LVARO ROCHA Revista Somos
Todo empez como un juego, o mejor dicho, con un juego. Pero all estbamos, caminando por una de las selvas vrgenes ms prstinas del planeta, en pleno corazn del Parque Nacional del Manu, con la mirada extraviada en la copa de los rboles, atentos a cualquier pico, retazo de color, canto o vuelo de alguna ave, cuando se nos acerc Jess Kemme, guardaparque de origen nativo, que se haba quedado en la retaguardia, y nos mostr unas grandes huellas en el suelo. Son de un otorongo que los ha estado siguiendo, nos dijo sealndolas. Fue entonces que nos dimos cuenta de que lo que empez con una divertida propuesta en Facebook (ver recuadro) se torn en una aventura de emociones inesperadas, de aquellas que te pueden erizar la piel, pero te hacen sentir ms vivo que nunca.
Sin embargo, el britnico Barry Walker (60), una eminencia de la ornitologa puede distinguir alrededor de 1.500 aves solo por el sonido- que diriga el grupo, ni pestae cuando escuch el comentario de Jess. Es normal dijo-, los otorongos son curiosos, pero no te van a atacar. La selva amaznica es mucho ms amable que la de Asia o frica, donde hay animales que te pueden comer. Aqu el nico peligro son las serpientes venenosas.
Barry lleva ms de 30 aos residiendo en el Per, adonde lleg como mochilero. Fue en la selva de Tambopata que me enganch con esta tierra, no poda concebir tanta diversidad en un pas al otro lado del mundo. Para m fue como Disneylandia, cuenta este pajarero con pinta de Pap Noel voluminosa barriga, barba blanca- que felizmente acept el encargo de PromPer de organizar el Big Day en el Manu.
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