Portadas de El Comercio y Somos publicadas el 2 de setiembre.
Portadas de El Comercio y Somos publicadas el 2 de setiembre.

El reportaje que publicamos la semana pasada sobre la próximamente liberada (MGL) ha traído diversas acusaciones a esta revista y al Diario que la publica, incluyendo la inusitada de apología del terrorismo, repetida, entre otros, por algunos congresistas.

Normalmente evitamos contestar las imputaciones que se hacen a nuestros textos y dejamos que ellos hablen por sí mismos, pero la gravedad del tema nos obliga a hacer una excepción. No queremos que nuestro silencio posibilite que personas de buena fe que no han leído el texto, pero sí se han topado con las versiones distorsionadas que nuestros críticos están circulando, acaben creyendo estas últimas. A estas personas las invitamos a leer el texto del artículo (publicado en la del Diario) y formarse su propia opinión de él.

En cualquier caso, acá iremos al grano. Se dice que hemos intentado “edulcorar” y hasta “glamourizar” la imagen de MGL al hablar de su historia personal, incluyendo, por ejemplo, fotos de ella cuando era niña o como bailarina de ballet.

El hecho, sin embargo, es que ella fue niña y bailarina de ballet. También quiso ser monja. Todo eso es parte de su historia. Y una parte que vale la pena contar si se quiere abordar, como lo intentaba el artículo, el proceso de radicalización que la acabó convirtiendo en senderista.

Contar esas partes de su historia no quita a MGL su condición de terrorista ni aligera el enorme peso de los crímenes de los que fue cómplice (y de una manera clave, pues fue esencial para mantener en libertad a Guzmán durante los dos últimos años de orgía de sangre).

¿Se ve MGL dulce en la foto de niña que ocupaba nuestra carátula (con la foto en la que grita consignas terroristas asomando detrás)? Sí. MGL no nació con colmillos. Lo que no significa que no los desarrollase después. De la misma forma en que su condición de bailarina de ballet no quita que acabase bailando sobre un charco de sangre. Justamente, mostrar cómo eso es así, cómo los terroristas también están hechos de material humano y recorren un camino que es importante conocer, era el punto del artículo.

Porque, ciertamente, el artículo cubría también –y esto no lo mencionan los que quieren cultivar una posverdad en torno de él– la parte de la historia de MGL en la que ya estaban los colmillos. Así, el texto describe su rol como “la ama de llaves del sanguinario senderista”, como “el elemento clave de la seguridad de Abimael Guzmán” y como una “compañera del partido” en palabras de Guzmán citadas en la nota. También cita al procurador para casos de terrorismo, Milko Ruiz, declarando: “hasta ahora no le he visto ni pizca de arrepentimiento” y “la mente la sigue teniendo torcida”. Y a Guillermo Bonilla, ex integrante del grupo que la capturó (el GEIN), diciendo: “Ella va a seguir activada, trabajando con ellos [miembros de Sendero]". Y a Julio Magán, que la trató en su rol como ex presidente del INPE, afirmando: “ella va a salir y seguirá siendo senderista”. Por citar solo algunos ejemplos.

Por cierto, la nota sumaba 19 páginas, como tanto se ha repetido, porque además de contener mucha información hasta ahora inédita sobre MGL, incluía –cosa que tampoco se dice– entrevistas separadas a cuatro personas, entre ellas el antes mencionado procurador Ruiz y a José Gil, uno de los miembros del GEIN recientemente declarados “Héroes de la Democracia” por el Congreso.

Quienes quieren presentarse como los más encarnizados enemigos del terrorismo no permitiendo que se cuenten las historias de radicalización por las que pasan los subversivos parecen estar contentos con que se asuma que las personas amanecen de la noche a la mañana, a lo Gregorio Samsa, convertidas en terroristas. Con eso le hacen un flaco favor a la lucha contra la subversión: no se puede combatir ni prevenir lo que no se conoce. Cuanto menos se sepa cómo se crearon las MGL del pasado, menos se sabrá detectar y detener a tiempo a las que pueda traernos el futuro.

Dicho lo cual, tampoco hay por qué detenerse más en este tipo de manipulaciones. No importa con cuánto ruido se busque callar estas historias, nosotros no participaremos de un silencio tan irresponsable.

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