Durante las últimas semanas de 1918 las noticias sobre el final de la Gran Guerra y el avance mortal de la ‘grippe’, hoy conocida como gripe española, llenaban las primeras planas de El Comercio. Desde Londres el corresponsal del ‘New York World’ reportaba que a causa de la influenza unos 6 millones de personas habían muerto en todo el mundo durante aquel año. Mientras tanto en Perú el gobierno de José Pardo y Barreda iniciaba una campaña para combatir la gripe que ya estaba diezmando a la población.
La primera medida fue designar médicos para que brinden asistencia gratuita a los enfermos de zonas vulnerables. Asimismo se dispuso que los hospitales y beneficencias proporcionen en forma gratuita medicamentos a este sector de la población. Las indicaciones para los enfermos incluían cuarentena, higiene de las personas que los asistieran y estricta vigilancia de la convalecencia. Todas estas medidas tenían el objetivo de prevenir nuevos contagios.
Además se otorgaron subvenciones a la Municipalidad de Lima para mejorar el servicio de higiene. Se fumigaron los tranvías, escuelas y teatros. Sin embargo, no se prohibió su funcionamiento. Los colegios cerraron el año escolar con normalidad y la cartelera teatral seguía su programación habitual. El teatro Colón anunciaba a la compañía nacional de zarzuelas y revistas de Rafael Palacios.
El Salón Raymondy promocionaba sus cenas de Navidad y Año Nuevo donde los tamales de pollo y una variedad de comida criolla eran los platos principales.
Además del clásico panetón o pan de Pascua, un entusiasta industrial elaboró un dulce denominado ‘postre de la paz’ a base de jugo de frutas. Según la nota el postre tuvo muy buena aceptación.
Sin embargo, esa aparente normalidad se vio resquebrajada por un grave problema de salubridad que se presentó en la recién inaugurada Morgue de Lima. El Comercio denunció que la máquina frigorífica estaba malograda desde hace un mes. Los olores a descomposición hacían irrespirable el aire en las zonas aledañas.
La gripe española y sus estragos en provincias
A diferencia de nuestros días donde nos sobra información de todo tipo, por aquellos años los telegramas eran el medio principal para que se conociera qué estaba pasando en las provincias del Perú.
Las noticias que llegaban desde Ambo, en Huánuco, eran desalentadoras. Desde el 16 de diciembre de 1918 habían fallecido unas 20 personas a causa de la gripe española. El subprefecto fue el encargado de proporcionar los medios económicos para que estas personas puedan ser enterradas.
Un telegrama del 25 de diciembre proveniente de Pisco desmentía las informaciones sobre un aumento de muertos por gripe. “Llama la atención siendo la alarma por motivos políticos”. Solo se registró un fallecido durante los días previos a la navidad.
Mientras tanto en Matucana el párroco con numeroso acompañamiento había realizado una procesión pidiendo “al cielo la cesación de la peste”. Y en Mala se realizó la clausura del año escolar; así como, la entrega de premios.