Javier era una persona que le costaba mucho prestar atención a aquellas cosas que no disfrutaba hacer: le costaba tomar apuntes en clase y sentía constantemente ganas de probar cosas nuevas. Su impulso lo llevó a probar drogas y comenzó a tener un trastorno de abuso de sustancias. Tuvo que empezar a llevar terapia de rehabilitación. Luego de unos meses de realizarla de manera intensiva, pudo terminarla, pero siguió teniendo ese deseo de querer experimentar. Javier tenía un trastorno de déficit de atención e hiperactividad y no lo sabía.
Conociendo el TDA
El Trastorno de Déficit de Atención (TDA) y el trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) son parte de los trastornos del aprendizaje y desarrollo, los cuales son más comunes de lo que parece. Así como Javier, hay miles de niños que comienzan a tenerlo, y los padres, sin consultar a un experto, creen que simplemente son “problemáticos”. Ante las dudas que existen sobre estos trastornos, Bienestar del Diario El Comercio conversó con Jair Luján, psicoterapeuta experto en suicidio, ansiedad y depresión, quien nos explica cómo saber si es que alguien tiene TDA y cuáles son sus tipos.
Luján explica que el TDA es un trastorno específico qué afecta la capacidad de atención del individuo, es decir, no logra prestar atención a lo que no le encanta y constantemente tiene ganas de hacer cosas para aumentar ese estímulo.
Tipos de TDA y sus características
Existen tres tipos de TDA:
- Falta de atención predominante: La mayoría de los síntomas corresponden a la falta de atención.
- Conducta hiperactiva/impulsiva predominante: La mayoría de los síntomas son la hiperactividad e impulsividad.
- Combinado: Esta es una mezcla de síntomas de falta de atención y síntomas de hiperactividad/impulsividad.
“El diagnóstico se realiza por criterios clínicos. La manifestación se ve diferente dependiendo de la edad del paciente, en el caso de los niños, en general, tienden a ser impulsivos, pero lo que se debe tener bastante en cuenta al momento de ejecutar el diagnóstico es si este tiene la capacidad de entender lo que se le dice”, agrega el especialista.
Uno de los indicadores más comunes, también, es cuando el paciente señala un deseo de querer prestar atención, pero no puede hacerlo. “Eso no quiere decir que la persona no pueda prestar atención a las cosas que disfruta o le encantan, va más hacia las clases, cuando los padres o la pareja le hablan. En cambio, cuando se presenta más la hiperactividad, la persona justamente no puede controlar sus impulsos, siente que le gana por más de que quisiera controlarse”, comenta.
Tratamiento
Este trastorno se evidencia desde la niñez, pero se sigue manifestando hasta la adultez. Entonces, cuando se trata, según Luján, se debe hacer un diagnóstico comparativo, ya que a veces se puede confundir con un trastorno de ansiedad, depresión o de abuso de sustancias, pero en realidad la conducta que está en el fondo puede llegar a ser la hiperactividad.
Hay dos maneras de tratarlo:
- Terapia psicológica: Esta ayuda a que el paciente pueda tener un mayor manejo de su tiempo y otras habilidades específicas.
- Fármacos: Va de la mano con la terapia psiquiátrica, la cual intenta regular al paciente a nivel neurológico y hormonal.
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