GONZALO GALARZA CERF
Muy temprano cruzarán la ciudad para asistir a la ceremonia del Premio Nacional de Ciudadanía Ambiental 2013. El paisaje del camino retratará la expansión urbana y el esfuerzo de personas como ellas, muchas veces olvidadas: viviendas que dejan la madera por el cemento, mototaxistas que transitan por cuestas, obreros trabajando en el tren eléctrico, pollerías, combis, autos, edificios, la Av. Salaverry cuadra 16, el Círculo Militar. La ruta hasta llegar a Jesús María tomará casi dos horas; su trayectoria, en cambio, ha sumado 22 años para que llegara el reconocimiento de una autoridad. Porque el de los vecinos lo han ganado con coraje mucho antes.
Ellas (María Nieto Jáuregui, Gladis Cruz Briceño, Teodosia Cruz Briceño, Andrea Cabrera) han quedado finalistas por segunda vez con el equipo del Centro Ecológico La Lombriz Feliz (CELF) en el concurso organizado por el Ministerio del Ambiente (Minam). La primera vez postularon en la categoría econegociohttps://elcomercio.pe/tag/66186/medio-ambiente. Este año lo hicieron en participación comunitaria ambiental. Una definición que da pie para hablar de cómo estas mujeres reutilizando la basura de varias comunidades transformaron la vida de más de 300 familias en San Juan de Lurigancho.
“Con convicción digo que somos un ejemplo para la comunidad. En el Perú hay muchas historias de esfuerzo que los medios no sacan”, dice María, directora de Lombriz Feliz. El Minam, a las 10:00 a.m., podría dar visibilidad a su historia y hacerla cercana para que se repita en otros lugares. “Ojalá que ganemos el premio. Nos hace falta”, añade María, quien aparece en la foto antigua empujando la carretilla en los inicios de este proyecto social y ambiental.
EL ORIGEN “Nuestra juventud se ha pasado acá. No éramos así”, se ríe Teodosia del tiempo transcurrido. Todas son provincianas –lo expresan con orgullo– que llegaron en los años 80 a vivir a esta zona llamada Agrupación Familiar 1 de Mayo, ubicada en la calle Prolongación F.
Empezaron como todos los migrantes: casas con esteras, luego madera. La falta de servicios agravaba su situación. Los residuos eran un problema: un sector se convirtió en un basural. Entonces, en 1991 una congregación religiosa las alertó de la amenaza de la epidemia del cólera y les habló de la lombricultura, de hacer abono con lombrices, de clasificar la basura y aprovecharla para obtener beneficios.
Empezaron con un piloto de forma voluntaria. “¿Por qué se matan trabajando si no reciben dinero”, les increpaban algunos. “No nos pagaron, pero nos dieron algo más que el dinero, conocimiento, que es para el resto de tu vida, lo llevas donde vayas”, se emociona María. Hace seis años reciben un salario.
Y ante cada nueva invasión, organizan talleres para educar a la gente en el manejo y aprovechamiento de residuos. Del total de basura que reciben de varios AA.HH. (antes ellas la recogían) el 73% es orgánico y el 1% inorgánico. Solo el 26% es inservible.
Hoy el botadero es una cancha de fútbol de pasto. Aún hay algunos puntos críticos de basura, cuentan, pero el escenario es otro. Al costado, juegos infantiles. Y más arriba, en Lombriz Feliz, el equipo hace el compostaje y obtiene abono, crían cuyes y conejos, venden verduras y frutas del biohuerto, plantas, y enseñan gratuitamente a los vecinos a hacer todo esto. Sueñan con una planta de tratamiento de aguas residuales (no cuentan con agua potable en el CELF), con desarrollar su propia energía.
“Ver que pudimos hacer de este suelo un terreno fértil nos ha marcado”, cuentan. Lo que sucederá esta mañana cuando den los resultados será el fruto de su sacrificada historia.
SEPA MÁS PRODUCTOS El CELF vende abono, plantas, musgo, lombrices, tierra, macetas. Abastece en lugares como Acho y Pamplona. Contacto: 788-8920.
APOYO Una ONG irlandesa apoya sus proyectos y los talleres gratuitos que dan a las comunidades.