas es un problema pasar dos horas y media metidos en un taxi en medio del tráfico colapsado (por falta de trenes), en un trayecto que habitualmente tomaría 40 minutos. Para otros, en cambio, que diez líneas de metro --de un total de 12, a lo largo de 300 estaciones-- estén fuera de circulación puede significar una inesperada oportunidad para cambiarse a zapatos mas cómodos y poner en modo caminata el Google Maps. Entre ellos, un grupo de periodistas latinoamericanas a las que no parecen perturbarles las calles cercadas por contingentes policiales ni las barricadas y paredes empapeladas. (Algunas provienen de Chile, Ecuador, Colombia, Venezuela y Bolivia, que aún están apagando sus propios incendios). Ellas caminan con una emoción especial hacia donde están los manifestantes, en los alrededores de la plaza Den-Fert Rochereau. En sentido contrario se topan con miles de personas que salen de sus trabajos a refugiarse en sus casas, y con decenas de comercios que cierran y cubren con maderas sus vitrinas, por temor a que infiltrados en la protesta pacífica , unos 300 según cifras de la policía francesa, desaten el caos.

Muchos parisinos deben usar auto particular para trasladarse, a falta de metros. Eso ha causado enormes embotellamientos.
Muchos parisinos deben usar auto particular para trasladarse, a falta de metros. Eso ha causado enormes embotellamientos.

Estos días recién está prendiendo la mecha de la protesta (que es nacional). Algunos analistas temen que vaya a prolongarse hasta fines de año en que muchos franceses se trasladan a sus regiones por las fiestas navideñas. Otros advierten que la huelga del transporte podría escalar como ocurrió a partir de diciembre del año pasado con los gremios bautizados como los chalecos amarillos, en contra del alza del precio de los combustibles.

Muchos policías bloqueando calles.
Muchos policías bloqueando calles.

Para los habitantes de París, el que uno de los 10 metros más antiguos del mundo --inauguró en 1920-- haya paralizado toda la ciudad es una mala señal. Solo funcionan, en horario restringido, las líneas 1 (de este a oeste) y 4 (de norte a sur): no tienen choferes sino que son trenes automatizados.

Al caminar por las calles uno escucha comentarios de apoyo a los manifestantes, y también de hartazgo y furia al afectarse la vida cotidiana: los comercios, las escuelas, los hospitales. Algunos cerrados, otros atendiendo restringidamente. “No puede ser que la gente gane mal. No podemos dejar de solidarizarnos. Pero muchos somos doblemente víctimas ...”, le oí decir a un hombre a la prensa.

En las calles, pintas: "protestar es nuestro deber".
En las calles, pintas: "protestar es nuestro deber".

Mientras tanto, la ‘ciudad del amor’ y el pan baguette (o del amor al pan en general) suena de otra manera. Unos cánticos de esquina a esquina siguen haciendo de París una ciudad romántica, pero ahora también revolucionaria: “nous sont qui travailles, nous sont qui décides” (nosotros somos los que trabajamos, nosotros somos los que decidimos).

Las portadas de principales diarios informan sobre huelgas, que se prolongarán hasta  el 27 diciembre.
Las portadas de principales diarios informan sobre huelgas, que se prolongarán hasta el 27 diciembre.

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