Las imágenes que inundan nuestras redes sociales parecen sacadas de una película de terror. En tiempos en los que el mundo está a un clic de distancia, los videos de miles de personas arriesgando su vida para huir de Afganistán tras la toma del poder de los talibanes nos chocan de repente. Nunca había sentido tan cerca el dolor de un pueblo que está a más de 15 mil kilómetros de nosotros. La desesperación, el caos y el temor es lo que reina en estos días en el país medioriental que hace años también conmovió al mundo. Aunque desde otro ángulo, con otro tipo de imágenes: un niño, un balón, una bolsa convertida en camiseta y Lionel Messi.
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En 2016, la historia de Murtaza Ahmadi dio la vuelta al mundo. Tenía cinco años en esos días cuando su hermano subió a Facebook una fotografía suya con una camiseta de plástico pintada con los colores de la selección argentina, el número 10 y el nombre de Messi. La foto impactó. Por lo que genera el actual fichaje estrella del PSG y por la creatividad de un niño en medio de un ambiente sacudido por las guerras constantes y la pobreza.
Ahmadi fue viral. En cuestión de segundos su imagen estuvo recorrió cada rincón del planeta. “Este chiquito ama a Messi y al fútbol. No es posible para nosotros comprarle una camiseta, ya que solo soy un granjero, por eso sus hermanos decidieron hacerle una de plástico”, explicó su padre Arif en ese entonces. Y el efecto de la generación 2.0 empezó a hacer su parte. Del lado bueno y malo.
“Todos me decían: ‘tú eres el niño que viste de plástico’. Todos me hacían bullying, pero yo estaba feliz”, contó el pequeño Murtaza, quien luego sería recompensado. La Unicef conoció la situación y, aprovechando que Leo es Embajador de Buena Voluntad, generó un nexo para que el niño pudiera cumplir su sueño de tener una camiseta original del rosarino.
“Amo a Messi y mi camiseta dice que él me ama”, dijo Murtaza luego de recibir el regalo de su ídolo: la remera celeste y blanca de Argentina firmada por el ‘10’. Aunque luego hubo una pequeña queja. “Él creía que hoy conocería a Messi, pero desde que se dio cuenta de que solo le habían enviado camisetas y una pelota, está triste y pidiendo conocerlo personalmente”, señaló su padre.
El nuevo sueño se cumplió unos meses después, el 13 de diciembre de 2016. Por obra del destino, Barcelona había ganado la Liga de España en la temporada 2015-16 por lo que debía jugar un amistoso ante el Al Ahli en Doha, Qatar. En principio el encuentro estaba pactado para mayo, pero se suspendió porque nueve futbolistas, entre ellos Lionel, no iban a estar porque debían unirse a sus selecciones para disputar la Copa América Centenario. Se postergó hasta fines de año, cuando el mundo ya conocía la historia de Murtaza.
Vestido de naranja, el pequeño afgano, conoció a su ídolo en la previa del encuentro. Y en ningún momento se quería separar. No sólo lo acompañó en el ingreso al campo de juego, sino que posó en las fotos y hasta participó del tradicional lanzamiento de moneda del árbitro antes del comienzo del partido.
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Un sueño convertido en pesadilla
Los días felices, de ensueño, dieron paso a la pesadilla. Aprovechando lo que se había generado alrededor de su hijo y Lionel Messi, Arif pidió asilo político en distintos países para su familia. Sin embargo, no ocurrió y debieron volver a casa. A su regreso, la situación de los Ahmadi fue de mal en peor. Se llegó a creer que luego del encuentro con el astro argentino en tierras qataríes habían vuelto con un maletín lleno de dinero.
El rumor infundado hizo que surgieran amenazas de secuestro para Murtaza, lo que obligó a la familia dejar su hogar y mudarse a la siempre caótica Kabul, ciudad que fue tomada por los talibanes hace días. En la capital afgana, los Ahmadi no solo seguían siendo blanco de secuestradores, también vivían la interminable ola de atentados que trasformaron a la población en un polvorín.
“Hay muchas explosiones por todas partes. No tengo lugar para jugar, no tengo amigos”, lamentó el pequeño en un documental producido por Bleacher Report. El niño afgano que conmovió al mundo fue preguntado si hubiera deseado no ponerse esa camiseta de Argentina a lo que respondió fuerte y claro: “Me la pondría porque adoro a Messi”.
Luego de la toma del poder de los talibanes, poco se sabe de Murtaza. Las últimas informaciones, que vienen desde hace meses atrás, aseguran que el pequeño y su familia volvieron a su aldea, aunque en estos días su presente es incierto, como el de millones de afganos que intentan huir del país.
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