Una filmación en cámara súper lenta de una polilla volando reveló cómo los insectos usan su cuerpo para sobrevolar.

La técnica no involucra solo las alas: la polilla mueve su cuerpo girando su abdomen hacia arriba y abajo para afinar el efecto de las fuerzas que le mantienen en el aire.

Los investigadores que realizaron el experimento lo hicieron para destilar los principios biológicos del control de vuelo.

Eso, dicen, les ayudará a construir robots voladores que usen los mismos principios.

El autor principal de la investigación, Jonathan Dyhr, de la Universidad de Washington, explica que en términos de modelos de insectos las polillas proveen una base particularmente interesante para robots miniatura.

Son unos insectos más grandes, así que es un rango más realista de aletear o volar para máquinas en las que vamos a querer poner instrumentos.

Además, a pesar de ser relativamente grandes, las polillas son increíblemente buenas para sobrevolar, explica.

Una polilla puede realmente controlar sus movimientos con precisión y permanecer en un lugar, señala.

Sobrevolar en un mismo sitio

Para entender cómo logran esta hazaña, el equipo puso una polilla en una especie de simulador de vuelo miniatura.

Luego, la ataron en un lugar en el que el entorno parecía estarse moviendo hacia arriba y abajo. Con esta simulación, los científicos hicieron que el insecto percibiera que estaba cayéndose hacia adelante o atrás.

En respuesta, como reveló la filmación, el insecto giraba su abdomen hacia arriba y abajo.

Así, ajustaba el flujo de aire que llegaba a sus alas, lo que a su vez ajustaba la dirección de la elevación y empuje que las alas producían.

Esas son las fuerzas que mantienen al insecto en el aire y le permiten moverse hacia adelante.

Al cambiar el ángulo de sus alas y cuerpo, la polilla lograba crear un delicado equilibrio entre el impulso hacia adelante y la resistencia del aire, con la elevación que la mantenía en el aire.

Son estos movimientos finamente afinados que le permiten a los insectos mantenerse suspendidos en un solo lugar, sobrevolando una flor mientras se alimentan.

Dyhr declaró que era muy gratificante poder resolver esa fundamental duda.

Tuvimos la oportunidad de colaborar con ingenieros y usar métodos realmente únicos para responder una pregunta biológica muy básica, le dijo a la BBC.

Más detalles del estudio en el Journal of Experimental Biology.