Giuliana Vidarte (lima, 1981) y Christian Bendayán (iquitos, 1973) junto a la Serie “Chomos voladores”, cerámicas de Agustina Valera y Oliver Agustín (Pucallpa).
Giuliana Vidarte (lima, 1981) y Christian Bendayán (iquitos, 1973) junto a la Serie “Chomos voladores”, cerámicas de Agustina Valera y Oliver Agustín (Pucallpa).
Christian Saurré

Un curador de arte es un maniático. Un artista que desearía poder verlo todo, saberlo todo, tenerlo todo y arreglarlo todo, y desde ese principio, le nace la necesidad de curar. es un artista alimentado por la riqueza visual, durante su crecimiento en Iquitos. Una nutrición visual que estaba en su día a día. Sus primeras exposiciones arrancaron cuando él tenía 21 años. El primer encuentro de la ciudad de Iquitos con su obra se dio en un contexto donde el ‘selvismo’, el pintado de paisajes típicos amazónicos, era dejado un poco de lado para introducir elementos, paisajes y personajes urbanos.

Si ese fue el primer impacto de la ciudad con su obra, el segundo se daría acercándonos al año 1996, con muestras que llevaban títulos como Vírgenes, putas y travestis y Los pecadores. “Iquitos siempre ha sido conservador, pero tiene este desborde de erotismo, en el estilo de vida sobre todo, que se da en sus márgenes”, dice Bendayán.

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Giuliana Vidarte no puede dejar de hacer mejoras a la exposición Los ríos pueden existir sin aguas pero no sin orillas, aunque hayan pasado ya casi dos meses desde su inauguración. Cada vez que Vidarte entra a la sala 3 del Museo de Arte Contemporáneo de Lima, ella agudiza la mirada, como quien ve el horizonte. Revisa cartelas, pantallas de televisor que son parte de la muestra o simplemente revisa que todo esté intacto, como lo dejó un día antes.

En los dos meses que lleva montada la exposición, el museo recibió una gran concurrencia de turistas.
En los dos meses que lleva montada la exposición, el museo recibió una gran concurrencia de turistas.

Vidarte, que estudió Literatura, también hizo algún tiempo en Bellas Artes y se encontró con el arte amazónico un poco por el trabajo de Bendayán. Luego de conocerse ambos personalmente en 2012, los proyectos no dejaron de aparecer. “Cuando empecé a interesarme por el arte y la curaduría yo no lo sabía. No hay una escuela de formación en curaduría en Perú”, dice.

Bendayán y Vidarte pusieron manos a la obra a la exposición centrada en la Amazonía netamente peruana, en octubre del año pasado. Demoraron aproximadamente cinco meses en aterrizar una lista de obras específicas. En un principio serían 20 artistas los que compondrían la exposición. Hoy son más de 60. “El arte amazónico tiene sus propios tiempos. No coincide con los movimientos internacionales. Creo que ahora se está alineando”, dice Bendayán, que empezó a hacer curaduría sin saberlo. Arrancó su labor de curaduría presentando a un grupo de artistas de Iquitos que no se consideraban artistas. Asumían su trabajo como el acto de prestar un servicio. Luego surgirían amistades, un vínculo con artistas de las calles, posteriormente con artistas de comunidades indígenas. Ese vínculo marca totalmente su obra.

Bendayán y Vidarte han trabajado duro para hacer que los muros de la sala 3 de MAC conversen.
Bendayán y Vidarte han trabajado duro para hacer que los muros de la sala 3 de MAC conversen.

Los ríos pueden existir sin aguas pero no sin orillas es la forma en que Bendayán y Vidarte muestran la Amazonía con una historia auténtica que deja atrás los nombres que —desde otras partes— se le ha puesto a la región. “Tierra sin geografía y sin historia estables”, “tierra insegura en que la etapa del Génesis no ha terminado aún”, “tierra sin memoria”, “infierno verde”. Nada de eso cabe en esta muestra de más de 60 artistas, entre creadores de pueblos Bora, Huitoto, Shipibo-Konibo, Wampis, Asháninka, Iskonawa y Tikuna.

Christian Bendayán y Giuliana Vidarte han trabajado duro para hacer que los muros de la sala 3 de MAC conversen. Que el sentido sea el protagonista oculto detrás de la temática. Las llamadas a las 6 de la mañana para recordarle uno al otro que hay una obra que no pueden olvidar, o la búsqueda implacable del orden perfecto, con cambios casi hasta el último momento del montaje, son muestra de su obseso profesionalismo. Todo esto con el fin de contar la Amazonía, de la mano de artistas, de una forma real, sin estereotipos. La historia se cuenta sola, pero ahora desde la Amazonía. //

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“Los ríos pueden existir sin agua pero no sin orillas” se podrá ver hasta el 30 de abril de 2023, en la sala 3 del Museo de Arte Contemporáneo MAC – Lima.

Dentro del cronograma de actividades de la exposición se encuentra “La Balsa”, Proyecto de residencias para artistas, que será también un espacio flotante (móvil) de creación y exposición artística. 

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