En el océano alrededor del Polo sur se extinguirá en los próximos siglos el krill antártico, un crustáceo que es importante fuente de alimentación de ballenas, pingüinos y otras especies animales, por la acidificación de los mares a raíz del aumento de la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera.
Esto fue pronosticado por biólogos encabezados por So Kawaguchi del Antarctic Climate and Ecosystems Cooperative Research Centre en Tasmania, en un artículo publicado en la revista Nature Climate Change.
Para el año 2100, en algunas regiones podría nacer la mitad de ejemplares de krill, un pequeño crustáceo de alto valor nutritivo, en comparación con la actualidad.
Si no se reduce la emisión de dióxido de carbono, la población de krill en los mares antárticos podría colapsar para el año 2300, lo que tendría consecuencias devastadoras para todo el ecosistema.
EMBRIONES EN CO2 Kawaguchi y colegas investigan desde hace alrededor de una década el krill (Euphausia superba). Para el estudio presentado ahora, recolectaron ejemplares del océano Antártico y los mantuvieron en un acuario.
Huevos de este crustáceo, producto de la fecundación natural, fueron colocados en 11 recipientes diferentes con agua de mar, en los que los biólogos realizaron pruebas con diferentes concentraciones de dióxido de carbono.
Dependiendo de diversos escenarios climáticos previstos para el futuro, el agua de mar puede acidificarse a diferentes niveles, dependiendo de la cantidad de dióxido de carbono que deba absorber de la atmósfera.
En el agua, el dióxido de carbono se convierte en ácido carbónico, que baja el pH, lo que significa que se produce una acidificación. Además, el CO2 es muy soluble en aguas frías.
Ocho días después de la puesta de los huevos, los científicos contaron cuántos ejemplares de krill nacieron.
En el agua, que era sólo apenas más ácido que en la naturaleza, se producía aproximadamente la misma cantidad de nacimientos que en el océano.
Pero en las muestras en las que el agua contenía grandes cantidades de ácido carbónico, la tasa de nacimiento bajó al 20% en comparación con el grupo control.
Además, un nivel elevado de dióxido de carbono en el mar retrasó el desarrollo de los embriones, indicaron los especialistas.
POSIBLE EXTINCIÓN La futura concentración de dióxido de carbono en el agua de mar alrededor del continente antártico podría ser heterogénea, tanto horizontal como verticalmente. Esto implica que el agua podría presentar una acidifición diferente a diferentes profundidades y en distintos lugares.
Por este motivo, los expertos realizaron mapas de riesgo, en los que se ve que el mar de Weddell, en el mar del rey Haakon VII al este de la Antártida y a lo largo de la costa oeste del continente la situación será particularmente crítica para el krill en el año 2100, ya que la tasa de reproducción se reducirá a la mitad en comparación con la actual, aún si se estabiliza la emisión de dióxido de carbono a nivel mundial.
Para el año 2300 el pronóstico es muy desalentador, ya que alrededor de toda la Antártida el krill prácticamente se habrá extinguido, según los pronósticos.