AGENCIA MATERIA

La evolución ha desarrollado sofisticadísimos sistemas de alimentación en animales que, como pájaros y murciélagos , viven del néctar de las flores. Por razones obvias, necesitan una herramienta que les ayude a atrapar su alimento mientras vuelan frente a la flor, sin más ayuda que la de su habilidad para manejar su lengua. Pero es que su lengua cuenta con ventaja, ya que se ha transformado en un artilugio lleno de sorpresas.

Hace dos años, científicos de la Universidad de Berkeley descubrieron que la lengua del colibrí no le alimenta como si fuera un tubo aspirador, sino mediante un remolino bífido. Lo descubrieron gracias a la tecnología de las cámaras de alta velocidad, que es el mismo método que han usado ahora otros investigadores para conocer en detalle el mecanismo de la lengua del murciélago polinizador (Glossophaga soricina), llamado lengüilargo en algunos sitios por motivos obvios.

Como el colibrí, vive del néctar y con la evolución también ha desarrollado una lengua mucho más sofisticada que la del resto de los mamíferos. Porque cuenta con un sistema que le ayuda a recoger polen y agua con suma facilidad: una especie de púas desplegables que forman en torno a su lengua una sierra que arrastra sin problemas cualquier fluido hasta su boca.

Como puede observarse en el video que acompaña esta nota, los murciélagos despliegan esas púas y el líquido queda capturado entre sus picos carnosos, deslizándose con la lengua al replegarla el animal. Los investigadores de las universidades de Brown y Duke, que publican sus resultados en la revista PNAS, explican que esas púas se alzan con un sistema similar al que explica las erecciones humanas: hinchándose con el flujo de sangre. De este modo, ayudan a que el animal rebañe todo el néctar, vital para su alto consumo energético. Esta lengua, que puede aumentar rápidamente en longitud y cambiar la forma de su superficie, podría servir como modelo para desarrollar robots quirúrgicos en miniatura, según los investigadores.