Nicaragua perdió el 38,4 % de sus bosques de manglares desde 1990 debido a la depredación de sus ecosistemas, según el Foro Nacional de Reciclaje (Fonare).
En 1990 teníamos 105.000 hectáreas de manglares, de esa fecha hasta hoy tenemos 65.000 manglares, en los últimos 23 años hemos destruido casi el 40% de los manglares, dijo a periodistas el presidente del Fonare, Kamilo Lara.
Según los cálculos presentados por Lara, quien es experto en restauración de sistemas ecológicos, Nicaragua ha perdido un promedio anual de 1.739 hectáreas de manglares en 23 años.
Lara no precisó si los datos sobre los manglares forma parte de un estudio del Fonare o de otra organización.
El presidente del Fonare lamentó la pérdida de manglares porque son la cuna de los océanos, ahí nacen y crecen el 90% de las especies del mar, camarones, crustáceos, peces.
VALOR INCALCULABLE El valor de los manglares es incalculable, según el experto, no solo por su aporte a la fauna marina, sino también porque su presencia protege de desastres en tiempos de tormenta, inundaciones y hasta tsunamis.
El manglar es un ecosistema muy especial y muy frágil, mencionó.
Los manglares son árboles resistentes que crecen en la zona tropical, especialmente en las desembocaduras de ríos, deltas, lagos y lagunas.
Un estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) realizado en 2006 indicó que para esa época los manglares abarcaban cerca del 30% de las líneas costeras del Pacífico y del Atlántico en Nicaragua, cuya longitud es de más de 800 kilómetros lineales sumados ambos litorales.
De acuerdo con el informe de la FAO, en Nicaragua la gente corta los manglares principalmente para hacer leña, en especial en la zona del Pacífico, y también para la elaboración de cueros artesanales.
Sus ramas, largas, lisas y delgadas, sirven para la extracción de cangrejos, camarones y moluscos, según la FAO.